lunes, 15 de junio de 2015

LA VENTANA DEL MAYOR (221)

LA EDAD NO ES UNA ENFERMEDAD ( y III )

Las medidas que deberían tomarse por las Administraciones públicas en relación con la salud y prevención de enfermedades son: 

Facilitar información sanitaria a través de los medios a su alcance en relación con los estilos de vida más saludables: alimentación, actividad física, participación ciudadana, abandono de hábitos tóxicos. 

Tomar medidas para aumentar los años de vida sana y reducir los riesgos de dependencia. 

Promoción de las campañas de  vacunación correspondientes; prevención de accidentes de todo tipo, caídas, conductas de riesgos y hábitos inadecuados. 

Mantenimiento del programa de termalismo social,  teniendo en cuenta el componente preventivo y rehabilitador que tienen los tratamientos termales

Establecer protocolos de detección precoz de enfermedades y facilitar el acceso a ellos en los centros de salud y en hospitales. Facilitar las revisiones periódicas en aquellas situaciones en las que se sabe que las alteraciones son más prevalentes: órganos de los sentidos, boca, tensión arterial, glucemia, situación nutricional, etc. 

Legislar en materia de salud teniendo en cuenta el factor edad, eliminando toda suerte de discriminación negativa y tomando en consideración las limitaciones físicas y económicas que suelen acompañar al sector de personas mayores. 

Erradicar posibles prácticas de discriminación hacia las personas mayores por razón de edad. Si existen técnicas médico-quirúrgicas que no se aplican por la edad del paciente, que sea únicamente por los riesgos que suponen para su salud y nunca por criterios economicistas. En cualquier caso, se deberá contar siempre con la opinión y consentimiento del paciente mayor o, en supuestos de incapacitación judicial, de su representante legal. Los mismos criterios de no discriminación se han de aplicar para intervenciones como el implante de válvulas, trasplantes, tratamientos de cáncer y patologías análogas. En ningún caso se ha de privar a las personas mayores de las mismas oportunidades terapéuticas que se puedan ofrecer al resto de la sociedad. 

Establecer sistemas que faciliten la detección de abusos y malos tratos en el ámbito sanitario, así como su denuncia.



Fomentar el desarrollo de recursos asistenciales específicos: unidades y servicios de geriatría hospitalaria, atención profesionalizada en centros de salud y residencias, unidades de cuidados paliativos, etc. Incluir la atención geriátrica como medida obligatoria y común en el catálogo de prestaciones asistenciales ofertadas de todas y cada una de las comunidades autónomas y no tener sólo una presencia testimonial en buena parte de ellas.


Promover actuaciones sanitarias que eviten o reduzcan hospitalizaciones, consultas y fármacos. Ejemplos de ello serían los hospitales de día, los centros de día, los programas de atención domiciliaria, los sistemas de telealarma, el desarrollo de unidades de telemedicina vinculadas a ambulatorios o centros de salud, las campañas programadas y extensas de educación sanitaria, etc. 

Escuchar a las asociaciones de enfermos y de familiares de enfermos. 

Favorecer la formación profesional de aquellas personas que tienen un trato más directo con las personas mayores: familiares, cuidadores, auxiliares, etc. 

Eliminar el lenguaje negativo en cualquier forma de comunicación o mensaje dirigido o relativo a las personas mayores, incluidos los aspectos relacionados con la salud. 

Aplicar los principios de accesibilidad universal y diseño para todos en todos los servicios asistenciales, sin olvidar los de teleasistencia, urgencia y emergencias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario