martes, 28 de febrero de 2017

LA VENTANA DEL MAYOR (272)

¿QUÉ ES EN REALIDAD UNA PERSONA?

El objetivo de toda vida humana es alcanzar la felicidad, la plenitud: “Todos vamos dirigidos hacia ello como la flecha del arquero hacia su blanco”.   


    Todos somos  personas, es decir, seres en el tiempo que  vivimos, sufrimos y ansiamos ser felices. Pero,  ¿qué es en realidad una persona? Cierto día, un amigo le comentó al filósofo británico Gilbert Ryle  que le gustaría conocer la universidad. “Nada más fácil – le dijo Ryle- la próxima semana sube conmigo a Oxford”. Cuando llegó el día, Ryle presentó su amigo a profesores y alumnos, visitaron bibliotecas y laboratorios, pasearon por el campus, entraron en los college, asistieron a clases y conferencias; al terminar el día el amigo sorprendió a Ryle con la pregunta: “Bien, pero ¿dónde está la universidad?”. Sin profesores, estudiantes, bibliotecas, aulas, laboratorios…no existiría  la universidad pero no son la universidad. La universidad pertenece a otra categoría. La universidad no es algo tangible, no es una cosa.

     Algo parecido pasa con la persona. La persona no es el cerebro, no es el cuerpo, no es la familia, no es el grupo con el que se comparten valores, no es el entorno físico, social y emocional, no es la lengua, no es el país. Sin estos elementos no existiría la persona pero no son la persona. La persona es una biografía en constante evolución desde que nace hasta que muere. La persona es un viaje, siempre provisional, siempre cambiante, en busca de la felicidad y de la luz. Constituiría un grave error, tanto por parte del individuo como de la sociedad, dar el viaje por terminado al llegar a la jubilación o la vejez. 


Cuando alguien alcanza  la etapa o momento de su vida en que se jubila con cierta dosis de júbilo o lo jubilan sin júbilo alguno, su biografía no ha finalizado. Incluso, para algunos, una parte substanciosa de la misma tal vez no haya hecho más que empezar. Es cierto que, en el seno de una cultura que admira la juventud, la acumulación de bienes y la immediatez hedonística, los que llegamos a la vejez solemos hacerlo,  con el estereotipo de tacaños, reiterativos, pelmas, lentos, irritables, quejicas, olvidadizos, ineficientes o carrozas. Pero disponemos de ejemplos de personas centenarias Nos incumbe a los que hemos llegado a la jubilación sustituir los estereotipos que nos atribuye la sociedad por otros más positivos - serenos, tolerantes, flexibles, generosos, compasivos, eficientes, no repetitivos, con sentido del humor, - demostrando con nuestro comportamiento que la vida, una vida plena y activa, puede prolongarse en bastantes casos, incluso más allá de los setenta y cinco años 

miércoles, 1 de febrero de 2017

LA VENTANA DEL MAYOR (271)

EL RIESGO DE LA LONGEVIDAD

          El envejecimiento activo, tal como viene considerado en el marco europeo, supone: dar a las personas mayores la posibilidad de una participación social plena; fomentar sus oportunidades de empleo; permitir su contribución activa a través del voluntariado; y conseguir que permanezcan autónomas e independientes el mayor tiempo posible. Los últimos datos de los que disponemos muestran que en el conjunto de los países  tecnológicamente más adelantados, se ha  conseguido una esperanza de vida media de 80 años cuando en el siglo XVIII sólo era de la mitad.      De hecho, en fechas recientes, se ha impuesto en la sociedad occidental una visión optimista en la lucha contra el envejecimiento. Incluso se ha llegado a creer que el deterioro podría ser vencido y la inmortalidad encontrarse al alcance de la mano. 

          Que la gente viva más de lo esperado representa un riesgo. Reconocer y mitigar el riesgo de longevidad es un proceso que debe ponerse en marcha ahora. Las medidas tardarán años en dar frutos y será más difícil abordar debidamente esta cuestión si se posterga la acción colectiva Anuncio que da cumplimiento a un chiste aparecido en la prensa de 2008 en el que sobre el dibujo de un triste anciano con bastón, podía leerse: “Viviréis más años, nos dijeron. Parecía una promesa pero era una amenaza


                  ¿Qué van a hacer estas personas con su tiempo?. ¿Qué va a hacer la sociedad con ellas?. Se trata de individuos, buena parte de los cuales desearían permanecer activos,  aunque muchas veces no sepan cómo; con un acervo de conocimientos, habilidades y experiencia que la sociedad no debería menospreciar; y que, en estos momentos, están llegando a la edad de jubilación sin manual de instrucciones para su uso.