domingo, 28 de junio de 2015

LA VENTANA DEL MAYOR (223)

LA EDUCACIÓN COMO FACTOR DE CAMBIO EN EL PROCESO DEL ENVEJECIMIENTO (I de II)



No se contempla suficientemente en el discurso educativo un enfoque cultural de las personas mayores, surgiendo la necesidad de una información objetiva sobre el potencial de las mismas 

¿Piensan que como persona mayor ya tienen su propia experiencia y conocimientos   y no necesitan seguir educando su potencial humano?

¿Sabían que la educación permanente es un derecho que queda sin desarrollar en la inmensa mayoría de las personas mayores, y que solo una minoría, la más preparada, es la que muestra interés por actualizarse?

¿Tenían conocimiento de que el nivel de instrucción de los mayores no es equiparable al de la población mas  joven, por debajo de los 45 años?
            
¿Y que las cifras que lo demuestra nos indica que uno de cada diez mayores so analfabetos; un 35% adicional no ha completado estudios primarios; el 8,4% ha completado estudios secundarios; apenas 4 de cada cien mayores, ha cursado estudios universitarios; y entre los mayores, el nivel educativo de las mujeres, sobre todo las que superan los 70 años, es aun mas bajo que el de los varones?
   
¿Y que la educación debe extenderse a lo largo de toda la vida, a fin de contribuir al proceso de adaptación continua de la persona mayor a los cambios acelerados que caracteriza nuestra época, dotándole de una conciencia critica que le permita participar de las actividades cívicas y sociales, así como la integración en las distinta áreas del conocimiento y la creatividad ,en el tiempo desocupado?

¿Y que la sociedad se plantee no que se puede hacer con los mayores, si no que pueden hacer las personas mayores para la sociedad, aprovechando así, a través de la educación, el capital que aportan?


 Y en consecuencia, ¿Que una de las premisas básicas de la educación permanente es pasar de una educación “para la vida” hacia una educación “dentro de la vida”?
         
 Por todo ello, la educación de las personas mayores debe dejar de ser marginal, ya que constituye un modo de expresión y desarrollo individual que no puede quedar limitada a una minoría. Persona y educación son inseparables, siempre que el ser humano opte por lo bueno y valioso, ante la pluralidad de posibilidades que se le ofrece. Con la educación se pone a disposición de las personas mayores conocimientos actualizados que les permita comprender el mundo contemporáneo, respondiendo a sus intereses. Se acepta que la educación es el gran instrumento para mejorar la calidad de vida del mayor.

domingo, 21 de junio de 2015

LA VENTANA DEL MAYOR (222)

CIUDADES AMIGABLES CON LAS PERSONAS MAYORES


Se  comenzó a hablar de ciudades amigables con las personas mayores en el año 2006 cuando la OMS reunió a 33 ciudades de 22 países en un proyecto para identificar los elementos claves del entorno urbano que apoyan el envejecimiento activo y saludable. El proyecto se completó en el 2007 y dio lugar a la “Ciudades globales amigables con los mayores: Una Guía”.  En ella se identifican ocho aspectos de la Vida Urbana que pueden influir en la salud y la calidad de vida de las personas mayores:

Espacios al aire libre y edificios.
Transportes.
Vivienda.
Participación social.
Respeto e integración social.
Participación cívica y empleo.
Comunicación e información.
Apoyo de la comunidad y servicios de salud

Y ello: programando mejoras arquitectónicas en edificios y fomentando una mayor accesibilidad en todos los equipamientos públicos; mejorando y adaptando los servicios e infraestructuras de transporte, facilitando el acceso a servicios esenciales como la salud; desarrollando una política de diseño y mantenimiento de zonas públicas con una especial preocupación por las demandas de personas mayores en materia de limpieza, pavimentos especiales, etcétera; promoviendo una mayor inclusión social de las personas mayores mediante su participación en la toma de decisiones que afectan a la vida cívica, impulsando acciones informativas específicas, y fomentando la participación de las personas mayores en el trabajo voluntario o remunerado y la economía local; asegurando una comunicación e información efectivas que llegan a los vecinos de todas las edades, incluyendo el facilitar el acceso a las nuevas tecnologías de los mayores.


Andalucía: Arriate Pinos Puente Utrera    Aragón: Zaragoza      Cantabria: Santander  Catalunya: Barcelona Berga Gava Igualada Manresa Terrassa Vic    Comunitat Valenciana: Llíria     Extremadura :Almendralejo Los Santos de Maimona Mata de Alcántara Mérida Oliva de la Frontera Villanueva de la Serena     Euskadi: Bilbo-Bilbao Donostia-San Sebastián Durango Vitoria-Gasteiz Euskadi Amigable   Galicia; Ourense Castrelo de Miño  La Rioja; Ezcaray  Madrid: Las Rozas Tres Cantos 
CIUDADES AMIGABLES EN ESPAÑA

Para aprovechar el gran interés generado por este programa, la OMS ha creado la Red Mundial de Ciudades Amigables con las Personas Mayores, a través de la cual: se establecerán relaciones entre las ciudades participantes y la OMS; facilitará el intercambio de información y las prácticas exitosas; fomentará intervenciones apropiadas, sostenibles para mejorar la vida de las personas mayores: proporcionará apoyo técnico y capacitación. Es una iniciativa con la que se pretende conquistar a todos los municipios con la intención de cuidar del bienestar de nuestros mayores, ya que el envejecimiento de la población será uno de los mayores desafíos socioeconómicos mundiales durante el siglo XXI,  obligando a preparar un futuro que se adapte a una nueva realidad, fomentando y haciendo posible el envejecimiento activo. En términos prácticos, una ciudad amigable con las personas mayores adapta sus estructuras y servicios para que sean accesibles de acuerdo con las  diversas necesidades y capacidades, lo que  implica coordinar acciones en distintas áreas clave de la política municipal.

Para formar parte de la Red Mundial de la OMS de Ciudades Amigables con las Personas Mayores, los Ayuntamientos deben presentar una moción en  la que solicitarán la inclusión en la Red mundial de ciudades amigables con las personas mayores como objetivo prioritario; la redacción y aprobación de un proyecto tomando como guía el redactado por la OMS sobre “Red Mundial Ciudades Amigables con las Personas Mayores”; y finalmente la creación de una Comisión Especial donde estén representados todos los grupos políticos con representación municipal, asociaciones y entidades locales competentes en la materia, así como técnicos municipales que hagan efectivo los objetivos marcados 

lunes, 15 de junio de 2015

LA VENTANA DEL MAYOR (221)

LA EDAD NO ES UNA ENFERMEDAD ( y III )

Las medidas que deberían tomarse por las Administraciones públicas en relación con la salud y prevención de enfermedades son: 

Facilitar información sanitaria a través de los medios a su alcance en relación con los estilos de vida más saludables: alimentación, actividad física, participación ciudadana, abandono de hábitos tóxicos. 

Tomar medidas para aumentar los años de vida sana y reducir los riesgos de dependencia. 

Promoción de las campañas de  vacunación correspondientes; prevención de accidentes de todo tipo, caídas, conductas de riesgos y hábitos inadecuados. 

Mantenimiento del programa de termalismo social,  teniendo en cuenta el componente preventivo y rehabilitador que tienen los tratamientos termales

Establecer protocolos de detección precoz de enfermedades y facilitar el acceso a ellos en los centros de salud y en hospitales. Facilitar las revisiones periódicas en aquellas situaciones en las que se sabe que las alteraciones son más prevalentes: órganos de los sentidos, boca, tensión arterial, glucemia, situación nutricional, etc. 

Legislar en materia de salud teniendo en cuenta el factor edad, eliminando toda suerte de discriminación negativa y tomando en consideración las limitaciones físicas y económicas que suelen acompañar al sector de personas mayores. 

Erradicar posibles prácticas de discriminación hacia las personas mayores por razón de edad. Si existen técnicas médico-quirúrgicas que no se aplican por la edad del paciente, que sea únicamente por los riesgos que suponen para su salud y nunca por criterios economicistas. En cualquier caso, se deberá contar siempre con la opinión y consentimiento del paciente mayor o, en supuestos de incapacitación judicial, de su representante legal. Los mismos criterios de no discriminación se han de aplicar para intervenciones como el implante de válvulas, trasplantes, tratamientos de cáncer y patologías análogas. En ningún caso se ha de privar a las personas mayores de las mismas oportunidades terapéuticas que se puedan ofrecer al resto de la sociedad. 

Establecer sistemas que faciliten la detección de abusos y malos tratos en el ámbito sanitario, así como su denuncia.



Fomentar el desarrollo de recursos asistenciales específicos: unidades y servicios de geriatría hospitalaria, atención profesionalizada en centros de salud y residencias, unidades de cuidados paliativos, etc. Incluir la atención geriátrica como medida obligatoria y común en el catálogo de prestaciones asistenciales ofertadas de todas y cada una de las comunidades autónomas y no tener sólo una presencia testimonial en buena parte de ellas.


Promover actuaciones sanitarias que eviten o reduzcan hospitalizaciones, consultas y fármacos. Ejemplos de ello serían los hospitales de día, los centros de día, los programas de atención domiciliaria, los sistemas de telealarma, el desarrollo de unidades de telemedicina vinculadas a ambulatorios o centros de salud, las campañas programadas y extensas de educación sanitaria, etc. 

Escuchar a las asociaciones de enfermos y de familiares de enfermos. 

Favorecer la formación profesional de aquellas personas que tienen un trato más directo con las personas mayores: familiares, cuidadores, auxiliares, etc. 

Eliminar el lenguaje negativo en cualquier forma de comunicación o mensaje dirigido o relativo a las personas mayores, incluidos los aspectos relacionados con la salud. 

Aplicar los principios de accesibilidad universal y diseño para todos en todos los servicios asistenciales, sin olvidar los de teleasistencia, urgencia y emergencias.

domingo, 7 de junio de 2015

LA VENTANA DEL MAYOR (220)

LA EDAD NO ES UNA ENFERMEDAD ( II de III )

La discriminación por edad es un fenómeno muy extendido en la sociedad  Se manifiesta  de forma muy extendida en numerosas esferas de la atención sanitaria: actitudes individuales, protocolos de actuación, limitaciones de acceso a tecnología avanzada, exclusión de ensayos clínicos, etc. La puerta de entrada al sistema sanitario para la persona mayor es la misma que para el resto de personas, sin que apenas se contemple ningún tipo de singularidad en función de la edad. En cambio, con frecuencia existen frenos en forma de topes de edad para el acceso a determinados servicios o protocolos de utilidad demostrada, por ejemplo pruebas de cribado de determinadas enfermedades o acceso a tecnologías complejas o caras.

         
Los servicios o unidades de geriatría son muy escasos en nuestro país (en algunas comunidades autónomas ni siquiera están contemplados por su cartera de servicios), como también es escasa la figura del consultor en atención primaria o la presencia de especialistas en el mundo de las residencias de personas mayores. Algunos otros campos de muy diferente naturaleza en relación con la salud están poco atendidos o descuidados en mayor o menor grado. Entre ellos la educación sanitaria para este sector y para sus cuidadores y familiares, la implantación de medidas de carácter preventivo, la investigación sobre cuestiones relacionadas con el envejecimiento y sus enfermedades, o la propia enseñanza de la doctrina geriátrica dirigida a los estudiantes de las diferentes profesiones sanitarias.


En síntesis, y por lo que se refiere a la protección de la salud y a la asistencia sanitaria, cabe destacar que para la persona mayor la salud es lo primero por delante de cualquier otra consideración económica, afectiva o de otro tipo. Y así le preocupa:

 La manera de acceder al sistema: poder hacerlo sin ninguna barrera que establezca discriminación en función de la edad.

 La dificultad para acceder a protocolos diagnósticos o terapéuticos abiertos a otras edades: pruebas de cribado para determinados cánceres, o enfermedades de alta prevalencia (diabetes, hipertensión, revisiones de boca, vista u oído, etc.)  
La ausencia (o presencia poco menos que simbólica) de una oferta profesionalizada en materia de salud: servicios hospitalarios de geriatría, consultores en atención primaria, escasas residencias de servicios sociales con profesionales sanitarios, etc.

La dificultad para acceder a determinados medicamentos o a tecnología punta por medidas discriminatorias establecidas en base a la edad (visados farmacéuticos, copago, listas de espera quirúrgicas o para determinadas exploraciones, La pobreza en recursos asistenciales alternativos específicos (hospitales de día, programas de atención a domicilio, campañas dirigidas a ellos en el campo de la educación sanitaria o determinadas medidas preventivas como las vacunaciones).

Los malos tratos, abusos y negligencias de las que es víctima frecuente por parte su círculo más próximo.
Los obstáculos físicos que representan riesgo para la salud en forma de caídas, de contaminación o de cualquier otro tipo dentro de su entorno más inmediato.
La escasa atención, en cuanto a dedicación de tiempo y explicaciones por parte del profesional, especialmente del médico, pero también de otros profesionales de los ámbitos de la enfermería, farmacia,  trabajo social y análogos. 

(Continuará)