viernes, 23 de marzo de 2012

LA VENTANA DEL MAYOR (96)

EL SUBLIME  ARTE DE SABER ENVEJECER

En las noticias locales del Diario Córdoba se recogía días pasados  con el titulo CUIDANDO A LOS MAYORES, la celebración del sexto encuentro zonal, dentro del programa de Envejecimiento activo, de la Diputación Provincial, con la asistencia de casi quinientos septuagenarios. Se puso de manifiesto la mejora de la calidad de vida de las personas mayores, promoviendo la autonomía personal y la cada vez mayor integración  en la sociedad de este colectivo.  Aprovechamos  para dejar constancia del concepto de   ”calidad de vida” aplicado a las personas mayores.
Paralelamente al aumento de la esperanza de vida, surgió en la década de los sesenta del siglo XX, un nuevo concepto: el de calidad de vida de las personas mayores. En una primera aproximación se relaciona con la capacidad adquisitiva. Se asocia con las condiciones materiales en que se desenvuelve la existencia y la forma de vivir, que tienen una fácil traducción cuantitativa. Pero esto solo hace referencia al nivel de vida. La calidad de vida es un concepto  más amplio, multidimensional que cubre  aspectos subjetivos y objetivos.
Contempla muchas variables subjetivas, tales como: la satisfacción, la felicidad, la autoestima, que experimentan los individuos como resultado de su participación en las actividades que realizan en el medio familiar, en el ámbito comunal, ejercitando sus capacidades humanas y desarrollando su personalidad. Al ser  subjetivas estas variables son mas difíciles de evaluar. ¿Como medir el grado de satisfacción?. ¿Cómo medir la autoestima?. ¿Cómo medir la felicidad?. Por el contrario, las variables objetivas, propias del nivel de vida tales como los recursos económicos; las cotas socioculturales; los déficit funcionales; los problemas de salud… son de medición más fácil.  Las exigencias  por tanto, para que las personas mayores adquieran una calidad de vida aceptable son muy diversas y de distinta naturaleza.
“Tener posibilidad de acceso a los bienes materiales. El factor económico es importante ya que sino se cubren las necesidades materiales, se dificulta la vida”. “Disfrutar de un buen entorno ecológico ambiental”. “Evitar los riesgos para su salud”. “No tener problemas físicos ni sociales ni psicológicos”. “Una esperanza de vida saludable con capacidad para mantener la autonomía y la independencia, libre de discapacidades”. “La ética, la moral, los valores, si los tenemos y los practicamos, nos da sentido a la vida  ya que no son las cosas lo que nos hace daño sino la forma de verlas”. “La habilidad de la persona mayor para abarcar y adaptarse a los inevitables cambios en la etapa de la vejez”. “Favorecer la autoestima, es decir, que la persona se quiera, incluso con sufrimiento, aceptándolo como un valor, no como una carga. “Aceptar la enfermedad no para conformarse sino para recobrar la salud”.  “Disfrutar del tiempo desocupado y organizarse para sentirse a gusto y bien. Tener objetivos, metas, que nos ayuden a vivir ilusionados. Cuando no hay objetivos ¿qué queda?”. “Tener una preparación previa, para el ocio y otras actividades que satisfagan al mayor”. “Mantener los compromisos sociales, aceptando el nuevo rol siendo consecuente con su papel social. Si la persona se aísla termina hundiéndose, deprimiéndose”.  “Se ha de aceptar los roles sociales de su edad, pretendiendo solo aquello que para su edad la sociedad espera de él”.
La actual preocupación en contabilizar el censo de  personas mayores esta siendo desplazada por la confrontación de una población que envejece y los dispositivos institucionales existentes para satisfacer sus necesidades. Los problemas reales son como mantener la renta adecuada para una población que sobrevive dos décadas después de su jubilación; como  suministrar cuidados a largo plazo a las personas mayores en un sistema de salud dirigido principalmente a manejar enfermedades agudas en hospitales de alta tecnología; o como la sociedad puede educar, alojar y transportar una población usando mecanismos diseñados primariamente para personas jóvenes. 
Estas puntualizaciones sobre CALIDAD DE VIDA DE LAS PERSONAS MAYORES, nos indican el camino del  envejecimiento activo

domingo, 11 de marzo de 2012

LA VENTANA DEL MAYOR (95)

La complejidad de un diálogo

2012 ha sido declarado “Año Europeo del Envejecimiento Activo y Solidaridad  Intergeneracional”.  Es por ello de interés hacer algunas reflexiones sobre el acercamiento entre generaciones para  el logro de una sociedad para todas las edades, destacando que tales relaciones se dan espontáneamente en la vida cotidiana y que promoverlas de manera consciente exige responsabilidad, atención a su complejidad e implicaciones.

En la actualidad conviven simultáneamente personas de  distintas generaciones  que responden  a épocas en donde cada una se ha desarrollado en distintos procesos de socialización y cambios culturales.  Podemos decir que hoy es mayor  la distancia entre los jóvenes y las personas mayores, que la que antes existía entre un hombre del siglo XV y otro de siglo XVIII.


El ser parte de una generación más joven conlleva el que no se comparta las memorias ni los recuerdos de las generaciones anteriores. Cada generación pasa a ser un mundo diferente, distanciado psicológicamente. De ahí que la aparición de cada generación implique, también, un comienzo, una ruptura, un alejamiento. A finales  de la década  de 1960 los términos asociado a las relaciones entre generaciones era “conflicto” y “ruptura”. La “juventud” se relacionaba con “renovación” y  “vejez” con “tradición”. En la segunda década de siglo XXI se valoran como positivas las diferencias intergeneracionales,  y se plantea la integración y la complementariedad entre generaciones

¿Qué buscamos al promover las relaciones intergeneracionales?. Si la respuesta es ”acercamiento”, cabe preguntarnos:¿hay conflicto, ruptura o distanciamiento?, ¿por qué? Si pretendemos mitigar sentimientos de soledad en la vejez, será que creemos que la vejez implica soledad y que la soledad no conviene, ¿por qué? Si se trata de buscar reconocimiento cabría suponer que no lo hay y averiguar, ¿por qué?. Y  ¿qué esperaran los jóvenes de tal acercamiento y qué las personas mayores?.

En este marco de dialogo  entre generaciones, es mayor lo que queda por hacer, que lo que se ha conseguido,  siendo mas  las cosas que nos separan que las que nos unen, pero se nota en las personas mayores el interés por comprender las novedades. En este sentido están realizando más esfuerzo que los jóvenes, intentando ponerse al mismo nivel que ellos. La cuestión está en romper con las trincheras culturales y generacionales, y reconocer que hay que configurar el mundo a partir de las diferencias. La construcción de la identidad de la persona mayor no sólo esta siendo moldeada por él mismo y sus organizaciones, sino también por los conceptos que de ellos tienen los jóvenes, aceptando y confirmando, sus cualidades intactas, la experiencia y sabiduría

La educación es el medio para fomentar las relaciones intergeneracionales,  ayudando a superar las actitudes estereotipadas así como posturas discriminatorias sobre el envejecimiento y personas mayores, con las que nos prejuzgamos unos a otros, los mayores a los jóvenes y los jóvenes a los mayores. No debemos olvidar que cada generación, tiene cosas importantes que entregarle a la otra, de manera que recíprocamente se nutran en este intercambio. Se evitará  así la segmentación por edades, potenciando la participación social de las distintas generaciones, con nuevo significado a los conceptos de ‘juventud’ y’ vejez’,

En uno  versos escritos en 1914, de autor desconocido, titulado El Encuentro, se resalta la necesidad de un diálogo de los viejos con las generaciones nuevas, dispuestas, razonablemente, a desprenderse de lo viejo, colocando en su lugar lo nuevo. El viejo decía al joven:¡Yo te arrancaré los ojos/ y los colocaré en lugar de los míos y tu me arrancarás los ojos/ y los colocarás en el lugar de los tuyos/ y yo te veré con tus ojos/ y tu me verás con mis ojos/ y nos comprenderemos

martes, 6 de marzo de 2012

LA VENTANA DEL MAYOR (94)

Juicios equivocados con respecto a las personas mayores


Al igual que vinculamos la juventud con la salud, la belleza, la inquietud, las ganas y la fuerza, unimos la vejez a la desidia, la inactividad, la pobreza y la enfermedad. Ha llegado la hora de derribar definitivamente esos mitos. Se ha de emprender una gran batalla para asegurar a los “mayores” una vida más plena. Para lograrlo vamos a reflexionar en torno a algunas interrogantes

¿Es el envejecimiento una enfermedad?

Esta falsa idea hay que desterrarla. Es útil recordar que el envejecer es una parte del ciclo vital y se empieza a envejecer en el momento de nacer y que es un proceso no solamente cronológico, es decir cuestión del tiempo transcurrido, sino psicológico y social. No se es enfermo porque se tiene más o menos canas, o necesite usar lentes para leer, o no pueda correr o nadar como antes o no pueda hacer el amor todos los días o no pueda procrear, o se jubiló del trabajo (que no significa retirarse de la vida). Lo importante es ejercitar las funciones intelectuales y físicas. Como no todas las personas ni todas las partes del cuerpo envejecen igual se debe hablar de un envejecimiento individual. Son diferentes las formas de vivir de cada cual y así será para cada individuo esta etapa de su vida – la vejez -, por motivaciones externas y causas internas.

Una segunda interrogante: Las personas mayores ¿Están ancladas en el pasado?

Es frecuente atribuir a los mayores el que siempre estén contando cosas del pasado. Recordar pensando o relatando los hechos del pasado es una función saludable para los mayores siempre que eso no signifique que quede anclado en el pasado. Al empezar el envejecimiento, cuando se encuentran consigo mismo y con su tiempo libre que nunca aprendió a usar, es evidente que se pone en funcionamiento el mecanismo de la “memoria para”, reconstruir su propia historia e integrarla al presente. Si se logra que el recordar no se transforme en una huída del presente, ese recordar refuerza la auto-estima y la integridad permitiendo una mejor adaptación Las personas mayores son un tesoro para fortalecer las identidades de los pueblos y este ejercicio les da la voz y el protagonismo que merecen.

Tercera interrogante: Las personas mayores ¿Son improductivas?

Según la teoría de la desvinculación los mayores buscan el reposo, la inactividad, la soledad, la espera pasiva del final. Ideas erróneas ya que decir actividad no significa siempre ni trabajo remunerado ni juventud. A esta teoría se opuso la de la actividad, según la cual las personas mayores tienen frente a sí distintas acciones, tareas de aprendizaje, de recreación, de enseñanza, de uso del tiempo libre, de educación para el envejecimiento activo.


Cuarta interrogante: Las personas mayores. ¿Son indiferentes a los nuevos conocimientos y a la cultura?

La educación estuvo ligada al aprendizaje para la vida productiva. El niño y el joven se capacitan para poder ingresar en el mundo del trabajo e incluso la educación de adultos tiene esa finalidad. Pero ahí se terminaba. ¿Para qué quería aprender un jubilado, si ya estaba fuera de ese círculo productivo? Ante esta postura surgió un movimiento educativo nuevo en todo el mundo, un verdadero desafío para todos nosotros: el de la Educación Permanente que se basa en que se puede aprender y educar a lo largo de toda la vida y no tiene que estar solo al servicio de la producción. Se considera pues que los mayores pueden seguir aprendiendo en forma diferente, distinta, con otro ritmo y tal vez otros recursos educativos

Quinta interrogante: Las personas mayores. ¿Se transforman en asexuados?

Las personas mayores son vistas como si carecieran de deseo sexual y en caso de manifestarlo se lo toma como no normal. Desde el "viejo verde" o la "vieja dama indigna”. Está muy extendida la idea de que las personas de edad, no tienen vida sexual. Los jóvenes piensan que el hombre o la mujer de edad avanzada, aborrecen el cuerpo envejecido del compañero o compañera y por lo tanto, evitan el contacto físico con el otro. El pensamiento que predomina, es: los viejos deberían vivir en un "vacío sexual". "Deben comportarse según la edad que tienen". "El sexo, es para la juventud". Ante esta forma de pensar se hace necesario una educación completa, dada desde la infancia, que aclare que la sexualidad es una función natural y saludable a todo lo largo de la vida y que no se circunscribe sólo a lo genital sino que se manifiesta, en la autoafirmación de la feminidad y de la masculinidad. Se debe entender la sexualidad como una forma de comunicación y tiene que ver con el amor, con la ternura y con los afectos.

Una última interrogante: Las personas mayores. ¿Son una carga social?

Es cierto que las personas mayores, al dejar de estar vinculados laboralmente reciben, en mayor o menos cuantía una jubilación. Pero no es una carga social ya que en realidad solo es una retribución a largo plazo de sus aportes, sin olvidar que las personas mayores continúan siendo un elemento de unión de las familias, depositarios de herencias culturales y fortalecedores de las identidades de las diferentes regiones y países, además de permitir, en muchos casos, a los adultos jóvenes, entregarse a sus tareas gracias a la “retaguardias hogareña” que, principalmente las persona mayores realizan ejerciendo las funciones de abuelos /abuelas.