miércoles, 1 de junio de 2011

LA VENTANA DEL MAYOR (62)

LOS COMPROMISOS DE LA DEMOCRATIZACIÓN DEL ENVEJECIMIENTO


El pasado mes de febrero se recoge la noticia en el Diario Córdoba de la implicación de 70 personas mayores de un Centro de Día en el cuidado de su salud, asistiendo a unas jornadas sobre envejecimiento activo y salud mental organizadas por un Centro de Salud. Esta iniciativa sugiere nuestra atención escribiendo sobre un tema que lo titulamos “Los compromisos de la democratización del envejecimiento”

El ser humano siempre ha envejecido. Envejecemos desde el mismo momento en que nacemos. Pero la vejez no ha sido para el hombre un estado al que se accediera de forma generalizada. Es por ello por lo que desde el último tercio del siglo XX, se viene trabajando en pro del cambio de paradigma en materia de envejecimiento que se consolido en la 2ª Asamblea Mundial sobre Envejecimiento celebrada en Madrid en 2002. Este nuevo paradigma, positivo, lo encarna la realidad que encierra el concepto envejecimiento activo, que pretende provocar un doble efecto: por un lado, cambiar la imagen que la sociedad tiene sobre la vejez; y por otro, conseguir que el logro que ha supuesto para la humanidad llegar a estos parámetros del envejecimiento se pueda consolidar de una forma sostenible.

En la sociedad actual, la vejez ha dejado de ser un estado para pasar a ser un proceso dinámico dentro del concepto de ciclo vital de cada ser humano, tomando significados nuevos. Se comienza a percibir de otra manera quizás por esa democratización del envejecimiento que no es otra cosa que generalizar la posibilidad de que todos podamos llegar a ser personas mayores. El concepto de discapacidad o dependencia ha heredado, en gran parte, el significante que antes poseía la vejez.

Quienes piensen que el envejecimiento activo es una cuestión exclusiva de las personas mayores es como aquél que considera que la definición de la sanidad es solo para las personas enfermas. No es así, es preferible participar en la definición del modelo para que cuando nos afecte, seamos capaces de aceptarlo y asimilarlo

La Organización Mundial de la Salud (OMS), define el envejecimiento activo como “el proceso por el que se optimizan las oportunidades de bienestar físico, social y mental durante toda la vida, con el objetivo de ampliar la esperanza de vida saludable, la productividad y la calidad de vida en la vejez”. Para ello se ha de tener presente una serie de principios fundamentales: ampliar la esperanza de vida saludable, tomando medidas para prevenir y reducir la discapacidad, dependencia, enfermedades crónicas y mortalidad prematura; hacer posible el desarrollo de actividades que incluyan a todas las generaciones para que también los jóvenes se conciencien del hecho de que están envejeciendo continuamente; promocionar oportunidades de educación y formación a lo largo de la vida; reconocer y permitir la participación de las personas en las actividades de desarrollo económico, el trabajo formal e informal y las actividades del voluntariado a medida que envejecen, de acuerdo con sus necesidades, preferencias y capacidades individuales; asegurar la protección, la seguridad y la dignidad de las personas mayores, abordado los derechos y las necesidades de seguridad social, financiera y física; alentar a las personas mayores a participar plenamente en la vida de la comunidad familiar a medida que envejecen. En definitiva, el envejecimiento activo descansa en tres pilares fundamentales: salud, participación y seguridad a los cuales habría que incorporar, sin duda, la intergeneracionalidad. Y todo ello en un marco donde influye una variedad de factores determinantes de índole económicos, sociales, personales, conductuales, entornos físicos, sanidad, servicios sociales adecuados, cultura, y sexo.

Es un error fundamental considerar al envejecimiento activo solo como una propuesta institucional y normativa, impuesta de manera unilateral, de arriba abajo. Hasta ahora han predominado las intervenciones de expertos y especialistas en diversas ponencias, mesas redondas, foros, asambleas y conferencias mundiales, encuentros, jornadas, Libro Blanco sobre el Envejecimiento Activo en Andalucía - Junio 2010 - , Declaración del año 2012 como Año internacional del Envejecimiento Activo etc. Discursos desde arriba, que no permiten escuchar la voz de los verdaderos protagonistas, olvidando que el envejecimiento activo debe ser una nueva cultura reformulada con el esfuerzo de todos los actores implicados. Un envejecimiento activo orientado tanto por las ofertas como por las demandas de la población, para que las personas mayores sean más competentes.

Se impone pues la difusión del paradigma del envejecimiento activo, haciendo llegar sus principios tanto a la juventud como a los mayores, en acciones de mentalización. Pero para ello los sistemas públicos de protección social, en especial los de sanidad, seguridad social y servicios sociales, tendrán que ser notablemente acrecentados, lo cual supone la necesidad de mayor financiación, o cambio de modelo o, en definitiva, una adecuación a los nuevos tiempos que, debe ser previsto ya desde ahora. Ello hará posible asumir los postulados derivados del envejecimiento activo como un compromiso ciudadano que generará oportunidades, bienestar, riqueza y empleo. Vivir seguro, contando con los apoyos sociales, jurídicos y sanitarios, caso de necesitarse. Vivir con salud, disponiendo de recursos que le permitan desenvolver una vida saludable. Vivir sintiéndose reconocido respetado y requerido por la sociedad. Vivir formándose y educándose a lo largo de toda la vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario