domingo, 8 de junio de 2014

LA VENTANA DEL MAYOR (180)

DIMENSIÓN CONDUCTUAL DEL ENVEJECIMIENTO

             La edad no es solo una realidad biológica sino que es también un criterio de organización social que el individuo incorpora y adapta a sus necesidades, desarrollando un procedimiento para envejecer. La vida humana puede ser dividida artificialmente en dos etapas, una de crecimiento y desarrollo y otra de involución. La primera se corresponde con la de mayor vitalidad y la  segunda con la de mayor vulnerabilidad. En la medida en que una crece, la otra decrece: enfermedad, incapacidad, dependencia. Lo importante es conocer las características de cada edad, en lugar de imponer valores de una a otra. Cada edad tiene formas de ser que le son propias. 
          
     

             La forma de envejecer se relaciona con la forma de vivir. En todas las edades se envejece, pero nunca se habían alcanzado edades tan avanzadas  Cada día se prolonga más la expectativa de vida, fenómeno programado genéticamente, del que se puede esperar una duración, en torno a los 120 años El “proceso de envejecer” -   envejecimiento primario - no es controlable. A pesar de los  intentos, no ha sido posible. Por el contrario el   ”procedimiento para envejecer” –  envejecimiento secundario - si es  moldeable. Se añade a la dimensión biológica del envejecimiento, la derivada del comportamiento. Cuando los individuos han aceptado el envejecer como parte esencial de la propia vida, el envejecimiento secundario es un concepto dinámico, según el cual, “envejecer” deja de ser solo un proceso, ajeno a la voluntad humana, para convertirse  en una forma de proceder, una actitud, con la que los hombres y las mujeres a lo largo de la historia, en las distintas épocas, han perfilado su forma de “ser mayores”.   Somos autores de nuestro propio envejecimiento.


             Para que la vejez transcurra de forma satisfactoria, generando ilusión, tranquilidad, autoestima y sabiduría, el procedimiento para envejecer, tiene que desarrollarse en un marco adecuado, que procure  controlar o mejorar las situaciones de mayor fragilidad que puedan afectar a las esferas física, cognitiva, afectiva y social. El procedimiento es la forma activa, dinámica, en que el ser envejece. Se trata de algo elaborado conforme a la voluntad del individuo, según los medios de que dispone. Viene determinado por los factores medioambientales tales como la meteorología, nutrición, vivienda, hábitat, higiene, circunstancias laborales, entorno social, redes de apoyo, cultura, desarrollo tecnológico, desarrollo sanitario, etc. del momento. Es el resultado de las modificaciones que el estilo de vida introduce en el proceso “natural” de envejecimiento, acelerando o frenando, las características esenciales de dicho proceso. El mantener “estilos de vida saludables” durante el proceso de envejecimiento, contribuye a tener una percepción satisfactoria del paso de los años que, refuerza la propia historia vital y crea expectativas positivas respecto al futuro. Tiende a añadir años a la vida y vida a los años. Se hace menos probable la aparición de discapacidades


             En el presente y en un futuro inmediato,  tendremos que aprender a vivir en el límite de las situaciones de fragilidad que acompañan el proceso de envejecer;  conoceremos los factores que incrementan la fragilidad; y tomaremos medidas para evitar su evolución hacia la incapacidad. Cada día, en fin, cobrará más importancia el envejecimiento secundario, ¿pero sabremos como tratarlo?

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