miércoles, 16 de junio de 2010

LA VENTANA DEL MAYOR . (16)

LAS TRES REVOLUCIONES DEL ENVEJECIMIENTO (I)

LA REVOLUCIÓN DEMOGRÁFICA Y SUS CONSECUENCIAS SOCIALES


El siglo XIX se caracterizó desde el punto de vista demográfico por un derroche de vida, con muy alta natalidad y muy alta mortalidad; en el siglo XX, la revolución de la longevidad – más años a la vida -; y en el siglo XXI, se busca hacer compatible la longevidad ganada, con la autonomía personal y calidad de vida - más vida a los años-.

En los momentos actuales nos encontramos ante un fenómeno histórico sin precedentes, un reto que nunca antes se nos había planteado. España es un país que envejece y seguirá envejeciendo en las próximas décadas, lo que se traduce por la presencia significativa de las personas mayores en la sociedad del siglo XXI. Y esto es así, gracias a los avances médicos, tecnológicos, económicos, mejor higiene, mejor alimentación…. Se vive mas tiempo y con mayor calidad de vida.

Hay mas personas mayores porque llegan mas supervivientes a la edad de 65 años, como consecuencia de un descenso notable de las tasas de mortalidad; y hay una población mas envejecida, porque hay menos niños y jóvenes como consecuencia de la fuerte caída de la natalidad en las últimas dos décadas, Nos encontramos pues, con dos realidades: un incremento en el número de personas mayores; y una sociedad con una población envejecida

En 1900, había en España un total de 967.750 personas de más de 65 años, el 5.2% de la población total. En el bienio 2008 - 2010 nuestro país contará entre 7.111.880 y 7. 403.554 personas mayores, lo que supone el 16,7% de la población total de los españoles. En la década de los años 2020 al 2030, el número de personas mayores de 65 años superara los 8.500.000, es decir el 19,8% de la población española; y en el año 2050 habrá 16.387.874, lo que supondrá que uno de cada tres españoles tendrán más de 65 años.

A esta situación hay que añadir la distribución de edades dentro de la población de personas mayores como consecuencia del sobreenvejecimiento. En los años venideros, los centenarios y supercentenarios, cobraran protagonismo y dejaran de ser noticia de primera plana

De los datos cuantitativos que acabamos de indicar podemos destacar, que de seguir así en los próximos años, en 2050, la cifra de mayores de 65 años, duplicara a la población de niños y jóvenes, provocándose el fenómeno del “abombillamiento” en la pirámide poblacional. Incluso podríamos decir que se esta dando una feminización de la vejez, dado que las mujeres son mas longevas que los hombres, por lo general.

El “senior boom” está provocando que España ocupe el décimo puesto en el ranking mundial de esperanza de vida “en años” y el quinto lugar, en esperanza de vida “sana”. Y que nuestro país será en 2050, el tercer país más viejo del mundo, detrás de Japón e Italia

Pero también la prolongación de la esperanza de vida tiene consecuencias sociales que ha supuesto un problema inédito de gestión biográfica, ya que en tiempos pasados la vida estaba pensada solo hasta la fecha de la jubilación. Pero esta situación ha evolucionado. De ahí la necesidad de dar solución al dilema, con la invención de nuevas edades o etapas vitales, lo que lleva consigo la necesidad de resocialización o reinterpretación de los significados del recorrido.

La resocialización afecta a la vida de los mayores que tienen que dar respuesta a los rápidos cambios sociales. El proceso del envejecimiento no podemos considerarlo como una situación estable sino dinámica, atendiendo que la persona mayor puede asumir nuevos roles y patrones de conducta, rompiendo así los conceptos apriorísticos que se atribuyen a la vejez.

Se impone, además, la confrontación de una población que envejece y los dispositivos institucionales existentes para satisfacer sus necesidades, entre las que cabe poner de relieve, las sanitarias, las sociales, las económicas, las educativas, las familiares, las políticas etc.

Destacar la importancia de un nuevo concepto: el de la cuarta edad, que incluiría a las personas mayores que han dejado de ser autónoma y relativamente saludables y en las que el apoyo y la ayuda se hacen indispensable. El vivir demasiado en un mundo no diseñado para crecer envejeciendo, puede conducir a tragedia. Lleva consigo el aumento de las condiciones de dependencia que van a padecer muchas de estas personas.

Lo más importante que la longevidad precisa, es la calidad de vida. Si una persona vive 100 años pero sus 20 últimos lo pasa en una cama, no estamos hablando de avances en los mecanismos de prolongación de la vida. Se pierden sus últimos años

Debemos pues plantearnos una profunda reflexión ante este panorama y afrontar un enfoque positivo del envejecimiento, ante esta acelerada transformación de nuestra sociedad (continuará).