domingo, 8 de mayo de 2016

LA VENTANA DEL MAYOR (257)

LOS MIEDOS EN LAS PERSONAS MAYORES 

Cuentan que un día un peregrino se encontró con la Peste y le preguntó a dónde iba: a Bagdad, le contestó ésta, a matar cinco mil personas. Pasó una semana y cuando el peregrino se volvió a encontrar con la Peste que regresaba de su viaje la interpeló indignado: ¡me dijiste que ibas a matar a cinco mil personas, y mataste a cincuenta mil!. No, respondió la Peste. Yo sólo maté a cinco mil, el resto se murió de miedo. 

Los miedos son reacciones defensivas normales del organismo, mecanismos frente a posibles peligros que aparecen en situaciones nuevas, desconocidas o vividas como peligrosas. Se pone el organismo en alerta. 


Muchos miedos están en relación con la toma de conciencia de la idea de tiempo, con la idea de vejez, con la idea de la muerte propia.  Miedos a la vejez, a la soledad y a la muerte.  Palabras como ansiedad, angustia, miedo, fobia, depresión, son habitualmente usadas y no siempre con el sentido verdadero del término. El miedo responde a la percepción de un peligro real o a la visión de un peligro que venga del exterior.

La idea de tiempo es inquietante, porque nos indica que somos mortales, finitos, perecederos, y aparece como mensajero de la ineludible meta final. . Hay una cierta resistencia a envejecer, la idea de la vejez produce desconcierto, sensación de desamparo, de soledad, de sufrimiento psíquico. Miedo a la soledad Empecemos diciendo que estar solo no es lo mismo que sentirse solo. La soledad es una vivencia, y no depende de la cantidad de contactos que se tenga Algunas veces esta soledad está vinculada a carencias afectivas anteriores y otras a fantasmas que rondan al  que esta envejeciendo y más al viejo .Es muy común que la inactividad y el aburrimiento abonen la soledad. 
El tiempo futuro trae de la mano la idea de la vejez y la de la muerte. Decimos que es saludable enfrentar los miedos,  Negarlos solo sirve para transformarlos en temibles fantasmas.  
Al encontrarse la persona mayor con los cambios que le suceden a nivel biológico, psicológico y social, esto le significa  inquietud,  desasosiego,  incertidumbre, inseguridad y por supuesto miedo. Miedo a lo nuevo, a lo desconocido, o más aún a lo mal conocido. Muchas veces se trata de no mirar los cambios, negarlos, disimularlos, no querer asumirlos. Se puede tener distintas actitudes frente a esto pero es beneficioso estar dispuesto al cambio. El miedo a la vejez tiene que ver con la idea que está instalada en el imaginario: declinación de todas las funciones, deterioro físico y psíquico, y la temible falta de autonomía que lleva implícita la dependencia. Este miedo está presente en la mayoría de las personas que envejecen. Miedo a la incapacidad motriz, a los trastornos de los sentidos, de la memoria, del juicio, pero básicamente a la dependencia. 

La muerte no es propia de ninguna edad, aparece en cualquier momento, pero es sin duda mas esperable en la vejez. Las actitudes frente a la idea de muerte han ido variando a través del tiempo y de las distintas sociedades y culturas, pero también se modifica a lo largo de la propia vida y en relación a la realidad personal y socio-cultural de cada individuo, lo que le imprime un sello único. Se puede negar o aceptar la idea de la muerte propia y en este caso hacer una aceptación pasiva , resignada , con sufrimiento y repliegue, que lleva implícito una espera aunque todavía no esté anunciada. Pero también se puede tener una aceptación activa, con reflexión y nuevos proyectos, esto es, una lucha por vivir. El poder hablar de estos miedos, escribirlos, dramatizarlos tantas veces como sea necesario, hace que dejen de ser temas tabú, prohibidos, peligrosos, y dejen de constituirse en fantasmas. 

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