Contrastes en la vejez: Pasado y presente
Del blog
sociológico de Joaquin Giró
entresacamos algunas cuestiones de interés para
conocer mejor los contrastes de
la vejez en algunos de sus aspectos.
UN PRIMER CONTRASTE. En un pasado cercano el
viejo se caracterizaba por sus actitudes conservadoras; por tener una
historia marcada por la austeridad y la
escasez; un talante exigente pero a la
vez despreciativo ante las generaciones más jóvenes; incapacitados para
comprender las realidades nuevas y sus cambios;
intransigentes; autoritarios; solitarios y vinculados a una imagen
global de pobreza material.
Sin embargo,
ahora, en estos últimos años, las
personas mayores se caracterizan por su disparidad, diversidad y heterogeneidad
Presentan actitudes muy distintas, intentan disfrutar y situarse en el
bienestar particular de sus vidas, parecen ser mayoritariamente aperturistas en
sus posiciones, muy interesados en todo lo que sucede a su alrededor,
permisivos, tolerantes, ….. Se ha producido un proceso de rejuvenecimiento real
de los mayores, una profunda fractura en la ya tradicional noción del concepto
tercera edad que, a todas luces, resulta insuficiente, inoportuna y poco eficaz
para señalar al colectivo de personas
mayores.
UN SEGUNDO
CONTRASTE. La vejez se asocia con la pérdida de funciones sensoriales y de
movilidad como la vista y oído y locomotoras; pérdida de capacidad física,
vital, y sexual; pérdida de capacidad mental, con menos reflejos y memoria.
Ello conduce a la falta de autonomía,
que obliga a que el bienestar del viejo dependa
de otras personas
En la
actualidad, percibimos que se vive más tiempo desde el umbral de los sesenta y
cinco años, y el alargamiento de la vida se acompaña de una mejora del estado
de salud en todas las edades. El declive de la autonomía personal y,
finalmente, la muerte, acaban por llegar, pero cada vez más tarde.
TERCER
CONTRASTE. Es de interés resaltar que
en el pasado los viejos eran los depositarios del saber y del
conocimiento como producto de la experiencia y el paso de los años. La idea del
saber era la de un saber del pasado. Estaban los que conocían el pasado, que
enseñaban a los del presente a vivir y a obrar. El viejo era el que conocía las
técnicas y las enseñaba a los demás.
El viejo era algo así como la memoria viva y la vejez un grado, una cierta distinción honrosa, ligada a la sabiduría, al conocimiento. El viejo sabía más que los otros y por lo tanto era visto como alguien valioso, como alguien a conservar, como alguien, que era un tesoro para el grupo, porque ahí estaban los conocimientos que el grupo requería, necesitaba.
En la actualidad,
la pérdida de valor de las personas mayores es un hecho en las sociedades
desarrolladas donde lo viejos son señalados como contrarios a lo innovador, a
la creatividad, a la invención y al conocimiento que continuamente se
reinventa, dejando como obsoleto y caduco lo que un día fue novedad. Hay que
estar a la última. Porque siempre habrá algo más nuevo, más actual y
simbólicamente más positivo. El saber ya no es la prerrogativa del viejo, sino
del experto, aquél que es capaz de relacionarse con la tecnología renovable y
nueva.
Hoy los
viejos que simbolizaban la experiencia y
la sabiduría, ya no significan nada
salvo su ligazón al mercado y al consumo, aspectos que le devuelven el rol y la consideración
social.
Salu2:
ResponderEliminarSí, pero......... no tanto.
+ salu2.