miércoles, 28 de diciembre de 2011

LA VENTANA DEL MAYOR (85)

Aula de mayores interactiva.
Tema 8: La educaciòn de las personas mayores en la práctica

Un aspecto importante en la educación de las personas mayores, es la forma de llevarla a la práctica, debido a las características propias de la etapa de vida en que se desenvuelven los sujetos de la misma. Por esta razón se necesita una serie de cambios en la organización del sistema educativo normal, oficial o reglado, dando entrada, además, a la educación informal o no reglada.

Un factor fundamental es ofrecer a las personas mayores una motivación que les estimule el deseo de aprender, para seguir así manteniendo la actividad, mejorando su nivel de autoestima, su calidad de vida, y grado de satisfacción.

La educación de las personas mayores no trata de incorporar una asignatura sobre el tema del envejecimiento, ni de impartir clases sistemáticas sobre el mismo. Tampoco, de concienciar a los alumnos para que desde pequeños se preparen para ser persona mayor, sino mas bien de aspirar a cambiar la imagen de la vida, considerar sus etapas o ciclos de vida, cada uno de los cuales debe vivirse. Y dentro de ese contexto, comprender el envejecimiento como una etapa normal del proceso de vida.

La educación permanente no tiene plazos, ni programas rígidos, ni exigencias generales e iguales para todos. Se realiza en libertad y en beneficio de cada sujeto en particular.

En la práctica, el resultado normal del proceso educativo de las personas mayores debe responder a cuatro situaciones:

Carácter sustitutivo: Poner a disposición de las personas mayores la educación primaria/básica, que no pudieron realizarla en su momento.

Carácter complementario: Ofrecer la oportunidad de conseguir una educación de nivel secundario a la persona mayor.

Carácter prolongatívo: educación para que la persona mayor pueda hacer frente a las exigencias del nuevo ambiente.

Carácter perfectivo: para las personas mayores que ya posean una educación de alto nivel.

Y ahora lea las preguntas del cuestionario interactivo correspondiente a este octavo tema, para que Vd. reflexione según sus especiales circunstancias.


¿Conoce Vd. la estructura de la educación permanente de las personas mayores?

¿Debe tener la misma organización este tipo de educación, por niveles, cursos, asignaturas...como la enseñanza destinada a los jóvenes?

¿Encuentra alguna motivación para seguir aprendiendo?

¿Mejorar el nivel de autoestima?

¿Una mejor calidad de vida?.

¿Satisfacción?.

¿Comprender el envejecimiento como una etapa normal dentro del proceso de la vida?

En su caso particular, ¿qué buscaría si se decidiese por la educación permanente?.

¿Completar su formación primaria, mejorando así su formación elemental?.

¿ O educación para hacer frente a las exigencias del nuevo ambiente?

¿O perfeccionarse en busca de superación, si ya posee un determinado nivel de instrucción?

sábado, 3 de diciembre de 2011

LA VENTANA DEL MAYOR (84)

Aula de mayores interactiva.
Tema 7: La formación humanística de las personas mayores

Vamos a desarrollar una serie de cuestiones que hacen referencia a la formación humanística de las personas mayores, a través de la educación, orientadas hacia los siguientes campos de actuación:

Educar para la participación

Un número importante de personas mayores sufren situaciones de exclusión social, lo que se puede evitar o mitigar mediante una buena educación que ayude a formar una cultura más abierta a la realidad de las personas mayores, siendo ellas mismas, agentes de su propia inserción en la sociedad.

Educar para la solidaridad

La cultura que vivimos no esta especialmente diseñada para la solidaridad, imponiéndose en muchos ambientes el individualismo, el afán de éxito y poder. De hay la necesidad, en la sociedad, de formación de una cultura solidaria, con las personas mayores.

Educar para la sabiduría y libertad

La sabiduría la da el análisis, el conocimiento y la reflexión sobre lo que ocurre a nuestro alrededor.

La libertad es una prerrogativa de las personas mayores, ya que a esas alturas de la vida han desaparecido muchas presiones y compromisos. Vivir el derecho a la libertad en el ultimo tramo de la vida, nos hace mas despreocupados de presiones ajenas, felices y libres. Se trata de esa libertad que consiste en andar por la vida ligeros de equipaje.

Educar para el cambio de mentalidad

Educar es ayudar a cambiar la mentalidad a mejor; es signo de madurez personal el ser capaz de adaptarse a situaciones nuevas. Las mentes rígidas, cosa que es posible a cualquier edad, son síntomas de anquilosamiento, de falta de flexibilidad y de cierta actitud defensiva ante las ambigüedades a las que debe enfrentarse el individuo en su vida.

Educar para la alegría

Esta educación se logra mejor cuando desde la infancia crecemos en una cultura que nos enseña a valorar lo importante y a relativizar lo que es menos importante; nos enseña a crecer en autoestima y en saludables niveles de empatía.

Educar para la sexualidad

Hoy sabemos que la sexualidad normal es activa a cualquier edad. Todos debemos educarnos en esa mentalidad. Es cierto que la actividad sexual no será realizada de la misma manera que lo era en años más jóvenes, pero eso ocurre con otras actividades humanas: cada edad tiene su propia manera de ser y obrar.

Es bueno educar para el envejecimiento glorioso, sin vergüenza del propio cuerpo. No es solo la belleza y la juventud lo que tiene que ver con el sexo y la sexualidad.

Educar para el envejecimiento

Si no nos morimos antes, todos estamos llamados a llegar a ser personas mayores. ¿Nos preparamos para ello?. Educar para la etapa de persona mayor significa que tenemos que ser capaces de aceptar la propia realidad del envejecimiento, aceptar la verdad del propio ser.

Educar para el envejecimiento incluye también educar para la soledad, pues no pocas veces esa es la realidad de las personas mayores. Si hemos sido educados en la aceptación inteligente de la realidad, veremos también que a la soledad se le puede sacar partido para crecer.

Por tanto un objetivo educativo de verdadera importancia es ir generando en cada persona una actitud consciente, responsable y comprometida de aprendizaje permanente frente al envejecimiento y los cambios personales que trae aparejado

Y ahora lea las preguntas del cuestionario interactivo correspondiente a este séptimo tema, para que Vd. reflexione según sus especiales circunstancias

¿Conocemos y tenemos en cuenta el marco cultural en el que se desenvuelven las personas mayores, en la actualidad?.

¿Considera necesaria una formación humanística que le haga saber estar, con criterio propio, en la sociedad que le ha tocado vivir como persona mayor?

En este sentido, ¿es conveniente una educación para la participación de las personas mayores como agentes de su propia inserción en la sociedad?.

Ante el individualismo y los prejuicios de la sociedad frente a las personas mayores, ¿considera conveniente una educación para la solidaridad?.

¿Y la educación para la sabiduría y libertad?.

¿Y la formación para adaptarse a situaciones nuevas que ayuden a cambiar la mentalidad y crecer en autoestima?

¿Es solo la belleza y la juventud la que tiene que ver con el sexo y la sexualidad?.

¿Educación para la sexualidad de las personas mayores?.

¿Y la educación para el envejecimiento, que ayude a la persona mayor a aceptar inteligentemente la realidad?

jueves, 17 de noviembre de 2011

LA VENTANA DEL MAYOR (83)

Aula de mayores interactiva.
Tema 6: La actitud de las personas mayores ante el hecho de la educación permanente


Las personas mayores deben tener conciencia de su realidad, de “su” mundo en el mundo; reflexionar; buscar la verdad; discernir; resignificar su experiencia de vida; contemplar, crear orden y belleza; desarrollar actividades intelectuales, académicas, políticas, creativas, artísticas, y artesanales.

Las personas mayores deben continuar siendo activas en campos que pueden considerarse extensiones de sus ocupaciones o aficiones anteriores. Por ello es muy importante que los entornos educativos y el desarrollo de la acción educativa de las personas mayores se basen en la experiencia y en los conocimientos que ya poseen.

La educación que presupone que las personas son incompetentes produce y mantiene a la gente incompetente. La educación que asume que las personas ya tienen su propia experiencia y conocimientos acumulados, tiene como resultado personas más capaces de lo que ellas mismas piensan que son. Esto es lo que da a las personas mayores, la capacidad de continuar desarrollando su potencial humano.

No obstante el concepto de persona mayor y de formación no esta suficientemente contemplado en los programas educacionales. Por ello, dejar sin proclamar, defender y llevar a la práctica, el derecho a la educación permanente conduce a que este derecho, quede sin ejercicio en la inmensa mayoría de las personas mayores. De hecho la educación permanente afecta a pocos beneficiarios y sólo la minoría que demuestra deseos de actualizarse, suele ser la mejor preparada.

La educación de las personas mayores tienen su base en una serie de principios básicos: el desarrollo de acciones preventivas con vistas a la preparación para la jubilación; la mejora de la situación de las personas ya jubiladas desde la acción cultural y social; que las personas mayores sean transmisores de conocimientos, cultura y valores espirituales; y por ultimo educar a la sociedad con vistas a considerar el envejecimiento como un valor positivo, activo, orientado hacia el desarrollo.

Todo ello condiciona que los objetivos que ha de persiguir la educación de las personas mayores sean numerosos:

Contribuir al proceso de adaptación continua de la persona mayor a los cambios acelerados que caracterizan nuestra época.

Favorecer una mejor preparación para el desarrollo personal, participación social y el disfrute del ocio.

Dar oportunidad a las personas mayores de compartir conocimientos en grupos de trabajo, ampliando su formación e intercambiando experiencias

Sin embargo es relevante destacar que la participación de las personas mayores en procesos educativos esta íntimamente relacionado con la actitud que tengan ante el hecho del envejecimiento. Y así: Si la actitud de la persona mayor ante el proceso del envejecimiento es negativa, la educación para estas personas no juega ningún papel, porque considera que al tener la educación una proyección para el futuro, con base económica y productiva, ¿para que necesita educación una persona mayor de la cual nada puede esperarse?.

Pero si la actitud de la persona mayor ante el proceso del envejecimiento es participativa, la educación se entiende como una actividad a llevar a cabo en tiempo de ocio para mantenerse ocupada y entretenida. Contempla la educación desde una perspectiva consumista, como actividad simplemente de ocio

Por último, si la actitud de la persona mayor ante el proceso del envejecimiento es de autorealización, la educación juega un papel de elemento de preparación para nuevos papeles, haciendo posible que las personas mayores vivan en contacto con la corriente general de la sociedad, llevando una vida normal. La inteligencia todavía es moldeable.

Y ahora lea las preguntas del cuestionario interactivo correspondiente a este sexto tema, para que Vd. reflexione según sus especiales circunstancias

¿Es Vd. de los que piensan, como persona mayor, que ya tiene su propia experiencia y conocimientos acumulados y no necesita por tanto, seguir educando su potencial humano?

¿Considera que la formación de las personas mayores esta suficientemente contemplada en los programas educativos?

¿Sabe que la educación permanente es un derecho que queda sin desarrollar en la inmensa mayoría de las personas mayores; y que solo una minoría de ellas, las mas preparadas, son las que muestran interés en actualizarse?.

Como persona mayor, ante el hecho del envejecimiento, ¿cuál es su postura?: ¿de rechazo?, ¿participativa?, ¿de autorealización?- De su postura dependerá sus deseos de educación permanente.

martes, 8 de noviembre de 2011

LA VENTANA DEL MAYOR (82)

Aula de mayores interactiva.
Tema 5: Planteamiento de la educación de las personas mayores


Desde el plano educativo, la persona humana es un ser inacabado en todos sus aspectos o dimensiones, que exige un aprendizaje permanente, para adaptarse a situaciones nuevas a lo largo de la vida.

Hablar de educación “para y con” las personas mayores parece tener visos de irrealidad, ya que la expresión educación nos induce a pensar en una actividad más propia de las primeras etapas de la vida, atendida en instituciones especifica del sistema educativo,

Sin embargo, estamos pasando de la acción de formación genuina para una etapa de la vida, a la necesidad de educación como proceso vital a lo largo de la vida.

Socialmente las personas mayores, en general, no son las que mas saben, percibiéndose como las que mas ignoran, quedando marginadas, amarradas al pasado, impermeable a los cambios vertiginoso del siglo XXI, caracterizado por: la aceleración de los avances tecnológicos; el despliegue de la cultura postmoderna, con su lógica de consumo; la urgencia de vivir rápido como si no hubiese futuro; y la exaltación de los sentidos como única posibilidad de placer.

Y ante esta realidad, las actuales personas mayores nacieron y fueron educadas con otros valores y normas, ni mejores ni peores, diferentes. Incluían proyectos y realizaciones para un futuro que creíamos previsible.

Pero los modelos tradicionales para envejecer ya no se llevan y si se los toma, dejan totalmente marginados a las personas mayores.

De todo lo dicho surge la necesidad de poner de relieve una serie de circunstancias que demanda educación permanente de las personas mayores

Cada vez es mayor la presencia de la “sociedad del ocio”, en la que la población mayor de 65 años es ya del 20% del total, por lo que debemos buscar fórmulas de vida más atractivas y adaptadas a esta particular situación.

Consecuentemente es más numeroso el grupo de personas de edad, que reclama espacios de creación, recreación, inserción, y protagonismo social. Se resisten a permanecer como pasivos, simples observadores de la vida en su tiempo y quieren vivirlo.

Pero cuando se trata de vincular educación y persona mayor, se piensa que ésta es difícilmente educable y poco susceptible de adquirir nuevos conocimientos por el declive de su capacidad intelectual. Pero esa creencia no tiene una base neurológica sino social, siendo posible aprender a cualquier edad, si bien es cierto que las personas con el paso del tiempo van perdiendo cualidades, reflejos, agilidad, memoria o agudeza sensorial. No obstante no hay una edad determinada para aprender, todo depende de la persona y de la voluntad de querer hacerlo.

En la juventud y en la edad adulta la educación gira en torno a la profesión, a la competitividad, al trabajo y a la rentabilidad económica. Pero en las personas mayores, la realidad más importante es el tiempo desocupado y el objetivo de la educación en esta etapa de la vida es, ayudar a llenar de actividades gratificantes dicho tiempo de ocio, con un mayor desarrollo personal y participación social

Lea las preguntas del cuestionario interactivo correspondiente a este tema quinto, para que Vd. reflexione según sus especiales circunstancias.

¿Considera Vd. que la educación es una actividad más propia de la infancia, adolescencia y juventud, que de las personas mayores?

¿Ha pensado alguna vez si las personas mayores son las que mas saben o las que mas ignoran?.

En pleno siglo XXI, ¿le sirve a la persona mayor el modelo tradicional del envejecimiento o debe buscar formas de vida mas atractivas, adaptándose a los cambios?.

¿Mantiene Vd. la postura de que la persona mayor es difícilmente educable y poco susceptible de adquirir nuevos conocimientos?

¿Cree que con los años la persona mayor pierde capacidad intelectual o todo depende de la voluntad de la persona en aprender?

¿Por qué educar a la persona mayor si ya no busca formación profesional ni rentabilidad económica?

miércoles, 2 de noviembre de 2011

LA VENTANA DEL MAYOR (81)

Aula de mayores interactiva.
Tema 4: Personas mayores y activismo

Hoy vamos a resaltar las capacidades potenciales de las personas mayores, poniendo de relieve su perfil positivo, caracterizado por el activismo, que entiende el envejecimiento como un periodo mas de la vida, en el que se puede vivir con la misma intensidad que en cualquier otra edad

Llegar a persona mayor lleva consigo experiencias de vida previa, conocimientos, capacidad de aprendizaje y expectativas de futuro. No se trata de llenar un tiempo muerto y vacío sino continuar construyendo un proyecto de vida y no de muerte.

Se ha de provocar en las personas mayores significados para vivir, convirtiendo el envejecimiento en una etapa creativa y esperanzada, en donde encontrar valores que den explicación a su existencia y crecimiento, haciendo aquello que no se pudo hacer antes. Para ello, las personas mayores en el marco del activismo, deben: Permanecer comprometidas en el contexto donde se encuentran. Ocupar su tiempo desocupado en nuevas actividades, evitando caer en la inadaptación y en la marginación. Tener presente ideales en su existencia para llevarlos a la práctica en las nuevas condiciones impuestas por la edad avanzada. Mantener en lo posible las relaciones sociales anteriores y en su defecto, sustituirlas. Prestar atención a la formación continua y perfeccionamiento humano y espiritual. Flexibilizar criterios, con apertura a los nuevos tiempos, huyendo del conservadurismo, apatía e inercia.

Seguro que mas de uno estará pensando, que el envejecimiento activo puede resultar demasiado ideal, creándose expectativas irreales al enfrentarse a las limitaciones biológicas y a las estructuras económicas, políticas y sociales, que a veces se inhiben y evitan que la gente se mantenga activa.

Pero para vencer esta postura la persona mayor debe dejar de presumir de joven y comportarse como persona digna, disfrutando de lo que le es propio: tiempo libre de urgencias, serenidad de espíritu, lejos de impulsos juveniles, reflexión como producto de la experiencia y paz interior como premio al abandono de rivalidades. Es valida la relación entre actividad y bienestar en las personas mayores, existiendo una conexión vital entre actividad y salud.

Destacamos que el activismo, hace que las personas mayores sean protagonistas de su propio desarrollo; que traten de encontrar un nuevo rol o papel propio que ejercer; y que inventen una nueva cultura que solo los mayores, pueden crear y disfrutar, para hacer olvidar el perfil negativo del envejecimiento.

Y ahora lea las preguntas del cuestionario interactivo, correspondiente a este cuarto tema, para que Vd. reflexione según sus especiales circunstancias.

¿Esta Vd. identificado con el modelo de envejecimiento satisfactorio o identifica a la persona mayor como inactiva?

¿Encuentra Vd. en su situación personal, significados para vivir el envejecimiento como una etapa mas de la vida, creativa y esperanzada?

¿Considera el activismo de las personas mayores como algo ideal, que puede crear expectativas irreales, o deseos difíciles de alcanzar?

¿Se siente Vd. protagonista de su propio desarrollo o piensa que se encuentra estancado y conformista?

miércoles, 26 de octubre de 2011

LA VENTANA DEL MAYOR (80)

Aula de mayores interactiva.
Tema 3: Actitudes y estilos de vida de las personas mayores ante las nuevas realidades del siglo XXI


Hoy vamos a describir en el Aula de Mayores Interactiva, las diversas actitudes frente al hecho de la jubilación, así como la variedad de estilos de vida de las personas mayores, ante las nuevas realidades del siglo XXI

En el mundo contemporáneo, es necesario dignificar socialmente el descanso de los jubilados. .En esta línea, ha de considerarse el tiempo desocupado como una actividad socialmente relevante, tan valida como el trabajo productivo, alejándonos de la antigua concepción del ocio, como no hacer nada, o lo que es lo mismo, pasividad total

La psicología afirma que las personas se adaptan mejor a los cambios vitales si estos son progresivos y con el apoyo de información y educación. Pero esta racionalidad no se aplica cuando la persona pasa de la población activa a la pasiva, ya que no se le proporciona otra información que no sea la cuantía de las prestaciones económicas a recibir, es decir, la pension. Es por ello, por lo que muchas de las personas cuando cumplen la edad de jubilación, carecen de cualquier tipo de preparación para la nueva etapa.

En este sentido tenemos que decir que no todas las personas mayores viven de la misma manera la jubilación, ya que ello depende de las actitudes de las personas mayores ante el hecho del envejecimiento, que puede ser de rechazo o negativa; necesitada de servicios sociales; participativa; o de autorealización. También influye en la jubilación el grado en que las personas mayores disponen de bienes materiales – capital biológico y económico -; de bienes sociales – relaciones sociales y tipo de experiencia profesional - y de bienes culturales – nivel de instrucción

De acuerdo con ello podemos describir cinco estilos de vida diferentes de las personas mayores jubiladas:

1.- Para unos la jubilación supone una etapa creativa y socialmente reconocida.

2.- Para otros, la jubilación la consideran como una etapa de prácticas consumistas o de ocio.

3.- Hay personas mayores que viven la jubilación como una etapa de interés en conservar su situación en la familia, con las dificultades que supone adaptarse a las nuevas realidades del núcleo familiar.

4.- Otros ven en la jubilación una etapa de participación, aceptando el lugar en que la sociedad les coloca.

5.- Por ultimo puede darse en el mayor jubilado, la actitud de considerar la jubilación como etapa decadente, siendo su preocupación máxima el mantenimiento biológico y la supervivencia.

Y ahora lea las preguntas del cuestionario interactivo correspondiente a este tercer tema, para que Vd. reflexione según sus especiales circunstancias

¿Cual es su actitud y estilo de vida en la etapa de jubilado?

¿En cual de los modelos descritos le gustaría integrarse?

¿Cuales son las dificultades que encuentra para ello?

jueves, 20 de octubre de 2011

LA VENTANA DEL MAYOR (79)

Aula de mayores interactiva.
Tema 2: La cultura de la jubilación


Hoy, en este AULA DE MAYORES INTERACTIVA vamos a ocuparnos de la jubilación, ya que con ella, aparecen en las personas mayores, los rasgos culturales del envejecimiento.

Con el acto de la jubilación se interrumpe el trabajo, tarea que ha ocupado aproximadamente las 2/3 partes de la vida adulta de las personas, es decir 40 años. Y sin embargo, la jubilación es un acto despersonalizado. Se pasa de la situación de trabajador activo a la situación de jubilado, apenas sin ceremonial, y sin prestar ninguna atención a la nueva situación del jubilado.

Por eso, la jubilación no tiene contenido en si misma. Se produce con tal rapidez que lo que debiera ser un autentico proceso de volver de nuevo a incorporarse a la sociedad, se convierte en un simple suceso, el paso de trabajador a jubilado, momento fatídico de desvinculación,

Todo ello conduce a que la jubilación, sea causa del deterioro social y moral de las personas mayores, ya que la suspensión de sus propias actividades especificas, lleva consigo la perdida de su quehacer productivo y el cese de responsabilidad ante los demás. Todo ello acarrea una perdida de la propia identidad personal.

Cuantas veces al encontrarnos con una persona recién jubilada le decimos, en plan cariñoso y comprensivo: tu lo que tienes que hacer es darte a la buena vida. Y preguntamos: ¿Eso es todo o hay algo más después de la jubilación?

Esta forma de pensar y actuar conduce a que las personas mayores, naveguen sin rumbo, con vida sin sentido, sin ilusión, víctimas de tedio, del aburrimiento, ansiedad por el cambio de papel social y cambio de actividad, holgazanería obligada, se pierde la razón de la misma existencia. Es el síndrome del estorbo y de la soledad.

Cuando la persona se jubila, su tiempo desocupado es excesivo y puede convertirse en un peso como lo fue en la etapa anterior, el trabajo. Por tanto sería un error apartar al colectivo de personas mayores jubiladas y dejarlo aparcado como si fuese inservible.

No debemos olvidar que la jubilación no es una ruptura con la actividad, sino con una determinada actividad: la productiva y pagada, programada y rutinaria. Hay otras muchas actividades alternativas para el tiempo desocupado de las personas mayores jubiladas.

Podemos concluir indicando que a pesar de la estimación oficialmente positiva que tiene la jubilación en nuestra sociedad como presunto estado de ocio placentero indefinido; retribución a una labor continuada de toda la vida; y con raíces etimológicas en el termino jubilo....la realidad muestra que la imagen de la jubilación puede ser diferente según la buena salud, la autonomía económica y los apoyos sociales, la trayectoria profesional y cultural. En definitiva, la jubilación puede ser una liberación o una frustración.

Y así para el profesional con recursos culturales suficientes, la jubilación puede ser una oportunidad para el ocio creador, y sin embargo para el trabajador manual, la jubilación puede significar el final de una actividad absorbente y el ingreso en el grupo de pasivos, para los que la vida carece de significado.

Y ahora lea las preguntas del cuestionario interactivo correspondiente a este segundo tema, para que Vd. reflexione según sus especiales circunstancias

¿Qué ha supuesto para Vd. la jubilación?

¿Ha sido motivo de una pasividad forzosa incapaz de asumir responsabilidades y mantener vínculos sociales?
¿La jubilación tiene para Vd. un único significado: dedicarse a la buena vida?

¿Ha pensado que una vez jubilado le puede quedar un esperanza de vida, estadísticamente hablando, de 17 a 20 años?

¿Qué hacer con tanto tiempo desocupado?

¿Para Vd. la jubilación ha sido la oportunidad para un ocio creador, y para satisfacer intereses que antes no pudo atender; o ha significado el ingreso en el grupo de pasivos, para los que la vida carece de sentido?

miércoles, 21 de septiembre de 2011

LA VENTANA DEL MAYOR (78)

Aula de mayores interactiva.
Tema 1: La cultura del envejecimiento


La interactividad persigue motivar el interés por participar virtualmente en el AULA DE MAYORES INTERACTIVA que hoy y en números sucesivos iremos presentando en el blog LA VENTANA DEL MAYOR con el objetivo de poner al alcance de las personas mayores, aspectos sociales y educativos de interés dentro de la etapa del ciclo vital en que se encuentran para mejorar y complementar su formación y lograr la construcción de la cultura del envejecimiento en consonancia con las exigencias del siglo XXI.

Haremos reflexionar a los lectores sobre su situación real con respecto al contenido de lo expuesto en cada una de los temas planteados. Para ello al final de cada tema se les propone una serie de preguntas en un cuestionario.

Los TEMAS que serán desarrollados en el AULA DE MAYORES INTERACTIVA harán referencia a las siguientes cuestiones:

TEMA 1.- La cultura del envejecimiento
TEMA 2.- La Cultura de la jubilación.
TEMA 3.- Actitudes y estilos de vida de las personas mayores ante las nuevas realidades del siglo XXI.
TEMA 4.- Personas mayores y activismo.
TEMA 5.- Planteamiento de la educación en las personas mayores
TEMA 6.- Actitud de las personas mayores ante el hecho de la educación permanente
TEMA 7.- La formación humanística de las personas mayores
TEMA 8.- La práctica de la educación de las personas mayores
TEMA 9.- Instituciones educativas para las personas mayores.

Comenzamos hoy por el primero de los nueve temas programados en el “AULA DE MAYORES INTERACTIVA”, poniendo de relieve una serie de hechos y circunstancias que se manifiestan, con más o menos intensidad, en las personas mayores y que integran los rasgos mas significativos de la llamada CULTURA DEL ENVEJECIMIENTO. Entre ellos destacamos los siguientes:

Las relaciones sociales de las personas mayores se empobrecen con respecto al período de la vida anterior, como consecuencia, entre otras causas, de la jubilación; de la disgregación de la estructura familiar tradicional; y de la muerte de los amigos.

Y este empobrecimiento, se manifiesta, por un lado, por la tendencia de las personas mayores a integrase en grupos de la misma edad, perdiéndose el contacto con individuos de otras edades, siendo inexistentes las relaciones sociales intergeneracionales, es decir, entre las personas jóvenes y las personas mayores, más allá de la estructura familiar.

La anomalía cultural que supone la desaparición de las relaciones sociales diversificadas, hace que muchas personas mayores dirijan, gran parte de sus esfuerzos, en conseguir un marco social de referencia a la que pertenecer.

Una segunda característica de la cultura del envejecimiento hace referencia a la limitación de los espacios físicos en los que se encuentran las personas mayores.

Son las denominadas bolsas territoriales, que constituyen un lugar donde, según la sociedad, deben estar los mayores. Aparecen así los clubes y hogares de pensionistas y jubilados, con unas características de aislamiento social, y aunque en ellos se crean redes de relaciones interpersonales y se ofrecen actividades de ocio, a su vez se fomenta la cultura tradicional de las personas mayores, que reciben como aceptable y buena.

Otros territorios los tenemos en los espacios al aire libre, como los parques, paseos, plazas urbanas, bancos públicos, que actúan como atalayas de observación de la vida cotidiana, y lugar donde tomar el sol. Sin olvidar las estaciones de ferrocarril, de autobuses, de metro... y los mercados, que posibilitan el poder “disfrutar” del movimiento de la gente.

Un tercer aspecto propio de la cultura del envejecimiento es la influencia del transcurrir del tiempo en la vida social y cultural de las personas mayores, ya que cuando se jubilan, dejan de tener horarios de entrada y salida al centro de trabajo, por lo que no tienen horarios concretos y obligatorios. .

En este sentido, cuando no existe tiempo ocupado en compromisos laborales, las personas mayores disponen de mucho tiempo desocupado, para llevar a cabo una variedad de actividades físicas, sociales y formativas, organizadas, unas veces por la propia persona mayor y en otras ocasiones, lo mas frecuente, por instituciones.

Indicar como última reflexión, que el tiempo desocupado no es utilizado, por regla general, por las personas mayores, para modificar su posición social. Solo sirve para rellenar el vacío de los días y horas sin sentido.

Y ahora lea atentamente las preguntas del cuestionario interactivo correspondiente a este primer tema, para que Vd. valore sus especiales circunstancias.

¿Cuida sus relaciones sociales o tiende al aislamiento

¿En que espacios se mueve?

¿Cuáles son las razones?

¿Le da importancia a su tiempo desocupado o lo deja transcurrir, sin mas?

En caso afirmativo ¿qué tipo de actividades realiza?

¿Ha pensado que utilizando convenientemente el tiempo desocupado, puede conseguir mejorar su posición en la sociedad, a través de la educación permanente?

lunes, 12 de septiembre de 2011

LA VENTANA DEL MAYOR (77)

Factores causantes de la dependencia de las personas mayores


El porcentaje de individuos que soportan limitaciones en su capacidad funcional aumenta con la edad. La inmensa mayoría de sujetos dependientes tiene más de 80 años. La senescencia, el sobreenvejecimiento, se revela como un factor claramente determinante de la aparición de problemas de dependencia. Por ello el escenario de futuro caracterizado por un notable incremento en el número de personas mayores, pone de relieve la cuestión de la dependencia como un problema acuciante, estrechamente vinculado al envejecimiento demográfico.

Son dos los motivos por los cuales a medida que los individuos envejecen, encuentran dificultad o imposibilidad de realizar de manera independiente, autónoma, algunas actividades cotidianas.

Por un lado, la dependencia puede tener su origen en una o varias enfermedades, procesos crónicos fuertemente asociados a la edad como por ejemplo, enfermedad de Alzheimer, artritis, osteoporosis, etc.

Por otro lado la dependencia puede ser el reflejo de una pérdida general en las funciones fisiológicas atribuible al proceso global del envejecimiento, con pérdida de vitalidad que experimentan la mayoría de organismos con la edad.

Pero hay que poner de relieve que no todas las personas de edad muy avanzada experimentan limitaciones en su capacidad funcional, por lo que parece claro que debe de existir otros factores, además de la edad, que expliquen por qué algunos sujetos son dependientes y otros no.

En este sentido existen una serie de variables de tipo social y ambiental -además de los factores genéticos-, en la que los individuos difieren entre sí, que condicionan la aparición y el desarrollo de los desencadenantes de la dependencia.

Al respecto se ha analizado la posible influencia de distintas variables socioeconómicas sobre el hecho de ser dependiente. Las trayectorias vitales de las personas - su alimentación, las condiciones laborales... -, influyen decisivamente sobre la probabilidad que éstas tienen de que, una vez llegados a viejos, se encuentren entre los desafortunados que han perdido su autonomía funcional. También un bajo nivel educativo es un factor asociado al hecho de ser dependiente. Así, los individuos con un mayor nivel educativo no sólo tienen una menor probabilidad de padecer enfermedades crónicas al llegar a viejos - lo que fundamentalmente se explica por unos hábitos más saludables en etapas anteriores de sus vidas -, sino que aun en el caso de padecer tales enfermedades, la incapacidad funcional que puede acompañar a éstas es menor. Todo lo anterior nos ayuda a comprender cómo y por qué algunos individuos acaban teniendo problemas de dependencia y otros no.

A modo de conclusión ponemos de relieve que aunque el envejecimiento de la población constituye ya una realidad en nuestro país y que sin duda se va a acentuar en los próximos años, ello no tiene por qué suponer necesariamente un aumento simétrico del número de ancianos españoles aquejados de problemas de dependencia.

El motivo estriba en que el hecho de ser dependiente viene determinado por otros factores además de la edad, como son el nivel educativo o el estado de salud. Por ello, en la medida en que esas otras variables experimenten en el futuro un comportamiento más favorable, que es lo que parece haber sucedido en los últimos años, el número de personas dependientes puede que aumente menos de lo que sugieren algunas proyecciones catastrofistas. Así pues, resulta muy necesario empezar a abandonar el tono apocalíptico con el que suelen plantearse estas cuestiones y, frente al titular fácil, contraponer más y mejores estudios que nos ayuden a comprender en toda su complejidad la dinámica que existe entre el envejecimiento demográfico y los problemas de dependencia.

lunes, 5 de septiembre de 2011

LA VENTANA DEL MAYOR (76)

El turismo social de las personas mayores

Siguiendo a José de las Heras Gayo en su trabajo sobre “La calidad en el turismo de las personas mayores” vamos a dejar constancia de algunos aspectos referido al turismo concebido como expresión cultural.


El turismo se ha intensificado de tal manera que se ha convertido en uno de los fenómenos más importantes y representativos de nuestro tiempo. Mira cada vez más a la cultura, al conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su propio juicio crítico, acercarse a modos de vida y costumbres, así como al grado de desarrollo artístico, científico, industrial de las zonas visitadas.

Debe entenderse el turismo como una expresión cultural que puede ejercerse individualmente o en grupo. Su evaluación histórica comienza con los grandes viajes de aventura y comercio, luego los viajes de lujo y placer de los muy ricos, después los deportivos y finalmente el turismo llamado social o de masas, dentro de los cuales se encuentra el dirigido a colectivos de las personas mayores.

Esther Vilar en su libro “Viejos” exclama y advierte refiriéndose a determinados argumentos que la sociedad actual utiliza para animar a las personas mayores a hacer turismo: “¡Vamos, concedeos algo! ¡Disfrutad de la vida¡

El turismo desde la sociología se centra en el grupo. Es la “microsociología” del autocar. Lo primero que se necesita para que exista el grupo es la conciencia individual de pertenecer a él. Un grupo formado a través del mostrador de una agencia de viajes a base de personas que en principio se desconocen no es un grupo. En cambio uno procedente de un colectivo de personas mayores, si lo es.

Los grupos turísticos de personas mayores en gran medida están formado por gente que ya se conoce, que hacen más actividades juntos, etc. y, por supuesto, que están en edades que encajan dentro de la tercera.

Son grupos que funcionan generalmente de forma dirigida, hablando en términos pedagógicos, y que de alguna manera son conducidos, esto quiere decir que no “van”, les “llevan”. En mi colegio cuando nos “llevaban” cantábamos en el autocar: qué buenos son, que buenos son que nos llevan de excursión. Nos referíamos a los profesores. Lo que suele traducirse en una posición pasiva por parte del usuario. Al respecto cito dos textos del profesor Tierno Galván. El primero dice así, “Me entristece profundamente ver los autocares llenos de viejos. Me gusta ver a los más viejos con los más jóvenes; juntos los abuelos con los niños y con los adultos. No hay que segregar a los ancianos”

El segundo de los textos decía, “Hay que superar ese concepto de las clases pasivas que ha introducido la sociedad moderna. Los jubilados deben ser clases activas, deben intervenir en la sociedad porque su experiencia es muy valiosa. Si los partidos políticos escucharan más a los viejos las cosas irían mejor”.

En cuanto a la calidad del turismo social que tiene como protagonista a las personas mayores, se requiere en primer lugar una motivación seria, un interés localizado en algo concreto que se desea conocer, que no esté basado en la publicidad puramente comercial ni en el precio o en la subvención. Es precisa una fase previa de información y otra posterior de reflexión. Una teoría que algunos definen como del “colchón”, expresa que el turista sale de su lugar habitual y salta a otro, el espacio turístico, donde comienza a usar (disfrutar o sufrir) lo convenido a base de unos determinados servicios. En un momento dado el turista se incorpora a lo habitual y en el momento de saber si el viaje, el desplazamiento ha constituido una sublimación (calidad) o por el contrario un fracaso.

El “salto” implica no solo el recorrido y el hotel; la calidad también puede sentirse en la reacción del grupo y de cada individuo, en el grado de empatía con lo que se esta visitando, el conocimiento de sus gentes, gastronomía y folklore, de su arquitectura, costumbres y tradiciones, religiosidad también, etc.

Para finalizar y a manera de conclusión podemos señalar, que el turismo como expresión cultural debe fomentarse a favor de las personas mayores, respetando, en todo caso, su libertad, juicio crítico e iniciativa; que la calidad del turismo de personas mayores no debe medirse por la oportunidad del precio (rebajas) ni por la concesión de subvenciones; ni tampoco, por ejemplo, por el excedente y sobrante de comida en el “sírvase usted mismo”; que de ninguna manera en el turismo de personas mayores se admitirá cualquier tipo de segregación o discriminación, como por ejemplo, discoteca de hotel abierta para mayores exclusivamente de tal a tal hora; que deben seleccionarse muy cuidadosamente los diferentes profesionales que intervengan en un proceso de turismo en particular de personas mayores; y que la experiencia de un grupo turístico de personas mayores activo y dinámico sirva de base para la realización de futuras acciones en este campo de turismo social para las personas de edad.

miércoles, 31 de agosto de 2011

LA VENTANA DEL MAYOR (75)


Duelo y viudez en las personas mayores

Vamos a poner especial atención al proceso vivido por la muerte del cónyuge, es decir, del marido o mujer, del esposo o esposa. Es inevitable que tarde o temprano perdamos a nuestra pareja, siendo la mayor probabilidad de que esto ocurra en la etapa de persona mayor.

Y ahora un primer interrogante:

¿Como se vive la pérdida del cónyuge?

El duelo es una reacción emocional que se da frente a una pérdida, traumática en la misma medida que una herida o quemadura, por lo cual siempre es dolorosa. Necesita un tiempo y un proceso para volver al equilibrio normal que es lo que constituye el proceso de duelo. Dicho proceso se desarrolla en cuatro etapas

La primera etapa se denomina de “Impacto y Perplejidad”. Se inicia cuando nos enfrentamos a la noticia de la muerte. La persona mayor se enfrenta a una realidad que no logra comprender y que capta toda su atención; experimenta sentimientos de pena y dolor, incredulidad y confusión.

La segunda etapa se denomina de “Rabia y Culpa”. Hay una angustia intensa, acompañado de un desorden emocional. La muerte ya ha sido aceptada como un hecho real, pero en la persona mayor comienza un proceso de búsqueda de quien ya no está y empieza a expresar los sentimientos por éste.

Una tercera etapa seria la de “Desesperación y Retraimiento”. Esta etapa puede durar hasta dos años. Se intensifica la pena y llanto. Surgen los sentimientos de culpabilidad, resentimientos, soledad, añoranza y auto reproche que le impide su readaptación a la nueva realidad, con comportamientos o conductas no meditadas. Sueña con el fallecido/a, se retira socialmente.

Y la cuarta y última etapa se denomina de “Reestructuración del mundo, Reorganización y Sanación”. La reestructuración puede durar hasta dos años. La persona mayor toma conciencia de la pérdida, acepta el vacío y lo incorpora como una ausencia presente. Reaparece la paz y el sentido de vivir, y se atenúa las emociones y sentimientos. Vuelve a sentir la calidez de quienes lo rodean. Comienza atener una visión más realista del ser perdido.

Se habla de elaboración del duelo cuando ya se ha aceptado la pérdida y el recordar no causa dolor. El expresar abiertamente la pena que se siente es algo natural y deseable, y supone una buena salida psicológica en términos de la elaboración del duelo recientemente vivido.

En definitiva, el proceso de duelo exige una serie de tareas para desencadenar una buena elaboración de éste. Se debe aceptar la realidad de la pérdida: luego sufrir pena y dolor emocional; para después ajustarse al medio sin la persona desaparecida, en el sentido de construir una nueva vida estable y satisfactoria: y finalmente quitar la energía emocional del fallecido reduciéndola hacia otras relaciones en el sentido de recuperar la capacidad de amar en un sentido mas amplio.

Y ahora una segunda interrogante:

¿Como se reorganiza la vida de la persona mayor después de la pérdida?.

La viudez o el hecho de perder al ser con el que se ha compartido una larga etapa de su vida, es una de las experiencias más duras a las cuales se ve enfrentado la persona mayor.

Debido a que el ciclo de la vida de los hombres es más corto, y estos suelen ser mayores que sus esposas, la situación de viudez es más normal entre las mujeres mayores, lo que lleva consigo una serie de conflictos, no sólo por la muerte del cónyuge sino además por el hecho de tener que enfrentar ahora la vida sola. Si el marido ha sido la principal fuente de sustento ya sea económico, afectivo o de otra índole, su muerte suele implicar cambios en el nivel de vida. Incluso el despertarse adquiere otro significado cuando nos damos cuenta que a nuestro lado ya no hay nadie. La mayoría de las mujeres siente que la pérdida del esposo es una pérdida de apoyo emocional

Por su parte los hombres viudos, tienden a sufrir intensa depresión luego de la muerte de sus esposas, lo cual se traduce a veces en la búsqueda de una nueva pareja. Debe reconstruir una identidad y aunque las palabras siguen siendo las mismas, cambian de significado. La familia no es lo que era. Ni el hogar, ni el matrimonio.

lunes, 22 de agosto de 2011

LA VENTANA DEL MAYOR (74)


Relaciones padres mayores - hijos adultos (y II)

Establecer y mantener relaciones saludables entre padres e hijos es imprescindible en cualquier edad y etapa de la vida. Hoy brindamos algunas sugerencias para poder hacerlo cuando los hijos ya son adultos.

Le ofrecemos algunas sugerencias para la construcción y el mantenimiento de lazos sanos, entre los hijos adultos y sus padres mayores:

• Sea honesto. Acepte a tiempo sus errores y dudas. Los miedos, las dudas sobre uno mismo, las culpas, y otro tipo de sensaciones nos privan de entender a los otros y de cambiar nuestro comportamiento.


• Sea comunicativo. Escuche e intente entender las experiencias de la otra persona. Comparta sus propias expectativas, sensaciones, esperanzas, y preocupaciones.


• Acepte otros sentimientos y creencias. Reconozca que los sentimientos y las creencias de los hijos adultos y de los padres mayores son verdaderas para cada uno de ellos. Todos merecen el derecho de tener sus propias opiniones, incluso si son diferentes a la del otro.


• Respétense el uno al otro. El respeto trae más respeto, y reconoce la individualidad.


• ¡Déjelo ser!. Reconozca que cada generación toma decisiones distintas, y debe sufrir o disfrutar por sus consecuencias. No prohíba a la otra generación la oportunidad de aprender de cada situación.


• No tome toda la culpa o el crédito. Cada generación tiene experiencias únicas.


• Elija para su propio bien. Cualquier decisión que tome, debe ser en base a su propia determinación (aunque escuchando los consejos del otro). De esta forma, en caso de fallar, no cargará las culpas de su resentimiento a la otra persona, y podrá continuar manteniendo una buena relación.

• Sea flexible. Tome la decisión de construir y de mantener una relación sana entre las diferentes generaciones de su familia.
Las relaciones entre los hijos adultos y sus padres continúan a través de toda la vida, hasta el último momento. Estas relaciones están desafiadas no sólo por el incremento en las expectativas de vida, sino también por las diversas transiciones en la existencia, tales como cambios en residencia, trabajo, salud, matrimonio, divorcio, y nupcias.

Construir y mantener lazos intergeneracionales sanos, puede dar a las personas y sus familias la posibilidad de acceder a un mayor conocimiento, respeto, y aprecio entre los unos y los otros.

Las habilidades para entender las diversas necesidades, proporcionan también una importante herencia a las generaciones futuras, que también tendrán que ocuparse de las transiciones y de las tensiones de la vida.

Terminamos poniendo de relieve como anécdota que China, un país donde durante milenios los más mayores en las familias eran venerados por tradiciones religiosas, prepara una reforma legal que podría castigar a los hijos adultos que no visiten a sus padres ancianos, según informa el oficial 'China Daily'.

La introducción de este delito se estudiará en la reforma de la Ley de Protección de los Derechos e Intereses de los Ancianos, creada en 1996.

La reforma de la ley, de aprobarse, señala en uno de sus epígrafes que "los familiares no han de ignorar o aislar a los mayores, y deben visitarlos frecuentemente si no viven bajo el mismo techo", ofreciendo la posibilidad de llevar casos ante los tribunales si no se respeta esta obligación.
El cambio legal es importante en un país donde, debido a la política del hijo único, el porcentaje de personas de la tercera edad es cada vez mayor, un envejecimiento demográfico que amenaza con causar problemas económicos al gigante asiático.

Según cifras de 2009, en China hay 167 millones de personas mayores de 60 años, muchas de ellas viviendo solas, en un país donde los asilos para ancianos son escasos. En China, donde el sistema de seguridad social cubre a sólo una pequeña parte de la población y no hay una red de asistencia social, la reforma de la ley podría intentar cubrir estas carencias, según 'China Daily'.

No obstante, señala el rotativo, también simbolizará un esfuerzo para restaurar los valores familiares en la sociedad china, que ha pasado de una tradicional veneración de los más mayores, por la herencia del confucionismo, al olvido a muchos de ellos, debido a una sociedad más individualista y materialista.

* Fuente: www.enplenitud.com

martes, 16 de agosto de 2011

LA VENTANA DEL MAYOR (73)

Relaciones padres mayores - hijos adultos (I)

Somos padres de hijos adultos y, en muchas ocasiones, debido al aumento de la esperanza de vida, hijos de padres mayores. Las relaciones entre los padres mayores y sus hijos adultos no siempre son fáciles porque están dominadas por la ambivalencia, por la coexistencia de sentimientos encontrados que no siempre es fácil dominar.

Las relaciones con los hijos cambian a medida que crecen. Cuando son pequeños no quieren estar más que con su madre, todo son abrazos y besuqueos, quieren ir con ella a todas partes, ser su sombra…

Hacia los ocho años, los varones relegan a la mamá a un segundo plano a favor del padre; les apasiona «luchar» con él, ayudarle en la revisión o limpieza del coche, acompañarle al fútbol o a escalar montañas, «que no son cosas de mujeres». Poco después empiezan a rechazar la mano tanto de la una como del otro hasta para cruzar la calle y, cuando alcanzan la adolescencia, ya les molesta incluso que sus amigos los vean en nuestra compañía. Las largas conversaciones van escaseando, contarán solo algunos aspectos –generalmente, lo que queremos oír– de sus experiencias y acabarán por vernos como meros proveedores de servicios: comidas, dinero, comodidad, intendencia… Y, cuando abandonan el hogar, ya ni siquiera eso. Se han hecho adultos independientes y autónomos, aunque su preferida siga siendo nuestra paella de los domingos. Y la pregunta es: ¿dónde quedan, entonces, los padres?

Las relaciones entre padres e hijos adultos se caracterizan como antes hemos indicado, por la ambivalencia, ya que en ellas se mezclan sentimientos positivos – amor, ayuda recíproca, valores compartidos, solidaridad…-, y negativos – soledad, conflictos y problemas, dejadez,…- Estos últimos se dan con más frecuencia en periodos de transición, como el de la jubilación, cambios de trabajo o de domicilio, enfermedades, matrimonios o nacimientos de nuevos miembros de la familia.

Hay varios aspectos de las relaciones familiares en los que más se manifiesta esa confrontación de sentimientos. Uno de ellos es el contraste entre autonomía y dependencia. Tanto padres como hijos comparten el deseo de ayudarse y de apoyarse, de contribuir al bienestar del otro, pero al mismo tiempo quieren y necesitan mantener sus cuotas de libertad. En las familias muy solidarias, que viven juntas o muy cerca, son frecuentes los conflictos, la insatisfacción por el tipo de relación y el anhelo de independencia. Y luego están las distintas expectativas que se hace cada una de las generaciones implicadas, lo que espera una de la otra, sobre todo cuando alguno de sus miembros necesita cuidados o atención.

Los padres e hijos adultos que comparten criterios sobre cómo y en qué gastar su dinero, sobre la forma de educar a los niños, que tienen las mismas creencias religiosas o similares puntos de vista sobre problemas sociales o políticos, suelen tener unas relaciones menos conflictivas. Sin embargo, a lo largo de los diferentes estadios de desarrollo personal pueden aflorar las tensiones. Los padres tienen que enfrentarse al proceso de envejecimiento, a problemas de salud, a la jubilación, y los hijos deben comprender que sus progenitores ya no podrán hacer tanto por ellos como hicieron antes y que, por el contrario, empiezan a necesitar su ayuda. Pero otro tanto puede ocurrir a la inversa, en situaciones en que los hijos adultos están inmersos en su carrera profesional, adquieren más responsabilidades en sus trabajos y, además, tienen que hacerlas compatibles con la crianza y educación de sus hijos. Probablemente no les quedará demasiado tiempo para sus padres, quienes no es raro que se dejen abatir por la sensación de abandono.

Otras veces, las relaciones conflictivas afloran por la diferencia entre las expectativas que los padres tenían para sus hijos y los logros de éstos. Sin embargo, en ocasiones, aunque el hijo se haya convertido en el prestigioso neurocirujano que su padre siempre quiso que fuera, las relaciones entre ellos pueden adolecer del cariño, el respeto, la comunicación abierta y la lealtad esperada. No faltan, tampoco, los casos en que son los hijos a quienes invade el sentimiento de frustración porque consideran que sus padres no los ayudan lo suficiente, ya sea económicamente o en la crianza de sus propios niños, o, por el contrario, porque entienden que los abuelos interfieren en exceso en su propia vida familiar.

* Fuente: en plenitud.com

lunes, 8 de agosto de 2011

LA VENTANA DEL MAYOR (72)

Recomendaciones sobre la imagen social del enevejecimiento*

Primera

Ofrecer informaciones completas que eviten presentaciones parciales que reproduzcan tópicos negativos sobre el envejecimiento (el envejecimiento como irremediable pérdida de facultades, como inevitable soledad, como decrepitud, las personas mayores como incapaces de aprender, como colectivo improductivo e inútil, etc.).

Segunda

Incrementar la presencia de las personas mayores en los medios de comunicación así como aumentar los contenidos informativos referidos al envejecimiento y a los temas de interés relacionados con el mismo.

Tercera

Ofrecer una imagen de las personas mayores como adultos/as competentes, capaces de desempeñar roles útiles para la sociedad, frente a la imagen de un colectivo que representa una carga para la comunidad.

Cuarta

Evitar imágenes peyorativas de la vejez, imágenes que en algunas ocasiones se vierten desde emisiones publicitarias o desde programas y contenidos en clave de humor, y que se derivan de modelos basados exclusivamente en valores asociados con la juventud, la producción y la rápida innovación, frente a los modelos, ritmos y estilos de vida propios de la actual generación de personas mayores.

Quinta

Revisar y actualizar los términos empleados en los contenidos informativos y publicitarios, ya que con las palabras se proyectan conceptos y desde estos se conforman las actitudes, es decir, las formas de pensar, de sentir y de actuar del conjunto de los grupos sociales. En este sentido se considera adecuado:

~ Utilizar el termino .personas mayores frente a .tercera edad o ancianos
..
~ Utilizar el termino .residencia para personas mayores, frente a asilo o geriátrico..
~ Evitar expresiones con connotaciones paternalistas como .nuestros mayores., .abuelos., .abueletes., etc., que aunque suelen ser enunciadas con intenciones cariñosas, chocan frontalmente con una concepción de la persona mayor adulta y con capacidad de autodeterminación.

~ Sustituir términos por expresiones que hagan referencia principal a la dimensión de persona y ubiquen la enfermedad o limitación en categoría de circunstancia. Por ejemplo, es preferible hablar de .personas con discapacidad frente a discapacitados o de .personas con demencia frente a dementes..

Sexta

Evitar abordar el ingreso en residencias de las personas mayores como un suceso inevitable y trágico, ya que este tipo de enfoques solo incide en provocar sentimientos negativos tanto a las propias personas mayores que necesitan este tipo de cuidados como a sus familias.

Séptima

Huir del tópico del abandono de las familias en la atención de las personas mayores, generalización errónea que en ocasiones especiales como los periodos vacacionales o en tratamientos informativos sobre los recursos
residenciales u hospitalarios, aparece en los medios de comunicación, olvidando que hoy por hoy la gran parte de las personas mayores
en nuestro país conviven con sus familias y su fuente principal de apoyo cuando necesitan cuidados son estas.


Octava

Mostrar la diversidad de modelos existentes dentro del colectivo de personas mayores, haciendo hincapie en los aspectos positivos de los hombres y mujeres de edad, de modo que el envejecimiento se presente como un proceso individual donde influyen múltiples aspectos y donde aparece para la gran mayoría de las personas una etapa llena de posibilidades.

Novena

Transmitir y reforzar la importancia de las personas mayores en el intercambio generacional, teniendo estas la importante misión de la transmisión de la experiencia, y poniendo de relieve su capacidad de reflexión desde la distancia que posibilita el paso del tiempo y la historia vivida.

Décima

Destacar el peso del grupo social de las personas mayores como fuerza política, estimulando a la participación y al compromiso social de las mismas.

Undécima

Evitar el uso de imágenes de archivo en que aparezcan personas mayores, y en el caso de que se utilicen, que estas aparezcan siempre fechadas y con la indicación expresa de ser imágenes de archivo.

Duodécima

Proteger y cuidar de una manera especial la imagen de las personas mayores en situación de dependencia e incapacidad de autodirigirse (personas con deterioro cognitivo o demencia). Para ello cobra una importancia crucial:

~ Garantizar la autorización de las imágenes siempre que aparezcan personas (tanto de las familias como en su caso de los responsables
de los servicios).
~ Preservar en el tratamiento informativo la privacidad e intimidad de las personas.
~ Evitar tratamientos sesgados, alarmistas, lastimeros, morbosos o infantilizadotes de las personas mayores con discapacidades.

Decimotercera

Estimular a los y las profesionales de la información a complementar su formación interesándose y especializándose en el ámbito de la gerontología.

* Consejo de Personas Mayores. Principado de Asturias