domingo, 25 de noviembre de 2012

LA VENTANA DEL MAYOR (119)

Padres mayores - hijos adultos


       Debido al aumento de la esperanza de vida hay cada vez más hijos adultos de padres mayores, cuyas relaciones  no siempre son fáciles por la coexistencia de sentimientos encontrados.  Están influenciadas no sólo por el incremento en las expectativas de vida, sino también por las diversas adaptaciones, tales como cambios en residencia, trabajo, salud, matrimonio, divorcio, y nupcias. Las relaciones entre los hijos adultos y sus padres  mayores continúan a lo largo  de toda la vida,.


      Cuando abandonan el hogar, los hijos se han hecho adultos independientes y autónomos,  Se mezclan sentimientos positivos – amor, ayuda recíproca, valores compartidos, solidaridad…-, y negativos – soledad, conflictos y problemas, dejadez,… Contraste entre autonomía y dependencia. Anhelos de  contribuir al bienestar del otro, pero al mismo tiempo  manteniendo sus cuotas de libertad e independencia.

      Los padres tienen que enfrentarse al proceso de envejecimiento, a problemas de salud, a la jubilación, y los hijos deben comprender que sus progenitores, empiezan a necesitar su ayuda. Pero por otro lado, a los hijos adultos inmersos en su carrera profesional,  la crianza y educación de sus hijos,  probablemente,  no les quedara demasiado tiempo para sus padres mayores, que se dejan abatir por la sensación de abandono. Las relaciones entre ellos pueden adolecer del cariño, el respeto, la comunicación abierta y la lealtad esperada. Sin embargo no faltan, tampoco, los casos en que son los hijos adultos a quienes invade el sentimiento de frustración porque consideran que sus padres mayores no les ayudan lo suficiente, ya sea económicamente o en la crianza de sus propios hijos o por el contrario, porque entienden que los abuelos interfieren en exceso en su propia vida familiar. En este sentido es de interés ofrecer algunas sugerencias para la construcción y el mantenimiento de relaciones saludables, entre los hijos adultos y sus padres mayores: 


      Comunicación. Escuchar e intentar entender las experiencias Compartir las propias expectativas, sensaciones, esperanzas, y preocupaciones. Reconocer que los sentimientos y las creencias de los hijos adultos y de los padres mayores son verdaderos para cada uno de ellos, ya que merecen el derecho de tener sus propias opiniones, incluso si son diferentes. Respetarse el uno al otro.  Cada generación toma decisiones distintas, y debe sufrir o disfrutar por sus consecuencias.   Tienen experiencias únicas. Construir y mantener una relación sana entre las diferentes generaciones de la familia

      Terminamos poniendo de relieve como anécdota que China, un país donde durante milenios los más mayores en las familias eran venerados por tradiciones religiosas, prepara una reforma legal que podría castigar a los hijos adultos que no visiten a sus padres mayores. La introducción de este delito se estudiará en la reforma de la Ley de Protección de los Derechos e Intereses de los Ancianos, creada en 1996.  La reforma señala en uno de sus epígrafes que "los familiares no han de ignorar o aislar a los mayores, y deben visitarlos frecuentemente si no viven bajo el mismo techo", ofreciendo la posibilidad de llevar casos ante los tribunales si no se respeta esta obligación. El cambio legal  simboliza un esfuerzo para restaurar los valores familiares en la sociedad china, que ha pasado de una tradicional veneración de los más mayores, al olvido a muchos de ellos, debido a una sociedad más individualista y materialista. 

domingo, 18 de noviembre de 2012

LA VENTANA DEL MAYOR (118)

Las medias verdades sobre el envejecimiento

La vejez no es igual para todos.  El pasar de la edad adulta a la vejez  tiene una gran variabilidad entre las personas. No todos envejecemos a la  misma velocidad, ni somos física ni mentalmente iguales, ni nos afectan de la misma manera las circunstancias que nos rodean, Puede ser vivida por cada uno de nosotros, de muy diferentes maneras.

Hablar de vejez o "hacerse viejo" ha tenido y tiene connotaciones negativas. Se ha interpretado que el envejecimiento implica pérdidas y está relacionado a enfermedad y dependencia. Los estereotipos asociados a la edad, adquiridos en los primeros años de la vida,  crean una visión exagerada de la realidad.  La aceptación de hechos que no son reales, pero que son admitidos por la sociedad como tales, genera  una imagen inexacta y en ocasiones errónea, además de homogeneizadora, de todos los miembros de este  grupo de población. En este sentido, los estereotipos más habituales que se encuadran en el perfil de  personas mayores hacen mención a los siguientes rasgos: todas son iguales;  están enfermas, tienen dependencia funcional y son frágiles; solas, aisladas y deprimidas; tienen problemas de memoria; son rígidas y no se adaptan a los cambios; no deben seguir trabajando; no pueden aprender cosas nuevas….. Esta forma de pensar favorece la aparición de dependencia, discapacidad, depresión, reducción del sentimiento de autoestima, disminución del rendimiento o incluso aumenta el riesgo de mortalidad, provocando, además una  imagen errónea de las personas mayores en los profesionales, a pesar de ser este colectivo, uno de los principales usuarios de los servicios de salud.


Pero la realidad es otra, Las personas mayores integran  el grupo de población con mayor variabilidad interindividual, con diferencias biológicas, en las características psicológicas, sociales, culturales- En general, mantienen un buen nivel funcional para la realización de las actividades de la vida diaria, autónoma e independiente. Buenas relaciones y apoyos sociales, con una red menos extensa  que en la juventud, pero más gratificante y más leal, principalmente con sus familias y sus hijos.  Desarrollan actividades mentales con la misma capacidad que las personas jóvenes, pero adaptadas a las exigencias de la edad. Los rasgos de personalidad se mantienen a lo largo de toda la vida siendo capaces de acomodarse a los cambios que se producen en su entorno.  Pueden seguir aprendiendo y continuar realizando su trabajo de la misma manera o mejor que los jóvenes, dado que cuentan con habilidades y conocimientos para enfrentarse a  las nuevas tecnologías. ….. En definitiva, el envejecimiento es un `proceso en el que la persona ha de conforma una  nueva imagen de sí misma, enfrentándose   a él de manera exitosa, con capacidad para decidir cómo quiere hacerlo

sábado, 10 de noviembre de 2012

LA VENTANA DEL MAYOR (117)


En España, la participación de las personas mayores en actividades laborales formales y remuneradas es muy reducida. Nos encontramos con un grupo importante de  población con una esperanza de vida superior a  la de generaciones precedentes y en buenas condiciones físicas y mentales, cuya presencia en el mercado laboral ha finalizado al cumplir la edad de la jubilación. Desean continuar realizando una variedad de  quehaceres productivos,  contribuyendo  al desarrollo y bienestar de la familia y la sociedad. Pero cuando miramos al sector laboral, la discriminación por edad constituye una importante barrera para la participación en el mismo de las personas mayores que  sienten que sus habilidades y conocimientos están siendo despilfarrados, traicionando sus propias capacidades. Es una forma de exclusión social hasta el punto de que  se ha llegado a proponer un cambio en la definición de “trabajador mayor” que rompa con la noción de  la edad de jubilación, y  se base en una concepción de   “capacidad de desarrollar un empleo”.

          Culturalmente estamos habituados a percibir a la persona mayor fuera de las fuerza de trabajo, fuera de los sistemas y de los procedimientos formales de la educación, fuera del sistema formal financiero, fuera de las decisiones del grupo familiar, en el espacio de los “perdedores”, de los que carecen de la capacidad de competir. Ha prevalecido una visión que tiende a identificarlos como un grupo poblacional supuestamente homogéneo caracterizado por la inactividad, improductividad y dependencia, condicionando de este modo su rol social. Pero  si miramos adelante se perfilan nuevos  modelos de personas mayores, con más recursos sociales, culturales, educacionales y financieros  que protagonizaran una vejez diferente  frente a los desafíos que implica hoy, el crecimiento, la globalización, la apropiación de nuevas tecnologías, los roles a desempeñarse en una sociedad del conocimiento etc.


En la actualidad la mayoría de las personas mayores se encuentran en una situación de autonomía personal y participan activamente de su entorno, contribuyendo al sostenimiento del Estado de Bienestar desde su apoyo a la familia, con el cuidado de nietos, personas dependientes y ayudas informales a otros hogares, formas de voluntariado y su aportación económica a través del consumo. Pero todas estas acciones,  al estar fuera del mercado de trabajo,  pocas veces se contabilizan. Sin embargo a través de ellas la persona mayor  se produce a si mismo y produce  sociedad, con un sentido de “producción social”.   

Dicho  esto hemos de añadir que las personas mayores tienen derecho a una actividad  remunerada, para conservar su salud, su equilibrio psicológico, su bienestar y felicidad. La eliminación de la obligación de retirarse a una determinada edad legal y la mejora de los niveles educativos y sanitarios al paso de los años, han creado las condiciones para alargar su permanencia en el mercado laboral. Los  cambios estructurales que ha introducido la globalización en el  sistema de producción de bienes y servicios ofrecen un nuevo escenario laboral en donde las nuevas tecnologías juegan un papel importante con nuevas formas y fuentes de empleo que irán transformando las características del trabajo como hasta ahora se lo ha entendido, siendo la flexibilidad la principal característica del nuevo escenario laboral.
 

El problema  que puede significar para una sociedad envejecida el no considerar a las `personas mayotes como un importante recurso humano para el desarrollo del país, puede ocasionar problemas al sistema  de seguridad social, al sistema  de salud y en general consecuencias socioeconómicas desfavorables. Se trata pues de garantizar la interacción positiva de las políticas económicas, sociales y de empleo con el fin de promover una vida activa sostenible.

lunes, 5 de noviembre de 2012

LA VENTANA DEL MAYOR (116)


La movilidad de las personas mayores

    Durante el proceso del Categorías: GeriatríaSíndromes
  envejecimiento se originan  trastornos en la movilidad de las personas mayores. Es frecuente padecer  determinadas dolencias, unas neurológicas como el Parkinson y las Neuropatías; otras trastornos vasculares, óseos o articulares… En el sexo masculino dichas alteraciones  están asociadas a procesos neurológicos; y en sexo femenino a enfermedades óseas y articulares como la artrosis de la cadera y rodillas En cuanto a los cambios del equilibrio o capacidad de adoptar una posición vertical y  los cambios en la locomoción  o capacidad para iniciar y mantener un paso rítmico en la marcha,   debe diferenciarse entre los  propios de la edad y los  que aparecen en relación con enfermedades musculares, articulares y nerviosas asociadas con la edad avanzada.


            Caminar es la forma de movimiento más natural. Su razón, la necesidad de desplazarse de un lugar a otro y es la principal opción para aumentar la actividad física en la población sedentaria. No se necesita una habilidad especial ni ningún tipo de equipamiento. Es la propia persona la que debe regular su intensidad, duración y frecuencia.

El logro de un buen caminar es uno de los requisitos más importantes para un envejecimiento satisfactorio, Los trastornos son un problema. Se modifica la manera de moverse,  caminando más lentamente, con alteración de la postura corporal  y la zancada se acorta. Marcha  inestable, ineficaz., riesgo de caídas y lesiones como  fracturas y luxaciones  que además de dolor, causan incapacidad y un largo periodo de recuperación. Ello hace que muchas personas mayores recorten voluntariamente su actividad debido a la preocupación por su capacidad motora, lo que provoca una falta de confianza en si mismo. Se recluyen en sus casas, limitan sus salidas y dependen  de otros para cualquier actividad. Por otro lado, la debilidad física hace que sea difícil soportar el peso corporal al levantarse de una silla baja o del asiento del inodoro, subir escaleras o subirse a un autobús


 El modo de caminar de las personas mayores es un indicador importante del bienestar, salud y larga vida. Caminar requiere energía, control del movimiento y apoyo, y exige un esfuerzo en múltiples  órganos, incluido el corazón, los pulmones y sistemas como el circulatorio, nervioso, muscular y esquelético. La velocidad al andar es una  herramienta útil para identificar a las personas mayores con más probabilidades de vivir 5, 10 o más años, y a aquellas con mayor riesgo de muerte prematura


        No hay un momento determinado para la aparición de los trastornos de la marcha ya que ello depende de factores como el estilo y la calidad de vida del individuo. Muchos casos son inevitables pero  en otros se pueden prevenir y si sucede, minimizar sus consecuencias. Sin embargo, la edad avanzada no debe acompañarse inevitablemente de alteración de la misma. Si decimos a una persona mayor sedentaria “que camine más todos los días”, hay quien caminará 15 minutos diarios y le parecerá una tortura, y otras personas de más de 75 años  caminaran 10 km diarios como paseo.  Y aunque los cambios de la marcha relacionados con la edad,  son más aparentes a partir de los 80 años, la mayoría de los trastornos al caminar se relacionan con una enfermedad subyacente y suelen hacerse más patentes cuando ésta progresa.

    En cuanto a las medidas a tomar para evitar o al menos alejar la aparición de  riesgos de esta naturaleza, ponemos de relieve algunas de ellas: el adecuado control de las enfermedades crónicas, como la diabetes  y la hipertensión arterial y  los cambio de estilos de vida, De la misma manera que no hay enfermedades sino enfermos, cada ser humano que envejece es único e irrepetible, y muchas de las dificultades que tenga que enfrentar estarán relacionadas  con un estilo de vida inadecuado, evitando los factores de riesgo con mayor implicación como el sedentarismo, el hábito de fumar, el alcoholismo y los malos hábitos higiénico-dietéticos,  bajando de peso, realizando ejercicios, consumir frutas y vegetales, escoger alimentos cocidos por encima de los fritos, el consumo moderado de la sal y de las grasas de origen animal, prefiriendo las de origen vegetal. Todos los hábitos son modificables.

     Terminamos poniendo de relieve que no es una utopía aspirar a mantener una aceptable movilidad en la vejez, El ser humano puede alcanzar edades avanzadas sin que necesariamente se produzcan síntomas que limiten su capacidad funcional y su autonomía. Las personas mayores en situaciones de normalidad,  deben pasear a diario para mantenerse en forma, evitar una vida sedentaria, y tener mayor movilidad y autonomía, a pesar de la edad. Además no es un ejercicio que se deba realizar durante mucho tiempo. Los médicos aconsejan 30 minutos al día. A partir de aquí, todo lo que se pueda.