lunes, 26 de julio de 2010

LA VENTANA DEL MAYOR . (29)


EDUCACIÓN Y UNIVERSIDAD EN EL MARCO DE LAS PERSONAS MAYORES

Introducción a la Tesis Doctoral que con dicho titulo, fue presentada y defendida en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga, por Enrique Pozón Lobato, el 26 de Febrero de 2006, con 73 años de edad, obteniendo la calificación de Sobresaliente “cum laude”
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El enunciado de la Tesis Doctoral señala el camino a estas líneas de introducción. El envejecimiento en el siglo XXI, es un fenómeno cultural, no uniforme, eminentemente plural, asincrónico, heterogéneo, y en el que el azar, la vida o los problemas sociales, ha esculpido, a su antojo, rostros diferentes de vejez.

El alargamiento de la duración de la vida humana reedefine sin cesar el recorrido de edades, lo que conduce a la multiplicación de las etapas del ciclo vital, y a la reinterpretación de los significados del recorrido.

Ante el modelo productivo, en donde el sentido de la vejez es una condición impuesta por la sociedad, a través de la jubilación, que supone el paso de la actividad a la inactividad laboral, se impone la elaboración de un modelo de vejez satisfactoria, a partir del concepto de autonomía, que se enfrente al doble reto de: superar los tópicos e ideas falsas que popularmente se proyecta sobre la vejez, entorpeciendo su comprensión y desarrollo; y vencer los eufemismos que se emplean, para denominar realidades dolorosas o despreciable. Afrontar el envejecimiento con actitud participativa, autorealizable, creativa, intelectual, con un concepto y percepción positiva, reconocida socialmente. En definitiva considerar a las personas mayores como sujetos de la educación en el contexto del envejecimiento, con sus significados, procesos, rasgos culturales y calidad de vida

El estudio de las personas mayores en la actualidad, proporciona datos acerca de cómo será la vida de este grupo de población en el futuro, pasando de la invisibilidad y anonimato, a una presencia constante, a veces llamativa, en la mayoría de los ámbitos sociales.

Aunque los indicadores demográficos, muestran la realidad de unos países industrializados que envejecen, y seguirán envejeciendo en las próximas décadas, por el incremento de la esperanza media de vida y por el bajo índice de natalidad, dicho fenómeno ha de ser considerado como signo y resultado del desarrollo social y económico; y con un conjunto de valores considerados como parámetros, que definen la cultura del envejecimiento, generadora de un espacio en el agregado de culturas diferenciales que conforma la sociedad.


En estrecha relación con los distintivos de dicha cultura, se hace obligado analizar las connotaciones y los derechos que asisten a las personas mayores, haciendo un recorrido por el catálogo de sus necesidades; formas de manifestarse, así como su evaluación e instrumentación.

En el concepto cultural del envejecimiento se impone el interés por efectuar un estudio detenido de la jubilación, que nada tiene que ver con la vejez tradicional que, impuesta legalmente, homogeneiza a las personas a partir de una determinada edad cronológica, fijada arbitrariamente. Y aunque en su día fue una conquista social y nació como un derecho, en la actualidad se impone una buena disposición ante ella, para lograr diluir sus significantes y manifestaciones lesivas, haciendo posible que el sujeto manifieste conductas más ajustadas a la realidad, facilitándole los niveles positivos de socialización y autopercepción.

La preocupación por difundir la idea de que se puede envejecer competente y saludablemente, y paralelamente por los avances de las ciencias biológicas, sociales y de las humanidades, ha motivado el desarrollo de una serie de conocimientos y técnicas que permiten dar no solo años a la vida, sino vida a los años, es decir calidad de vida.

El análisis conceptual de calidad de vida en las personas mayores; los elementos y circunstancias que la acompañan, así como sus dimensiones y evaluación, a través de indicadores, nos ha servido para profundizar en el componente real o ser físico, psicológico y espiritual; su pertenecía a la comunidad y papel en la misma; así como el llegar a ser. Todo ello objeto de un detenido estudio, teniendo siempre en cuenta los aspectos sociográficos, discriminantes e interpretativos, como vertientes en relación con la condición de persona mayor.


Aspecto interesante y como resultado de lo anterior, es el estudio de la tipología de estilos de vida, consecuencia de la conjunción de los indicadores de calidad de vida o nivel de posesión de bienes materiales, sociales, y culturales. La llegada de la jubilación condiciona actitudes creativas; practicas consumistas; situaciones participativas; y posturas reivindicativas o decadentes.

Las actitudes y acciones sociales están presentes en el desarrollo del tema, haciendo un recorrido desde la vejez invisible a la vejez identificada; y desde la vejez asistida a la vejez integrada. Los problemas de la edad; el envejecimiento como degeneración personal, exigen un cambio social y económico del sistema político, evitando la segregación por edad, que divide a la familia humana, perpetuando el conflicto y la necesidad social.

El objeto de la educación de las personas mayores pone de manifiesto la “tesis de los mayores activos” con la descripción de sus rasgos y análisis de las perspectivas teóricas de las Ciencias Sociales y Humanas sobre el envejecimiento, haciendo un recorrido por el “activismo”, “desvinculación” y “continuidad”, con sus aportaciones positivas y críticas.

En este marco se contemplan las directrices educacionales de las personas mayores, dejando constancia de modelos según las actitudes de autorealización; fijación de objetivos de acuerdo con las exigencias; su fundamentación axiológica; las estrategias, de acuerdo con la situación personal de los actuales mayores; sus diferencias individuales acrecentadas por la edad; estrategias de motivación; la conexión entre nuevos conocimientos y experiencia; integración; compensación de desequilibrios en el acceso a la educación. Y todo ello creando un espacio de educación permanente de este sector de la sociedad.

La capacidad de contribuir de los docentes a una población con diversidad de conocimientos previos, y a su vez dispuestos a aprender de sus educandos; el trabajo en equipo; y el diálogo generacional e intergeneracional, son otras de las características a tener en cuenta en la educación de las personas mayores.


Ante esta realidad hay que propiciar nuevas formas de enseñanza, aquellas que se inscriben como “educación para la actividad”, espacio que mejore la calidad de vida de las personas mayores a través del conocimiento de formas de envejecer; su enriquecimiento psicológico; su participación como miembro activo de una sociedad cambiantes; su formación y esparcimiento. Educación permanente para el desarrollo integro de la persona, dotándola de conciencia crítica e incorporándola a las distintas áreas del conocimiento, potenciando su creatividad en el tiempo libre.

Se parte de la premisa básica de que la educación permanente es pasar de una educación “para la vida” hacia una educación “dentro de la vida”, en la “vida misma”. En este sentido es evidente que las estructuras escolares, en cuanto a aulas, clases explicativas, horarios lectívos, programas, examenes, etc., son inadecuados para educar a los mayores, que exige un sistema que responda a sus intereses y niveles previos, y en donde cada uno prospere a su ritmo. El cambio sociocultural; el combatir la obsolescencia; la forma de mantenerse activo y de comprender el propio envejecimiento, son puntos convergentes para la educación de las personas mayores.

En nuestro país, la legislación no contempla una institución social concreta y exclusiva que satisfaga el aprendizaje y deseos de cooperar y participar de los mayores; ni tampoco unos objetivos o fines previamente fijados, consecuentes con la heterogeneidad de los individuos que envejecen. Modalidad no formal, extraescolar, no reglada, abierta y sin fronteras. Y ante tal ausencia la respuesta de la sociedad han sido varias: Centros de Mayores; Aulas de la Tercera Edad; Universidades Populares; Cursos de Preparación para la Jubilación; Escuelas para el Envejecimiento; y Programas Universitarios para Mayores.

La pedagogía dirigida al mayor ha de ser activa, participativa, organizada en torno a experiencias personales gratificantes, constructivas, cualificadas y proyectadas socialmente hacia: la información y educación para un envejecimiento sano; la movilización, mejorando la cohexión social de los mayores; la comunicación con un mayor sentido de autoestima; y para el desarrollo personal con una mayor presencia en la comunidad.

Una vertiente educacional la encontramos en los programas universitarios para mayores, siguiendo las indicaciones de la Declaración Mundial de la UNESCO sobre educación superior en el siglo XXI, que estableció que los Centros Universitarios estuviesen abiertos a las personas mayores, creando oportunidades de aprendizaje flexibles y creativas.

Hay realidades sociales referidas al fenómeno del envejecimiento, que exigen a la Universidad, protagonismo. Es la idea de la Universidad ligada al “envejecimiento activo”. La educación universitaria para personas mayores es consecuencia directa del alto nivel de envejecimiento poblacional, destacando la importancia de que la Universidad tenga un autoconocimiento de ellas y participen en la investigación de temas relacionados con la Gerontología Social.

Ello exigen un replanteamiento didáctico de la enseñanza universitaria tradicional hacia un modelo más flexible y emancipatorio; con incorporación de proyectos intergeneracionales; con iniciativas encaminadas a promover la ciencia y la cultura para mejorar la calidad de vida. La presencia de las personas mayores en las aulas universitarias persigue: llenar de actividades gratificantes el tiempo libre; una mayor preparación para el desarrollo personal; adaptación continua a los cambios acelerados; incorporación plena a las relaciones intergeneracionales; compartir conocimientos y experiencias, en grupos de trabajo; facilitar su desarrollo científico, social y cultural, potenciando su autoestima y autovaloración.


En esta línea, los programas universitarios para personas mayores en España, con diferentes denominaciones reflejo de una diversidad y pluralidad de concepciones, cuentan con el apoyo directo o indirecto y la supervisión de la Universidad. No obstante la forma de enseñar debe tener su base, en determinadas recomendaciones metodológicas, estrategias para el aprendizaje, y peculiares facetas de actuación. En tal sentido es necesario un estudio pormenorizado de las actuaciones de la Universidad en lo que hace referencia a la estructura de los programas, metodología, profesorado, tipología de alumnos, investigación, actividades complementarias, etc.

De ahí algunas puntualizaciones tanto a los planteamientos educativos, como al futuro institucional de estos programas universitarios, ante el doble enfoque de la educación, bien para el reciclaje o compensación del déficit, o para la educación permanente al servicio de “activismo”. Ello impone una diversificación del curriculum, tanto en objetivos como en contenido, a través de la educación reglada o formal, la no reglada y la educación especializada.

La Universidad tiene que cambiar para hacer frente al protagonismo de las personas mayores. Requiere un marco legal y administrativo para la plena integración de este alumnado y sus programas formativos, en la organización docente de la Universidad, destacando la peligrosa segregación de los mismos y de sus contenidos, aunque evitando un excesivo afán de homogeneización, al establecerse un marco base.

Planteado el problema y su apoyo teórico, se pasa a su fundamento empírico, siendo el fenómeno a investigar en su contenido, vertiente espacial y temporalidad, “El proceso educativo de las personas mayores en el ámbito universitario, con especial incidencia en el Aula de Formación Abierta para Mayores, UMA, cursos 2002 – 2003; 2003 – 2004”. Se sustenta en como se piensa realizar la investigación, beneficiarios de la misma, naturaleza del proyecto, origen y fundamento, objetivos, metas, diseños y etapas, metodología, recursos humanos y materiales, análisis e interpretación de los resultados; y conclusiones.

Se estableció el procedimiento para implicar en las tareas de investigación a los propios alumnos del Aula de referencia, prestando su apoyo y colaboración, el Vicerrectorado de Servicios a la Comunidad Universitaria, UMA; el Coordinador del Aula de Mayores; AMADUMA, (Asociación de Amigos Mayores de la Universidad de Málaga) y el Departamento de Didáctica y Organización Escolar de la Facultad de Ciencias de la Educación.

Para instrumentalizar la acción de los alumnos y hacerles partícipes de un programa de investigación, fueron requisitos previos, la preparación y motivación para crear unas condiciones y ambiente propicio que condujera a una integración en la acción investigadora con la creación y funcionamiento de un “grupo de investigación”, partiendo de la óptica de quien vive el problema, como lo vive y que posibilidades vislumbra de solución del mismo.

Quedo así constituido el “grupo de investigación” con el objetivo de impulsar la investigación entre el alumnado del Aula de Formación Abierta para Mayores, UMA, proyectando su capacidad y necesidad de que sean participes en el desarrollo del “Aula” desde la investigación sobre un tema de esencial interés y trascendencia para su evolución educativa; e impulsar el trabajo conjunto y de colaboración con el resto de la comunidad universitaria, permitiendo un mayor conocimiento del Aula de Formación Abierta para Mayores en el seno de la Universidad y de la sociedad en general.

Terminamos indicando que las Aulas Universitarias para Mayores están en una fase de exigencia de calidad y no de justificación de su existencia, que es ya un hecho evidente. Y que su propuesta pedagógica debe buscar un equilibrio armónico entre su altura científica y las necesidades o expectativas específicas del alumnado mayor, siendo sus objetivos promover los tres pilares básicos del quehacer universitario: enseñanza, investigación y servicios a la sociedad.

Y destacar la necesidad de un compromiso social para hacer viables estos proyectos de mejora en la calidad de vida y la participación de los mayores en la sociedad.