sábado, 12 de enero de 2013

LA VENTANA DEL MAYOR (124)



Libre decisión y compromiso ante mi propio envejecimiento

         En el presente artículo vamos a recoger algunas de las  aportaciones del  Dr.  Martínez Maroto, Gerontólogo, en una entrevista publicada en el Portal de Mayores (IMSERSO)

El envejecimiento activo es un proceso por el que constantemente nos estamos preparando para vivir la etapa  de persona mayor,  decidiendo de manera  independiente qué tipo de vida nos gustaría llevar en el marco del envejecimiento saludable o satisfactorio. Promoción de  derechos, participación y  relación con el resto de personas de diferentes edades de su entorno. No obstante  pueden existir otras opciones que se aparten de las `posturas marcadas. La vejez activa  debe empezar desde que comienza nuestra existencia. Hay que prepararla desde la niñez, en la juventud y en la madurez, porque uno envejece poco a poco y las actitudes las vamos llevando con nosotros a lo largo de la vida.


Se puede aprender a envejecer activamente.  La vida es un constante aprendizaje. Es triste que llegue el día en que nos levantemos y no sintamos ninguna motivación por aprender algo nuevo.  No hay que olvidar que los verdaderos artífices de nuestro envejecimiento somos nosotros mismos. Las Administraciones Públicas pueden ayudar con una buena pensión, un buen sistema sanitario, una buena planificación del ocio, la accesibilidad en general y la utilización de las TICs.
Normalmente los mayores están  inmersos en la sociedad en la que viven, y suelen participar en  aquello que les merece atención e interés, sin ser discriminados. Pero dicho esto, existen pequeñas parcelas  sobre las que es necesario trabajar para que haya una participación total.  Que todos puedan estar, si quieren, en todo. Las personas mayores tienen derechos como cualquier otro ciudadano que merecen respeto y protección. Pero hay una serie de derechos de tipo general que afectan más especialmente a las personas mayores. En estos supuestos hay que velar porque la legislación esté adaptada y sea realmente favorable a los intereses de las personas mayores. Así todo lo relacionado con las incapacidades o tutelas, los internamientos involuntarios en centros, el derecho de alimentos, el consentimiento informado, los testamentos vitales, la hipoteca inversa etc. son cuestiones que tienen una especial incidencia en la vida de las personas mayores.


  
Estamos en  el camino de dejar de asociar sistemáticamente 65 años con persona mayor. La última encuesta realizada por IMSERSO nos dice que los ciudadanos consideran mayor a una persona cuando supera los 70 años, y muchos encuestados hablan de 75 años. Y esto lo ven así hasta los más pequeños, que manifiestan expresamente que sus abuelos no son mayores, que los que son mayores son sus bisabuelos.
En  cuanto a acabar con la visión  de la vejez como fuente de problemas y no de posibilidades, la propia dinámica de las personas mayores lo ha hecho posible Pero todavía existen   prohibiciones legales o de hecho. Así los mayores de 65 años no pueden presidir una mesa electoral, se les ha invitado recientemente a que dejen de conducir, o a que dejen de llevar a sus nietos a los colegios, como si fuera lo único que hacen, para secundar un huelga, no se les pone en las listas de posibles electos en las elecciones autonómicas o generales, se minimiza el interés de sus opiniones y un largo etcétera.
En España falta todavía un ligero avance en  el convencimiento de que envejecer bien es cuestión de que la propia persona se lo crea y ponga en marcha todo un mecanismo combinado de actuaciones tendentes a conseguir ese fin. Todo ello dentro del necesario ejercicio de la libre decisión de cada uno. Otro reto fundamental por parte de la ciudadanía, es la necesidad del  abandono del paternalismo mal entendido que a veces se ejerce sobre las propias personas mayores. La persona por muy mayor que sea es persona y debe llevar el timón de su vida y tomar aquellas decisiones que estime pertinentes, hasta que esto por razones de la propia naturaleza sea imposible.   Y por  último la idea de aprender continuamente y a lo largo de la vida o asumir como buenos determinados hábitos de vida que exigen esfuerzo y constancia. En esto hay que seguir trabajando. Será un buen motivo de reflexión y de toma de conciencia de  las personas mayores



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