miércoles, 7 de julio de 2010

LA VENTANA DEL MAYOR . (22)

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PRAXIS EDUCATIVA DE LAS PERSONAS MAYORES: EXIGENCIAS Y MANIFESTACIONES

Todas las personas aprenden desde que nacen y a lo largo de toda su vida, ya que el aprender es intrínseco al genero humano. Y no solo la inteligencia y memoria intervienen en el proceso de aprendizaje, sino determinadas habilidades, procedimientos y el uso de la experiencia como fuente continua de datos.


Al respecto es de interés hacer algunas puntualizaciones:

1ª.- Las variables propias de la situación personal de los adultos mayores son las que en realidad condicionan su aprendizaje. Por eso debemos considerar: sus capacidades naturales; el propio ritmo personal de aprendizaje; la formación escolar; el ambiente en que vivió; su trayectoria laboral etc.

2ª.- Las diferencias individuales se acrecientan con la edad, por lo cual se debe individualizar el aprendizaje para que tenga significado.

3ª.- Motivación relacionada con la necesidades del presente. Cada uno aprende con mayor o menor entusiasmo en la medida en que lo que se ofrece tenga significación en su vida personal y en el contexto en que vive y actúa.

4ª.- Los mejores motivantes para aprender son: reforzar la autoestima; enriquecer los conocimientos; adquirir nuevas habilidades; sentir gusto por aprender cosas nuevas.

5ª.- A pesar de la falta de entrenamiento y la natural lentitud que sobreviene con los años, cuando la presión del tiempo no es inhibitoria, el aprendizaje en el mayor es sólido y preciso. Conexión entre los nuevos conocimientos y los ya sabidos, partiendo de la experiencia.

6ª.- Dictado de cursos que no se reducen al mero desarrollo intelectual sino que pretende favorecer la integración y permanencia de las personas mayores en las estructuras sociales, intentando compensar las desigualdades en el acceso a la educación, poniendo en marcha los principios de la educación permanente para todos, a lo largo de la vía.

7ª.- Crear un espacio para un sector de la comunidad que no aspira a obtener un título.

8ª.- Para los docentes, la capacidad de enseñar a una población con diversidad de conocimientos previos y al mismo tiempo de aprender de sus educandos.

9ª.- El objetivo no es aprender nuevas disciplinas, simplemente, sino; aprender nuevas formas de aprender; trabajar en equipo, modalidades grupales; diálogo generacional e intergeneracional; valorar la experiencia de vidas particulares.

10ª.- La horizontalidad en la relación docente – alumno, permite introducir a los mayores en nuevas experiencias de socialización.

11ª.- Educar en la participación y para la participación significa reconocer a los mayores como productores y reproductores de bienes culturales.

12ª.- Una contribución a la humanización de sus relaciones, una permanente reflexión acerca del sentido de su existencia y un ejercicio para comprender e interpretar críticamente el devenir de la historia y su propia condición humana.


El hecho de ser persona mayor constituye una oportunidad para adquirir nuevos conocimientos y desarrollar capacidades, disponiendo para ello, de mayor tiempo libre. Pero para aprender, el mayor debe estar motivado, existiendo estrategias que pueden facilitar el aprendizaje.

“Especificar claramente los objetivos que den respuesta a la solución de sus problemas y preocupaciones”.-

“Los contenidos del aprendizaje deben ser apoyados en los conocimientos anteriores y servir para resolver problemas relevantes”.-

“Participar activamente, ya que se aprende mejor cuando uno se siente protagonista del proceso de aprendizaje”.-

“Respetar los ritmos y estilos de aprendizaje de cada uno”.-

“Pensar que la edad no es una barrera para el aprendizaje, y que los pequeños logros son un paso muy importante para alcanzar la meta final”.-

“Ver si las estrategias utilizadas son válidas, y que cada persona y sus circunstancias condicionan que se den o no un determinado aprendizaje”.

La educación ha desarrollado varias maneras de dar cabida a las personas mayores, siendo uno de los fenómenos más destacados en los momentos actuales.

Ante esta realidad hay que propiciar nuevas formas de enseñanza, aquellas que se inscriben como “educación para la actividad”. Unas estructuras que cuenten con espacios donde crear, crecer y recrear, comunicarse, transmitir sus experiencias, continuar la formación personal, aprendiendo y enseñando. Espacios que mejoren la calidad de vida de las personas mayores, a la par que refuercen su situación psíquica, sacudida por las transformaciones propias del proceso del envejecimiento.


La educación, la actividad y el tiempo libre son tres dimensiones de la vida que combinadas armónicamente a lo largo de la existencia supone condición necesaria para el bienestar del hombre y el equilibrio de la sociedad. De ahí la educación permanente que desdibuja muchos mitos o tal vez prejuicios que atribuyen a las personas mayores el deterioro inevitable de la capacidad intelectual en perjuicio de sus posibilidades de aprender. Cada etapa de la vida tiene su especificación y la educación de los mayores también la tiene, inscribiéndose en la educación para la diferencia y la diversidad. Cada individuo aprende desde su singularidad, pero aprende.

En la persona mayor la educación va dirigida específicamente a contribuir a una mayor calidad de vida a través de objetivos varios:

a).- Conocimiento del proceso de envejecimiento para mejor aprovechar sus posibilidades, elevándolo a la creatividad y expresión.

b). Enriquecimiento psíquico, por el intercambio grupal del proceso educativo.

c).- Participar como miembro activo en una sociedad cambiante.

d).- Su formación y esparcimiento.


Según A. KRAYNC (1993), la educación diferenciada para personas mayores se estructura en cinco fases:

1ª.- Identificación de las necesidades educativas, analizando su situación como miembro de la sociedad, fijándose metas y objetivos con el fin de dar satisfacción a las mismas.

2ª.- Planificación del programa teniendo como punto de partida la experiencia previa y el nivel educativo de los alumnos. Programas flexibles y abiertos a los cambios

3ª.- Planificación de los métodos y técnicas adecuadas a los hábitos y técnicas de los alumnos, personas mayores.

4ª.- Aplicación del programa por parte del profesor en trabajo de grupo y mediante el estudio independiente. Los individuos asumirán la mayor parte de la responsabilidad de aprendizaje.

5ª.- En cuanto a la evaluación de los resultados y el diagnóstico del aprendizaje, al tratarse de un desarrollo pleno del ser humano no es posible que los sistemas actuales de evaluación detecten cambios en personalidad, en actitudes y en valores, proporcionados por la educación de estos sujetos.


La praxis de la educación de personas mayores no puede ser ajena a como piensan y actúan los sujetos, otorgando “la voz" y la “opinión” a los que son afectados por las diversas actividades de formación.

La tendencia actual es situar de forma preferente la educación de personas mayores en el ámbito de la educación no formal, al considerar que sus objetivos y muchas de sus actitudes superan el marco escolar. Además el propio espacio temporal de la vida de las personas mayores no puede limitarse a los espacios formales de la acción educativa. Sería no obstante conveniente, la intervención formal aunque un amplio sector de la población mayor no tiene la titulación básica que es necesaria promover y garantizar para todos los mayores.

El discurso teórico en la educación de personas mayores se encuentra con una serie de dificultades. Para A. Fernández (96) la primera dificultad surge por la necesidad de estudiar las capacidades psicológicas del mayor con la intención de acomodar el aprendizaje a las características intelectuales. La segunda dificultad derivada de la fundamentación del curriculum formativo de las personas mayores, tanto a nivel de Estado como de C.C.A.A . Y por último el analizar las implicaciones sociales de la educación de personas mayores.

E. Faure (1972) indica que el resultado normal del proceso educativo de las personas mayores debe responder a cuatro situaciones :
1.- Carácter sustitutivo: de la educación primaria/básica para las persona mayores que no han podido realizarla en su momento.

2.- Carácter complementario: de la educación elemental y profesional .

3.- Carácter prolongativo: para hacer frente a las exigencias del nuevo ambiente.

4.- Carácter perfectivo: para los que posean una educación de alto nivel.

La educación de los mayores constituyen un modo de expresión y desarrollo individual no pudiendo quedar cerrada para una minoría, sino que debe de dejar de ser marginal teniendo un lugar claro en la política y presupuesto en educación.