viernes, 7 de mayo de 2010

LA VENTANA DEL MAYOR. (7)

LOS TRES RELOJES DEL ENVEJECIMIENTO


Siguiendo al profesor Lara Sánchez de la Facultad de Psicología de la Universidad de Málaga, hemos de resaltar la influencia de tres relojes sobre el proceso del envejecimiento

La vida del ser humano esta condicionada básicamente por el ritmo de tres relojes: el biológico, el psicológico y el social, cuyos minuteros deben estar armonizados, pues si estos están descompensados, se agravan los problemas. Por ello se requieren actuaciones preventivas, y actitudes positivas de la propia persona mayor ante esta etapa de su vida. No consiste en ir a contracorriente – el río no puede frenar su curso – sino aprender a navegar en el. Mantener una calidad de vida que haga posible el “envejecer con vitalidad”.

Nos referiremos en primer lugar al reloj biológico, es decir al envejecimiento fisiológico que lleva consigo unas limitaciones de autonomía.

Entre las patologías más frecuentes destacan las deficiencias visuales, reducción auditiva y los problemas de movilidad.

Si la persona se abandona, deja de preocuparse por si misma, es arrastrada por la corriente.... y los efectos son inmediatos: pierde elasticidad por ausencia de ejercicio físico, aumenta de peso, busca la comodidad innecesaria, se empieza a acrecentar el deterioro mental etc.

El ejercicio físico es fundamental, no en vano algunos especialistas en problemas de envejecimiento o geriatras, recomiendan a sus pacientes “menos platos y más zapatos”. Incluso la ansiedad, la depresión, entre otras psicopatologías, experimentan una mejoría significativa con el ejercicio físico. Realizar regularmente una actividad física como caminar, acudir a un gimnasio etc. origina una menor probabilidad de contraer ciertas enfermedades, a la vez que permite disfrutar de ciertas sensaciones de bienestar. Andar, andar, andar......

En segundo lugar destacar el reloj psicológico El envejecimiento como etapa en la evolución del ser humano puede ser un avance, un estancamiento o una regresión. Todo depende de cómo se resuelva. Si se hace con éxito, triunfa la integridad y no la desesperación. Se manifiesta el aprecio a la continuidad del presente, del pasado y futuro. Se acepta el ciclo vital y las cosas inevitables de la vida. El sujeto se siente completo y la muerte pierde su aguijón.

El río que siempre fluye tiene vida. Cuando se para, deja de serlo y el agua se estanca y se pudre. Leonardo de Vinci decía “El hierro se oxida por la falta de uso, las aguas estancadas pierden su pureza y con los fríos se hielan. De esta forma la inactividad de la persona mayor, mina el vigor de la mente.

La vejez es una etapa de la vida caracterizada por la diversidad de pérdidas tanto personales como sociales, con la ruptura de vínculos sociales. Por eso se consideran personas mayores de alto riesgo, aquellas que viven solas o están recluidas en su domicilio. Estas personas reflejan soledad y aislamiento social, deterioro mental, ansiedad, depresión, incapacidad funcional etc.

En definitiva, se reduce la calidad de vida de las personas mayores. Una cosa es ser mayor y otra sentirse viejo. La actitud psicológica positiva es muy importante, ya que permite despojarse de mitos y prejuicios sobre esta edad. Hay que recargar las pilas.

Por último, el reloj social. Aunque la teoría de la desvinculación ha sido sobrepasada por la teoría de la actividad, en la práctica, la tendencia es relegar a las personas mayores del resto de la población a medida que se van desconectando de las actividades productivas. Por eso se reivindica el envejecimiento activo, es decir, la oportunidad de que las personas mayores sigan participando en la vida socioeconómica y cultural de la sociedad. La jubilación laboral no tiene porque suponer el ingreso en un mundo desconectado del resto de la población.

Las personas mayores que viven aisladas o en soledad impuesta, (el 30% del colectivo en España), reducen con frecuencia su actividad diaria o entran en una fase de pasividad que puede originar alteraciones del comportamiento, como conductas fóbicas - irritables, temerosas - apatía etc. De ahí la importancia de ampliar lo mas posible el círculo de amistades o contactos sociales, para evitar en lo posible, el confinamiento, la inmovilidad y el sillón maldito. Hay que seguir estando en la sociedad

1 comentario:

  1. estimado Enrique
    en Infoelder.com queremos invitarlo a participar en una próxima iniciativa dirigida a personas que escriben blogs relacionados con el envejecimiento.
    me gustaría tener su mail para poder enviarle información más detallada, gracias

    Julián Bueno
    Equipo de contenidos
    InfoElder.com
    Tel: (+34) 93 504 56 46

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