EL PARADIGMA DEL ENVEJECIMIETO ACTIVO Y LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN (III PARTE)

“Octogenario, cargado de dolores e impotencias, vivía solo en casa de vecinos de un viejo barrio, él. Cada mañana, en invierno y verano, doblado sobre un arcaico bastón, salía cada día. En idénticas condiciones, ella, arrastrando un carrito andador, lo más aseada que alcanzaban sus menguadas capacidades, también salía. Ambos tenían como fin un destino común: la Caja de Ahorros del barrio. Allí, sentados, con el beneplácito del personal, pasaban las horas uno junto al otro en silencio, viviendo en complicidad el aire acondicionado en los rigores del verano y la calefacción en los helados inviernos. El un día faltó. Ella, limpiándose los ojos con un pañuelo amarillento, repetía: Se ha muerto; ha sido de pronto. Y a partir de aquel día, ella, a rastras con su andador, llegaba puntual y, entre sus manos, sin fallar ni un solo día, una florerilla cualquiera que colocaba en la silla vacía de él y por su mente un solo pensamiento: ¿Quién se encargaría de que no faltara la flor cuando ella se fuera? Plazas, jardines, y a veces, una Caja de Ahorros, escenarios elegidos por los ancianos para rastrear en el silencio de árboles, pájaros, flores, fuentes- una vida silenciada por los años pero que, como cálido rescoldo, avientan con el único soplo que les queda: el recuerdo de lo que fue. ¡Cuánta soledad cerca de nosotros! Rozando nuestros pasos, que caminan siempre en imparables urgencias, están ellos, con sus achaques, recuerdos, dolores, rigores, con sus problemas también y sobre todo con su tremenda soledad, pocas veces entendida y pocas veces remediada por los que, en mejores condiciones, nos creemos el ombligo del mundo. Próximas las Navidades, tiempo de nostalgias infinitas, hagamos de nuestros hogares escenarios privilegiados para nuestros mayores. Ellos lo dieron todo. Devolvámosles, al menos por una noche, amor y compañía”.
La realidad descrita nos impulso a “dialogar”, escribiendo “EXPERIENCIAS DE LA SOLEDAD” en el mismo medio de comunicación. Presentamos su contenido.
“La soledad surge de la tendencia de todo ser humano a compartir su existencia con otros. Si esto no se logra, surgen sensaciones de estar incompleto. En la soledad el ser humano añora la fusión con otra u otras personas y desea comunicación para subsistir. La soledad se manifiesta por una sensación de vacío y de falta de algo que se necesita. La vejez es uno de esos momentos en los que más fácilmente se puede experimentar la soledad. Aparece cuando una persona busca a alguien y descubre que nadie está disponible para ella, que nadie satisface sus necesidades de cualquier naturaleza, que nadie se ocupa de ella en un sentido singular y profundo, que a nadie importa directa y verdaderamente, o que no hay nadie buscándola o esperándola.

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