lunes, 9 de agosto de 2010

LA VENTANA DEL MAYOR . (32)

Predicar con el ejemplo


Enrique Pozón Lobato Ponente del Aula de Mayores de la Universidad de Málaga


Los días 25 y 27 de Enero de 2010, en el Salón de Actos del Paraninfo de la Universidad de Málaga, y dentro del programa dirigido a los alumnos de 3º curso del Aula de Mayores de dicha institución, desarrollamos en dos lecciones, la ponencia sobre “LAS TRES REVOLUCIONES DEL ENVEJECIMIENTO Y SU INCIDENCIA EN LA GESTIÓN BIOGRÁFICA DE LAS PERSONAS MAYORES” dentro del Módulo Expectativas del envejecimiento.

Vamos a recoger, solamente, la primera parte de la exposición, a manera de INTRODUCCION

“Buenas tardes.

Antes de comenzar el desarrollo de la ponencia sobre el tema “Las tres revoluciones del envejecimiento y su incidencia en la gestión biográfica de las personas mayores”, quiero que reflexionen sobre algunas consideraciones, para que puedan comprender mejor, el significado de nuestra intervención.

“Si quieres comprender el envejecimiento intenta cambiarlo. Cambiar es ganar y perder. Dejar algo antiguo y añadir algo nuevo. Si queremos cambiar una situación, debemos también cambiar nosotros, las percepciones que tenemos sobre esa situación, en nuestro caso, la de ser persona mayor”

“Como personas mayores, debemos continuar siendo activas en campos que pueden considerarse extensión de nuestras ocupaciones o aficiones anteriores. Y que la acción educativa tenga su base en la experiencia y en los conocimientos que ya poseemos”

El comprender el envejecimiento para intentar cambiarlo, es lo que me ha movido en estos últimos trece años, desde la fecha de mi jubilación – 1 de Octubre de 1996 – a continuar activo en campos que pueden considerarse extensión de mis ocupaciones o aficiones anteriores. Ello me permite PREDICAR CON EL EJEMPLO

También los mayores tenemos que decir algo a los mayores, a los menos viejos y a los jóvenes.

Por mi edad, 78 años, llevo ya 13 jubilado. Y aquí estoy, intentando transmitiros información y conocimientos sobre una etapa del ciclo vital, como es la vejez.

Me vais a permitir, sin ánimo de enfatizar méritos, que ponga de relieve unas breves connotaciones, para justificar mi presencia como ponente en el Aula de Mayores de la Universidad de Málaga: Catedrático de Física – Química (jubilado); Doctor en Veterinaria y Licenciado en Derecho. Finalice mi actividad docente después de 40 años dedicado a la enseñanza, en todos sus niveles, jubilándome el 1 de octubre de 1996.

Llegado ese momento me pregunte: ¿Hay vida después de la jubilación?.

A partir de 1996, un vez jubilado, continué con la tarea que había realizado durante mi vida profesional: seguir estudiando, investigando y enseñando. Asimilé el acto administrativo de la jubilación, e intente no desengancharme, no desvincularme, de lo que había sido la esencia de mi vida.

¿Qué me importaba a mí que el legislador me apartara de compromisos y obligaciones retribuidas; y que en el contexto social se valorase al hombre por lo que produce durante su vida activa, más que por su valor en si, como ser humano?

Y aunque nadie antes me había puesto al corriente del contenido de la realidad de la vejez, consideré que tenía que seguir “vivo” en la sociedad y que no me debía doblegar ante el ímpetu del legislador y por la forma de pensar del colectivo societario. En la cuna de la jubilación comencé una “segunda vida”, amamantado por la ilusión y el coraje de seguir activo en el entramado social.

En los primero días de mi reencarnación simbólica, una vez jubilado, me matriculé en los cursos monográficos del doctorado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Málaga. Era el mes de noviembre de 1996. Después de seis años de estudio e investigación, y ya con 72 años, fui investido Doctor en Derecho, en Junio de 2002.

Pero pensé. ¿Y ahora que? Mis instrumentos de trabajo…, la inteligencia, la memoria, la constancia, la obligatoriedad, la responsabilidad, la autonomía, la creatividad… permanecían intactas, como recién engrasados.

Si conocen el Campus de Teatinos de la Universidad de Málaga, habrán observado que frente a la Facultad de Derecho esta la de Ciencias de la Educación. En este centro docente fije el segundo de mis objetivos para dar contenido al mí tiempo desocupados, como consecuencia de la “molesta” jubilación.

Me pregunte: ¿Porque no matricularme en los cursos monográficos del doctorado en la Facultad de Ciencias de la Educación y conseguir un nuevo titulo de Doctor?. Sería el último eslabón de mi itinerario académico. Mis deseos se hicieron realidad. En Febrero de 2006, con 75 años, obtuve el titulo de Doctor en Ciencias de la Educación, con la calificación de sobresaliente “cum laudae”.

En una entrevista que me hicieron el 31 de Enero de 2008, para el diario “CORDOBA”, ciudad que me vio nacer y crecer, el periodista encabezo su artículo con el siguiente texto: “Con 76 años y tres doctorados, no se conforma y parece va por el cuarto.” Yo conteste que no. Que el empezar otra vez los cursos monográficos y la preparación de una nueva tesis doctoral, supondría seis o siete años más, lo que me llevaría a los 83 años. Eso sería una osadía por mi parte.

En 2006, una vez obtenido el grado de Doctor en Ciencias de la Educación, me plantee un compromiso con la sociedad: enseñar, que es lo mío. ¿Y enseñar que y como?.

Un día, en el tiempo de los dos cursos monográficos previos – 1998 – 2000 -, antesala para obtener el doctorado en Ciencias de la Educación, el catedrático, profesor Dr. D. Miguel López Melero de la Universidad de Málaga, que con posteridad fue el director de la tesis doctoral, me invito, como alumno del doctorado y quizás por la edad, a que le acompañase a Estepa, pueblo de la provincia de Sevilla, para intervenir en un acto cultural en el que yo debía hablar sobre el envejecimiento. Por aquellas fechas tenia 70 años. Dicho profesor estaba seguro de que algo tendría que decir al respecto.

Mi contestación fue afirmativa. Le acompañaría y participaría en el acto cultural de referencia. ¡Pero iluso y atrevido de mí¡. Al intentar preparar el tema sobre la vejez, etapa del ciclo vital en la que me encontraba, resulta que poco o nada tenía que decir desde un punto de vista doctrinal, científico y empírico, fruto de la investigación. Tenía, eso sí, mis propias vivencias, mi experiencia. Pero eso se me antojaba ridículo, y poco serio, dada la heterogeneidad del problema. ¿Cómo hacerla extensible a todo el colectivo de personas mayores?.

Esto me hizo pensar que llegue a viejo sin conocer las exigencias de esta nueva etapa. Ante tal panorama mi respuesta definitiva para intervenir en Estepa fue que no, justificando la negativa de la mejor manera posible, pero sin descubrir la verdadera causa: mi desconocimiento sobre el tema.

Conocía, por mis estudios, cuestiones relacionadas con las Ciencias “Física y Química”; con la Agricultura y Ganadería; con el Derecho y con la Pedagogía, pero era un perfecto ”analfabeto” en Gerontología, es decir en aspectos relacionados con el proceso del envejecimiento y la vejez. Esta fue la razón por la cual elegí como materia para dar contenido a mi tesis doctoral en Ciencias de la Educación, un estudio profundo sobre el envejecimiento y la vejez.

El contexto donde efectuar mis estudios e investigación, lo encontré participando como conferenciante, invitado por el Dr. López Melero, en el Aula de Mayores de la Universidad de Málaga, en 1999. El resultado fue mi tesis doctoral sobre “EDUCACIÓN Y UNIVERSIDAD EN EL MARCO DE LA CULTURA DE LAS PERSONAS MAYORES”

En el acto de investidura de nuevos doctores de la Universidad de Málaga, curso 2006 – 2007, la Rectora de la misma en sus palabras de felicitación, resalto la necesidad de proyectar a la sociedad, los conocimientos adquiridos, fruto de la labor de investigación. Consecuentemente nació en mí, la responsabilidad de transmitir los fundamentos del envejecimiento activo a la población de personas mayores.

Primero fue a través de conferencias organizadas por distintas instituciones, destacando el papel de los mayores en la sociedad del siglo XXI. Más adelante mediante artículos publicados en revistas especializadas y periódicos, que a su vez han sido y son recogidos en Internet, donde disponemos de un blog, desde el año 2008, y página Web. También en TV, con guiones para un espacio titulado “Ventana del Mayor”, que se mantiene en la actualidad con mas de 70 programas emitidos. Y por último nuestra intervención como ponente del Aula de Mayores UMA desde 2007 primero en el programa para Fuengirola , y en el presente curso en Málaga.

Y una vez hecha la presentación me vais a permitir deciros tengo la sensación de que todos los que acudís a este aula de formación abierta como alumnos, sois personas con distintas motivaciones e inquietudes, pero interesadas por la información y participación, con una satisfacción personal concreta.

Cada uno de Vds. como persona individualmente, constituye una confluencia de diversas culturas que les ha ido conformando a lo largo de la vida, desde la niñez hasta la madurez

Personas mayores de formaciones culturales muy diferentes, por el genero; tal vez con finalidades y proyectos de vida diversos; y seguramente, con creencias, gustos, intereses y experiencias de vida variados.

Aquí y ahora, en esta misma aula, se entremezclan muchas culturas. Se cruzan la cultura de la mujer, frente a la cultura del hombre; la cultura de unas personas con más posibilidades económicas y otras con menos; una cultura de unas personas más cultas, y otras que han tenido menos posibilidades de acceder a ella; unas con unos valores y creencias y otras con preferencias bien distintas.


Pero esta diversidad de culturas que hay en esta aula, lejos de ser un obstáculo, es el modo de enriquecernos mutuamente.

Vds. encarnan las experiencia y la sabiduría. Pero la vida es un proyecto permanente de aprendizaje, hasta el último momento. Siempre aprendiendo, buscando, para poder compartir ese aprendizaje con los demás. Maestros del pasado, aprendices de futuro.

La lucha contra cualquier manifestación de segregación producida por el hecho de ser mayor, es la lucha contra el rechazo de aquellos que piensan que las personas mayores son seres caducos, inservibles, estorbos de hijos y “carga” para la sociedad. Es el rechazo del predominio de unas culturas sobre otras.

El objetivo de esta lucha: buscar nuevos valores para que las personas mayores y su cultura sean consideradas como proyecto de vida y no de muerte. A veces las personas mayores piensan que están llegando al principio del final y su proyecto de vida se torna en proyecto de muerte.

Otros sin embargo mantienen su lucha por la vida y la autonomía, incluso en las condiciones mas adversas. Estamos convencidos que en el siglo XXI el gran revulsivo cultural va a venir por la rebelión de las personas mayores contra una sociedad que les margina como seres inútiles e inservibles.

Julian Marias decía: “El envejecimiento es el lado soleado de la vida, de manera que sea fecundo y estimulante residir en él”

Ramón Menéndez Pidal en Papeles de Sor Armadans (1959), escrito a los 90 años de edad, sostenía: ”No debemos empezar pronto la senectud, sino al contrario, rebelarnos contra ella en todo lo que la rebeldía puede ser sensata, no dejando decaer la actividad vital, no dejando decaer el amor a las obras comenzadas en la juventud, dando calor a las ilusiones de razonable esperanza”

Y Gregorio Marañón, en una publicación de 1952, a los 72 años de edad, se expresaba así: ”Vivir no es solo existir… sino existir y crear… saber gozar y sufrir… y no dormir sin soñar….descansar es empezar a morir”

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