jueves, 24 de marzo de 2011

LA VENTANA DEL MAYOR (54)


EL PARADIGMA DEL ENVEJECIMIETO ACTIVO Y LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN (I PARTE)



Todos queremos vivir el máximo tiempo posible pero nadie quiere ser viejo bajo los estereotipos que hoy en día rodean a ese concepto.


Es el momento de empezar a participar y reclamar el modelo de envejecimiento activo como marco idóneo para lograr una vejez satisfactoria. En la actualidad y en lo que respecta a nuestra Comunidad Autónoma, la Consejería para la Igualdad y Bienestar Social, presento en Junio de 2010, EL LIBRO BLANCO DEL ENVEJECIMIENTO ACTIVO DE ANDALUCÍA, documento pionero en relación con el sector de las personas mayores. También la Comisión Europea ha designado el año 2012 como AÑO EUROPEO DEL ENVEJECIMIENTO ACTIVO para favorecer el hecho de que las personas mayores tengan un papel en la sociedad, promoviendo una vejez saludable.

En este sentido vamos a contemplar tres diálogos “impersonales” cuyos interlocutores participan con el contenido de sus artículos aparecidos en OPINION del DIARIO CORDOBA, en diciembre de 2009, abril y junio de 2010 .


Un primer diálogo “impersonal” lo establecimos con Carmelo Casaño Salido, abogado y escritor, autor del artículo “REFLEXIÓN DE LA VEJEZ”. En él se dice:


“Hoy día, la vejez, en nuestra cultura, es un concepto oscilante que va del enaltecimiento retórico de la tercera edad a la conciencia de que hacerse viejo es un engorro, en el sentido más inservible y solitario. La vejez cuando se acepta como la estación otoñal de la vida, y no son excesivos los deterioros físicos, puede tener una cierta sutileza de tonos cobrizos y anteados, de luces amables, muy matizadas, que incitan a la ponderación, a la ternura -aunque abunden los viejos cascarrabias- y a las sabidurías de los retornos. Aunque afirmarlo sea cívicamente incorrecto, la vejez, en general, resulta molesta: una característica inevitable, aún matriculándose en la universidad ya octogenario; convirtiéndose en trotamundos al amparo del Imserso; acudiendo a las academias de baile; luciendo en Miami Beach --al igual que el doctor Papuchi Iglesias-- algo tan hispánico como el celo cagalón- No hay más exacto adjetivo para determinar a la vejez que "molesta", calificativo que ya aparecía en Gaudeamus igitur, el antiguo canto universitario que así la llamaba --molestam senectutem -- para contraponerla a la iucundam iuventutem que se exaltaba en el verso anterior. Dicho en términos orteguianos, el desvanecimiento esencial de la vejez es el cierre de las perspectivas u horizontes que nos brinda la razón vital en otros momentos del existir. Esa ausencia de un auténtico futuro creador --"tarea poética" la llamaba Ortega--, al no tener por delante, como en la mocedad, un abanico de proyectos, marcan a la vejez, ocasionando la pérdida definitiva del ensueño, grato y absurdo, de la inmortalidad. Ahora bien, como siempre hay hechos que se encargan de derribar teorías, ahí tenemos a Albert Oliart, con sus más de 80 años --edad que les veda elegir papa a los cardenales--, dirigiendo un ente tan complejo y diabólico como TVE; trabajo que ha iniciado como una moto”.

Como habrán podido leer se recogen frases que perfilan un enfoque tradicional de la vejez, razón por la cual escribimos en dicho periódico un articulo sobre la “IMAGEN POSITIVA DEL ENVEJECIMIENTO” para poner de relieve otra forma de ver la vejez.

“Nuestra sociedad no está éticamente madura para comprender a las personas mayores como proyecto de vida. Para ello se ha de pasar del modelo tradicional de la vejez como etapa deficitaria, en donde todo es pérdida y deterioro, consecuencia tanto de los cambios biológicos, psicológicos y sociales que se producen en el individuo que envejece, como por la visión distorsionada del colectivo societario, con sus mitos, estereotipos y prejuicios, a un nuevo modelo de vejez activa. Se ha de provocar en las personas mayores significados para vivir, convirtiendo el envejecimiento en una etapa activa, creativa y esperanzada. Toda persona lleva en su interior el deseo profundo de realizar algo que tenga sentido, encontrando valores que motiven su existencia. Tiene sentido vivir y para qué vivir. Las personas mayores, si quieren alcanzar una existencia satisfactoria, han de ajustarse correctamente al proceso de su envejecimiento en el marco del activismo poniendo en práctica una serie de recomendaciones: permanecer comprometidas en el contexto donde se encuentran; ocupar su tiempo desocupado en nuevas actividades, evitando caer en la inadaptación y en la marginación; tener presentes ideales en su existencia para llevarlos a la práctica en las nuevas circunstancias impuestas por la edad avanzada; conservar en lo posible las relaciones sociales anteriores y en su defecto sustituirlas; prestar atención a la formación continua y perfeccionamiento humano y espiritual; flexibilizar criterios con apertura a los nuevos tiempos, huyendo del conservadurismo, apatía e inercia”

(continuará).

jueves, 10 de marzo de 2011

LA VENTANA DEL MAYOR (53)

BIOÉTICA Y MALOS TRATOS A LOS MAYORES


En el Diario Córdoba de fecha 7 de Enero se publica la noticia de que el Teléfono de atención a las personas mayores de Andalucía recibió en el año 2010, 1059 denuncias de supuestos malos tratos por situaciones de negligencia, abandono, daños físicos o psicológicos así como por falta de atención y maltrato en instituciones privadas.

Hablar de fundamentos éticos para las personas mayores es tocar un punto bastante arduo y serio. Sin embargo se han de abordar los problemas reales de estas personas desde un punto de vista lo más ético y humano posible.

Si partimos de la base de que actualmente contamos con un número bastante elevado de personas mayores que precisan una serie de ayudas físicas y psíquicas que, a su vez, implican a toda una serie de personas e instituciones, debemos plantearnos la necesidad de elaborar unos mínimos contenidos éticos que regulen y orienten, de alguna manera, nuestro actuar para con este colectivo poblacional.


Desde que la Bioética comenzó a caminar a comienzos de la década de los setenta del siglo XX se han articulado una serie de principios éticos: “Hacer el bien al anciano, trato digno y respetuoso y promover su bien”.”No hacer daño a la persona mayor y evitarle todo mal posible como, no abusar, abandonar o maltratar”. “Respetar la libertad y capacidad de decisión del anciano como agente moral”. “Consideración y respeto para todos, sin ningún tipo de discriminación o marginación”.

La persona mayor es un ser que tiene dignidad. Esta dignidad nunca se pierde ni se deteriora. Toda persona mayor merece un respeto absoluto e incondicional, y no algo que se pueda manipular o instrumentalizar a nuestro antojo. Poder vivir la persona mayor con dignidad y seguridad, significa que se vea libre de explotaciones y de malos tratos físicos o mentales; que reciba un trato acorde a su dignidad que nunca variará, independientemente de la edad, género, patología, etc. u otras condiciones vitales; así como ser valorados por sí mismos..


Dentro de esta dignidad está el sentido existencial. .A la persona mayor le mata el desamor, le quita la vida el no sentirse valorado y escuchado como ser humano, que nadie cuente para nada con él. Por ello las personas mayores precisan más que nada: sentirse queridos y amados por sí mismos, Que se les conozca de una manera profunda sus sentimientos, deseos, pensamientos,...;Que se les cuide con amor y humanitarismo, en lugar de apartarlo de la familia Que se les respete como personas libres, que toman sus decisiones por sí mismos y no como si fueran niños grandes Que se les ayude a valorarse a sí mismos y a ser responsables de sus actos Es más, ante una persona mayor todos deben descubrirse. Lo merece sólo por el hecho de serlo. Por eso debemos meditar cómo debemos tratarle, cómo envolverle en amor, cómo llenar de alegrías estos años, a pesar de los pesares.

Frente a esta concepción social e ideológica de que las persona mayores son un estorbo, y desde una ética civil, plural y dialogante, reivindicamos que toda persona mayor es absolutamente valiosa y un fin en sí misma. Todas las personas, independientemente de la circunstancia vital que tengan, son únicas, insustituibles, tienen dignidad.

jueves, 3 de marzo de 2011

LA VENTANA DEL MAYOR (52)

VIVIR ENVEJECIENDO

Desde que nacemos envejecemos: envejecer es vivir y vivir es envejecer

El envejecimiento se ha relacionado, tradicionalmente, con la enfermedad, la dependencia y la jubilación. Hoy este enfoque queda desfasado y no refleja la realidad.

El hombre esta hecho para vivir la vida hasta el final, con la mayor dignidad del mundo y no puede ser de otra manera.

Ha llegado el momento de considerar a las personas mayores, como participantes activas de una sociedad que integre al envejecimiento y que considere a dichas personas, contribuyentes activos y beneficiarios del desarrollo.

A principios del este siglo XXI, el envejecimiento de la población plantea muchos interrogantes, tanto a la sociedad de la que formamos parte, como a sus responsables políticos

¿Cómo podemos ayudar a las personas para que sigan siendo independientes y activas a lo largo del proceso de envejecimiento?

¿Cómo podemos reforzar las políticas de promoción y prevención de la salud para llegar a mayores “saludablemente”?

¿Cómo se puede mejorar la calidad de vida en edad avanzada?

¿Cómo repartir de forma equilibrada o adecuada entre la familia y el Estado, el cuidado de la personas que necesitan asistencia a medida que envejecen?

¿Cómo reconocer y apoyar el importante papel que las personas mayores desempeñan, cuidando y en muchos casos sosteniendo su entorno familiar?

Los progresos de nuestra civilización han propiciado que la población activa se reduzca, aumentando la inactiva

La edad de jubilación en España se encuentra en los 65 años. Actualmente a esta edad, el nivel de eficiencia intelectual es muy elevada y la riqueza personal muy grande. En general hasta los 80 años aproximadamente, en una persona sana no aparece ningún declive de esta actividad.

La edad cronológica no es un indicador exacto de los cambios que acompañan el envejecimiento.

Son muchas las variaciones entre personas de la misma edad. Envejecer es un largo proceso de extraordinaria variabilidad interpersonal: podría decirse que existen tantas formas de envejecer como número de habitantes, en un determinado contexto de referencia.

El envejecimiento de la población es, ante todo y sobre todo, una historia del éxito de las políticas de salud publica, así como del desarrollo social y económico.

Es un triunfo y a la vez un desafío. No consiste en añadir más años a la vida, sino más vida a los años.

Desde este punto de vista, el envejecimiento no es nunca una tragedia. Una población que envejece puede proporcionar otras ventajas a la economía global.

En los países desarrollados las personas mayores van siendo piezas clave y no remuneradas: en el trabajo doméstico; en el cuidado de los nietos/nietas; en la ayuda a las personas enfermas; en múltiples facetas del voluntariado etc.

Las personas mayores, desde nuestra situación personal, desde nuestro entorno, pero principalmente desde nuestra actitud, podemos conseguir que la vejez sea una etapa mas completa del desarrollo de nuestro ciclo vital o por el contrario, una etapa de declive y déficit.

Se trata de que los mayores asumamos el sentido trascendente de toda vida humana, y por lo tanto, de la propia, demostrando con nuestra conducta que todavía podemos alcanzar cotas muy altas en los diversos campos tecnológicos, familiares, sociales o económicos para los que nos encontremos preparados.

Podemos y debemos tener proyectos, aunque sea innegable un cierto declive biológico. Aunque el deterioro físico tenga muchas secuelas negativas, con esas mismas limitaciones, pero acompañadas de ideales y de amor, los resultados han sido fantásticos. Considerar la vejez como una etapa de más conocimientos y de mas sabiduría.

Una visión positiva de la vejez significa un conocimiento de la autoridad de la sabiduría; de la dignidad; y de toda una vida de experiencia de los mayores.

Sin embargo en la sociedad contemporánea, con demasiada frecuencia, se olvida este sistema de valores, apareciendo las personas mayores como un gasto económico y un estorbo para la sociedad ¿La causa?...las mayores necesidades de servicios sanitarios y de apoyo