domingo, 13 de septiembre de 2015

LA VENTANA DEL MAYOR (227)

BANCO DE TIEMPO ( I de II)

San Gall puede ser la primera ciudad suiza que cree un “banco de tiempo”. Allí el ahorrador deposita horas de trabajo ayudando a los ancianos o a personas necesitadas en su día a día. La fortuna virtual puede ser descontada posteriormente para comprar su propia ayuda. Una idea simple, pero brillante, que puede ayudar al gobierno a reducir los gastos sociales que plantea el desafío demográfico además de promover la solidaridad entre la población. La bomba de tiempo demográfica es un desafío urgente. Si en 1960 solo uno de cada diez habitantes de Suiza tenía más de 65 años, cinco décadas después, la proporción es de uno a seis. El sistema de pensiones sufre esta evolución: según la Oficina Federal de Estadísticas, en la actualidad, cuatro personas activas financian la jubilación de un pensionista; dentro de 40 años, esta proporción se reducirá casi a dos por cada jubilado. La creciente población de ancianos, especialmente aquellos que necesitan ayuda, es un problema importante junto a las autoridades locales. ¿Cómo financiar los hospitales, hogares de ancianos y la atención domiciliaria frente a la perspectiva de los ingresos limitados? “Necesitamos llevar el pueblo a la ciudad y volver a los días en que la gente se ocupaba más de sus seres más cercanos, sus vecinos, familiares o amigos”, dice Katja Meierhans.

La funcionaria de la ciudad de San Gall no apela a las tradiciones para hacer frente al reto demográfico, sino a un proyecto titulado ‘Cartilla del Tiempo’, desarrollado por expertos de la Oficina Federal de Seguridad Social. En ella, participan recién jubilados con buena salud y disponibles ayudan a mayores necesitados. Cada hora de trabajo está “depositada” en una cuenta personal, que más tarde puede ser “descontada” para pagar las horas trabajadas de otro voluntario, cuando ellos, a su vez, necesiten ayuda en su vejez.   
                                
La idea surge de las autoridades ante el nuevo contexto social en el país. “No observamos una reducción de la solidaridad en Suiza. Sin embargo, debido a una mayor movilidad y las nuevas estructuras familiares, las redes de lazos familiares ya no son resistentes como en el pasado. Por tanto, es importante fomentar la ayuda fuera del contexto familiar”, apunta Ludwig Gärtner, subdirector de la OFAS.

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