martes, 29 de enero de 2013

LA VENTANA DEL MAYOR (126)


  El sueño tanto en las personas mayores como en el resto de las edades representa una de las actividades más necesarias, pero también de las más placenteras para el ser humano. Sin embargo, en ocasiones, el sueño o el dormir no es tan gratificante o reparador como desearíamos, debido a distintas circunstancias como pueden ser el dolor, los cambios sociales, por ejemplo la jubilación, los problemas emocionales..., y que provocan despertares frecuentes, dificultades para conciliar el sueño, escaso tiempo total de sueño... Además, es preciso tener en cuenta los cambios normales que se producen con la edad, y que por desconocimiento, suelen provocar angustia y una valoración errónea de la calidad del sueño.



  Una inadecuada calidad del sueño puede ser considerado como un grave problema de salud para la persona mayor, debiendo ser contemplado por los profesionales de salud, siendo varias las alternativas de intervención: tratamiento farmacológico, técnicas psicológicas y formación en higiene del sueño. El sueño o el dormir  como necesidad fisiológica, es una actividad individual, que debe ser evaluada y analizada de manera particular en cada persona, y por tanto el tratamiento debe ser también único y adaptado. En las personas mayores es más ligero, discontinuo, con mayor dificultad para volver a recuperarlo y con mayor sensación de no haber dormido, y por lo tanto de no ser un sueño reparador.



El insomnio se define como la falta de sueño nocturno y puede manifestarse de varias maneras: por dificultad en la conciliación del sueño; por problemas para  mantenerse dormidos;  y por despertar muy temprano, sin posibilidad de volver a conciliar el sueño.  Va acompañado de sensación de incomodidad, cansancio y somnolencia durante el día, siendo sus causas fundamentales además de  enfermedades, la depresión, la  ansiedad, factores ambientales como el exceso de luz, ruidos, habitación compartida, cama y almohada distintas a las habituales, interrupción del sueño para administrar medicación, excesivo tiempo en la cama, las siestas diurnas, sedentarismo, alcohol, tabaco, aburrimiento con falta de actividad o estímulos diurnos, nicturia es decir, orinar por la noche, dolor.

El manejo de los trastornos del sueño comprende varios tipos de medidas específicas para cada tipo de trastorno. Pueden ser, farmacológicas  y no farmacológicas o medidas de higiene de sueño. Las farmacológicas corresponden al médico prescribirlas y valorarlas. Las no farmacológicas son las  medidas de higiene del sueño que comprenden diversas instrucciones dirigidas a evitar elementos que lo dificultan. Entre los más utilizados se encuentran las siguientes:



1. Acuéstese para dormir sólo cuando tenga sueño. 
2. No realice en la cama ninguna actividad que no sea dormir. Por tanto evite  la lectura, ver TV, oír radio y no piense en problemas o actividades que debe hacer al día siguiente 
3. Si pasados 10 minutos desde que se metió en la cama no ha conseguido dormirse, levántese y realice una actividad relajante como oír música o leer. 
4. Vuelva a acostarse  cuando crea tener sueño. 
5. Si vuelto a la cama sigue sin poder dormir, vuelva a realizar la misma operación tantas veces como sea preciso.
6. Si tras quedarse dormido se despierta durante la noche y permanece 10 minutos sin conciliar de nuevo el sueño, siga las instrucciones anteriores. 
7. Levántese siempre a la misma hora, con independencia del tiempo que haya dormido. 8. No duerma durante el día.
Otras medidas útiles son las siguientes: Evitar excitantes o comidas copiosas en la tarde. Realizar ejercicio suave durante todo el día. No hacerlo antes de acostarse ya que excita. Mantener una temperatura confortable en la habitación y dentro de la cama, ni exceso ni falta. Procurar el menor ruido ambiental en la residencia durante el turno de noche, al igual que el menor estímulo posible de luz. Realizar medidas de relajación previas al sueño con ambiente musical tranquilo de fondo y sin forzar el hecho de dormir.
Con los pacientes inmovilizados, es muy difícil poder llevar a cabo muchas de estas medidas. Para ellos, los principales consejos se centran en que no duerman por el día y en motivarles con ejercicios acordes a su incapacidad. No hay que obsesionarse por la cantidad de horas dormidas, no duerma por el día y acostúmbrese a acostarse y levantarse a la misma hora

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