domingo, 19 de enero de 2014

LA VENTANA DEL MAYOR (163)

 Todos queremos vivir el máximo tiempo posible lo que nos aboca a llegar a ser viejos. Ahora bien nadie quiere  serlo bajo los estereotipos que  rodean a ese concepto.  En los últimos veinticinco años ha surgido una nueva forma de envejecer  con  un modelo mucho más integrador: el  “envejecimiento activo”. Se trata  de afrontar lo que supone para la humanidad conseguir incrementar su esperanza de vida, en unas condiciones globalmente mucho más óptimas de las que hasta ahora venia disfrutando, provocando un doble  efecto: por un lado, contribuir a cambiar la imagen  social que sobre esta etapa de la vida se venía teniendo; y por otro, conseguir que el logro que ha supuesto para la humanidad llegar a estos parámetros del envejecimiento, no se convierta en un problema. Ante este reto debemos “saber estar” de una manera satisfactoria en la etapa de persona mayor. La política  social de participación se  concreta en viajes, excursiones, lugares de reunión, actividades culturales etc. Todo eso esta muy bien. Pero el siglo XXI pide otro nivel que permita que los mayores se impliquen en la sociedad desde el punto de vista de la reflexión y la crítica.


El paradigma del envejecimiento activo es de reciente formulación y por tanto va a requerir notables esfuerzos en todos los niveles, públicos y privados, para alcanzar sus objetivos. Las instituciones han tenido el arrojo y la voluntad para iniciar el camino, poniendo en marcha una nueva cultura en torno al envejecimiento. Pero ello impone la necesidad de señalar la escasa efectividad de lo que surge de las instituciones, si la sociedad civil, en nuestro  caso las personas mayores, no formen parte de las decisiones que se tomen. Es la sociedad de a pie la que tiene que decir y responder a las necesidades de una población muy heterogénea con intereses personales muy diversos.  Hasta ahora han predominado las intervenciones de expertos y especialistas en multitud de actos. Discursos desde arriba que no permiten escuchar la voz de los verdaderos protagonistas, los mayores, destinatarios del modelo
Como consecuencia es necesario la difusión y comprensión integral del envejecimiento activo en el colectivo de las personas mayores, promoviendo la eliminación de estereotipos negativos; facilitando la comprensión de la diversidad inherente de este grupo de edad; facilitar el acceso a iniciativas de formación que les proporcione nuevos intereses, recursos y oportunidades de encuentro  y realización personal; contribuir a que desarrollen un estilo de ocio activo, motivando su participación en todos los ámbitos de la vida. 


Pero prudencia. Tanto contenido en un mismo significado,  hace peligrar su significación, que puede  desembocar en un activismo envejecido. No se trata de matar a los mayores en actividades, sino de aportar otros ingredientes. ¿A mi me importa envejecer mejor? Si, pues, ¿qué puedo hacer para ello?. Hay tal cantidad de visiones y significados de un mismo concepto  que es aconsejable que dejemos  de hacer recetas y respetemos que cada persona haga lo que quiera para prepararse para la vida. 

Las personas mayores se encuentran en condiciones de fortalecer y desarrollar actividades  intelectuales, culturales o físicas, retrasándose así el deterioro mental y anímico que ocurre en el proceso fisiológico del envejecimiento- Han de sentirse protagonistas para conseguir con su actitud, que la vejez sea una etapa mas completa de desarrollo vital y no una fase de declive  y déficit. Demostrar con  su conducta que todavía pueden alcanzar cotas más altas en los diversos campos tecnológicos, familiares, sociales o económicos para los que se encuentran preparados. Pueden y deben tener proyectos, aunque sea innegable cierto declive biológico

domingo, 12 de enero de 2014

LA VENTANA DEL MAYOR (162)

Dos situaciones de riesgo: La jubilación y la viudedad

Cualquier cambio  ya sea  laboral o  familiar, representa un riesgo. En este sentido hay hechos  relacionados con  la edad que afectan a las personas mayores. Nos referimos a la jubilación  y  viudedad, sucesos que se presentan con más frecuencia a partir de los 65 años, que pueden originar  sentimientos de  soledad, aunque no queremos decir con esto que todas las situaciones de cese de la actividad laboral o cambio en la estructura familiar en edades avanzadas acaben irremisiblemente en episodios de soledad. Se comenta más a modo de  amenaza futura que como un verdadero problema en el presente.

Respecto a los factores responsables de la soledad tras la jubilación podemos destacar la merma de poder adquisitivo,  la pérdida de roles, la caída de estatus, así como la insatisfacción de una vida diaria en mayor o menor medida desestructurada, con  tendencia a la desvinculación social, unido a una creciente pérdida de amistades 



Para que la soledad no sea  un problema que llegue a afectar a los jubilados, se han de poner en juego  una serie de recursos  En primer lugar un comportamiento personal  capaz de evitar sentimientos de inutilidad,  estorbo y   dependencia. 

 En  segundo lugar la familia. Los jubilados coinciden en admitir que tras abandonar el mercado de trabajo, la familia ha pasado a ocupar para ellos un espacio si cabe más importante que antes. Un recurso clave en la lucha contra la soledad. La pareja, los hijos, los nietos y parientes en general son destacados siempre como un pilar central en el que apoyarse en la jubilación. 

Y en tercer lugar, los jubilados subrayan la necesidad de contar con unas redes sociales extensas y eficaces. Para ello es preciso tener amistades con las que intercambiar información, así como actividades de ocio y  tiempo libre

Pero más que la jubilación, es la defunción del cónyuge el suceso más decisivo que conduce a la soledad. La viudez suele erigirse, en efecto, como el principal hecho desencadenante de este sentimiento en las edades avanzadas. Y ello porque tras varias décadas de vida matrimonial, desaparece de pronto la compañía y la afectividad que hasta entonces venía proporcionando la figura conyugal, dando pie a problemas personales de adaptación a la viudedad de tipo no únicamente emocional sino también material. En el peor de los casos,  puede llegar a desilusión por la propia existencia. La falta de motivos para seguir viviendo suele agravarse cuando las circunstancias familiares no son precisamente favorables, sea por ejemplo cuando no se tienen hijos o bien éstos residen en localidades lejanas.



 Hay numerosas estrategias para luchar contra el sentimiento de soledad en la viudedad. Al igual que señalábamos al hablar de la jubilación, la iniciativa personal constituye la primera gran herramienta en este propósito: el abandono momentáneo de la vivienda en busca de encuentros casuales dentro de la comunidad o bien para efectuar alguna visita improvisada, suelen ser acciones relativamente comunes en momentos de crisis anímica. Dentro del domicilio, de otro lado, las tareas domésticas, así como la radio y sobre todo la televisión, son destacados por los mayores como soluciones habituales a las que acuden para salvar la soledad. También subrayamos para las personas creyentes el amparo que hallan en la religión.

Además de los recursos propios, la familia vuelve a ocupar un espacio central frente al problema de la soledad en la viudedad. En estados como la falta del cónyuge, la importancia de saberse protegidos en lo material y emocional por hijos/as y nietos/as es algo destacado como fuente de satisfacción que pueden encontrar en sus vidas. Los mayores tampoco dudan en incluir dentro de sus recursos familiares a hermanos/as, cuñados/as, sobrinos/as y demás parientes. 




domingo, 5 de enero de 2014

LA VENTANA DEL MAYOR (161)

CURRICULUM DE UN JUBILADO (1)

ENRIQUE POZÓN LOBATO,  Catedrático de Física-Química  (jubilado). Doctor en Ciencias de la Educación.  Doctor en Derecho. Doctor en Veterinaria..  

¿COMO  PERSONA MAYOR,  QUE HA SUPUESTO PARA VD. LA JUBILACIÓN?
     Puedo decir que al despertar en la mañana del 1 de Octubre de 1996 en mi nueva situación de catedrático jubilado, sentí una sensación de vacío, una inquietud por seguir siendo “yo”, después de cuarenta años de vida activa. Y pensé: ¿qué  importaba que el legislador me apartara  de compromisos y obligaciones retribuidas; y que en el contexto social se valore al hombre por lo que produce durante su vida activa, más que por su valor en si, como ser humano?. Y aunque nadie antes me había puesto al corriente del contenido de la realidad de ser persona mayor, consideré que tenía que seguir “vivo” en la sociedad, sin doblegarme ante el ímpetu de la norma y por la forma de pensar del colectivo societario. En la cuna de la jubilación comencé una “segunda vida”, amamantado por la ilusión y el coraje de seguir activo, con una productividad social al servicio de los demás. Mis actitudes y aptitudes, la inteligencia, la memoria, la constancia, la obligatoriedad, la responsabilidad, la autonomía, la creatividad… permanecían intactas, como recién engrasadas. En consecuencia hemos procurado dar continuidad a la tarea que  desarrollamos durante nuestra vida profesional: estudiar, investigar y enseñar. 

¿Y  QUE TAREAS CONCRETAS HA LLEVADO A CABO EN ESTE TIEMPO  DESOCUPADO?
        En el mismo mes de mi  jubilación –  octubre  de 1996 -, me matricule en los cursos monográficos del doctorado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Málaga, obteniendo el grado de doctor el 4 de Junio de 2003, con 72 años, después de 7 años de estudio e investigación.  

Facultad de Derecho de la Universidad de Málaga

DESPUÉS ¿HA SEGUIDO DESARROLLANDO ACTIVIDADES EN EL CAMPO DE LA EDUCACIÓN PERMANENTE? 
      Si. Formalice  mi matricula en los curso monográficos del doctorado  en Ciencias de la Educación en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga. El  24 de febrero de 2006, obtuve el grado de Doctor. Tenía 76 años.

Y AHORA, ME PODRÍA DECIR ¿COMO Y DE QUE MANERA  SURGIÓ EN VD. DEDICARSE, EN ESTA ETAPA DE SU VIDA, EN  CONOCER, ESTUDIAR E INVESTIGAR SOBRE LA FORMA DE SER Y  DE ESTAR DE LAS PERSONAS MAYORES EN LA SOCIEDAD ACTUAL Y DE FUTURO?  
     Al respecto voy a contar una anécdota. Un día, haya por el año 2003,  estando matriculado en los cursos monográficos, antesala para obtener el título de Doctor en Ciencias de la Educación, el catedrático, profesor Dr. D. Miguel López Melero de la Universidad de Málaga, que con posteridad fue el director de la tesis doctoral, me invito, como alumno del doctorado y quizás por la edad, a que le acompañase a Estepa, pueblo de la provincia de Sevilla, para intervenir en un acto cultural sobre el envejecimiento y la vejez. Por aquellas fechas  tenía 73 años. Dicho profesor estaba seguro de que por mi edad,  algo tendría que decir al respecto. Mí contestación fue afirmativa: participaría en el acto cultural de referencia. Pero al intentar preparar el tema me di cuenta de que poco o nada tenía que decir al respecto fruto de estudio e investigación. Disponía, eso sí, de mis propias vivencias y experiencias, pero eso  me parecía poco serio, dada la heterogeneidad del problema. Ello me hizo pensar  que llegue a persona mayor sin conocer las exigencias de esta nueva etapa. 



                                       Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga

Y ante tal situación la respuesta definitiva para intervenir en Estepa fue negativa, justificándola de la mejor manera posible, pero sin descubrir la verdadera causa: mi desconocimiento sobre el tema. Este hecho, fue el motivo para elegir como materia de la  tesis doctoral en Ciencias de la Educación,  un estudio sobre la etapa de la vida en la que me encontraba, la de persona mayor. El tema de la tesis fue “EDUCACIÓN Y UNIVERSIDAD EN EL MARCO DE LA CULTURA DE LAS PERSONAS MAYORES

Catedrático Miguel López Melero

UNA VEZ QUE VD ADQUIRIÓ ESA FORMACION ACADEMICA EN TEMAS DE ENVEJECIMIENTO ¿QUE ACCIONES PUSO EN PRÁCTICA PARA DIFUNDIR SUS CONOCIMIENTOS EN EL COLECTIVO DE PERSONAS MAYORES?
     En Enero de 2007, tuvo lugar el acto de investidura de nuevos doctores de  la Universidad de Málaga. En él la Rectora  en sus palabras de felicitación, resalto la necesidad de que los nuevos doctores proyectásemos a la sociedad los conocimientos adquiridos, fruto de la labor de investigación.

La Rectora  de la Universidad de Málaga, Adelaida de la Calle  

   En esa línea, desde el año 2007, hemos  difundido como una “nueva cultura”,  los fundamentos y principios del envejecimiento activo.  Y ello a través de artículos en periódicos y revistas especializadas; programas en televisión,  blog en Internet, conferencias  en Seminarios, Congresos, Jornadas, Foros, así como ponente en el Aula de Mayores de la Universidad de Málaga. Estas han sido y son mis actividades en estos siete últimos años  Y siempre con la finalidad  de llenar mi tiempo desocupado en difundir los principios del envejecimiento activo



EN DEFINITIVA, A SUS OCHENTA Y DOS AÑOS ¿QUÉ LE HA REPORTADO ESTA FORMA DE ACTUAR?
      Le puedo decir que he conseguido resolver satisfactoriamente, hasta la fecha, el problema de gestionar mi vida  en los casi 18 años que han transcurrido  desde la fecha de mi jubilación. El futuro ira señalando el camino. La formación para adaptarse a los cambios es la mejor solución en el marco del envejecimiento activo

 (1).- Síntesis de la entrevista a Enrique Pozón Lobato, publicada en  el periodíco  EM  entremayores.es, número 104, octubre 2010