domingo, 17 de noviembre de 2013

LA VENTANA DEL MAYOR (155)

Las personas mayores como grupo de poder (1 de 2)

EDADISMO O DISCRIMINACIÓN POR EDAD

Comenzamos este artículo destacando la incidencia que tienen los prejuicios sociales sobre determinados grupos minoritarios - en nuestro caso las personas mayores- en la disposición de poder sobre sí; en la posibilidad de darse su propia norma;  y en el reconocimiento de la capacidad para seguir disponiendo de su vida.  En estos últimos tiempos, han aumentado tanto su número que han terminado por ser vistos, dado el logro del incremento en las expectativas de vida. Es el sector poblacional que más crece en el mundo, lo que ha generado una revolución demográfica sin precedentes. Al parecer, en una sociedad de masas, lo que no abunda,  sencillamente no es visible


 La situación de la vejez, en relación con los usos del poder, ha sido variable en la historia occidental, encontrándose momentos  de alta valoración e incluso de gerontocracias; y etapas de crítica, denigración y negación de la misma. Su representación se ha  asociado a una visión biológica de decrecimiento, condicionada por  los estereotipos negativos que recaen sobre ella, minando lenta y progresivamente la consideración que las personas mayores tienen de sí mismas; de su  modo de ser y de comportarse. Agrupados  en colectivos homogeneizados, se consideran como frágiles, enfermos, dependientes, deteriorados, depresivos, rígidos. Se les asigna un  lugar desvalorizado y marginal  en la sociedad. Se pone el énfasis en el componente costoso de la atención pública a los mayores en el Estado de Bienestar y se les asigna  un papel  pasivo, minusvalorando su actividad y los beneficios que podrían derivarse de ellos. Nos enfrentamos  al “edadísmo” o discriminación por edad


          Pero el envejecer es un proceso complejo. Las personas mayores forman un grupo heterogéneo,  producto de historias individuales, complejas y diversas, con necesidades distintas. Hacerlo reflexivo invitando a conocerlo, investigarlo y asumirlo constituye un requisito básico, en la construcción de una sociedad para todas las edades.. En el último tercio del siglo XX tuvo lugar la revisión de ciertos códigos culturales con la convicción de que debería haber una reacción alternativa contra los mitos populares de dependencia, lo que ha posibilitado el fortalecimiento del concepto de  persona mayor, reconstruyendo su identidad. Cada vez mas personas llegan a la vejez  y  son mas quienes superan los 80 años,  con mejor calidad de vida que en décadas anteriores. Estas nuevas generaciones  de personas mayores comienzan a derrumbar las imágenes negativas asociadas al proceso del envejecimiento, como los prejuicios vinculados al “no puedo”, ”a mi edad para que”. Diariamente demuestran que “si pueden” seguir aprendiendo, descubriendo capacidades, y haciendo valorar su voz y reclamar sus derechos.  (continuará)





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