domingo, 31 de julio de 2011

LA VENTANA DEL MAYOR (71)

El testamento vital

Con fecha 16 de Julio de 2010 se publico en el Diario Sur una nota de la Asociación de Usuarios del Área Sanitaria Axarquía solicitando a la Delegación Provincial de Salud que ponga en marcha las medidas necesarias para que el registro por parte de los pacientes de la declaración de voluntad vital anticipada o testamento vital, pueda efectuarse en los hospitales de todas las áreas sanitarias de la provincia de Málaga

Por esta razón nos ha parecido interesante traer a LA VENTANA DEL MAYOR información sobre lo que es y persigue EL TESTAMENTO VITAL Aunque se ha extendido el uso del testamento vital no se considera acertado la inclusión del término testamento. Jurídicamente es más adecuado hablar de documento de instrucciones previas o voluntades anticipadas en relación con el derecho a la autonomía del paciente afectado por un proceso en fase terminal y en consideración a una muerte digna.

El testamento vital o más exactamente el documento de instrucciones previas constituye un hito en el desarrollo de la autonomía del paciente. En España ha adquirido estatus legal con la publicación, de la Ley 41/2002 de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica. A nivel de Comunidad Autónoma de Andalucía, su regulación esta contemplada en la Ley 5/2003, de 9 de Octubre, de declaración vital anticipada

Según del artículo 11 de la Ley estatal, el testamento vital es un documento de instrucciones previas, por él que una persona mayor de edad, capaz y libre, manifiesta anticipadamente su voluntad, con objeto de que ésta se cumpla en el momento en que llegue a situaciones en cuyas circunstancias no sea capaz de expresarlos personalmente, sobre

1.- Los cuidados y el tratamiento de su salud o, una vez llegado el fallecimiento,

2.- El destino de su cuerpo o de los órganos del mismo.

En definitiva se refiere al documento escrito por el que un ciudadano manifiesta anticipadamente su voluntad en situación de lucidez mental, para que sea tenido en cuenta cuando a causa de una enfermedad u otro evento, se encuentre en una condición física o mental incurable o irreversible, sin expectativas de curación, y le sea imposible expresar su voluntad.

Su aplicación, por tanto, se entiende en previsión de que dicha persona no estuviese consciente o con facultades suficientes para una correcta comunicación.2En este sentido puede decirse que define lo que para él es una muerte digna en un contexto de final de la vida.

Por tanto, la existencia del documento evita la amplitud de interpretaciones que pudieran darse tanto por los profesionales médicos como los familiares y hace valer la posición única del cumplimento del documento.

El otorgante del documento puede designar, además, un representante para que, llegado el caso, sirva como interlocutor suyo con el médico o el equipo sanitario para procurar el cumplimiento de las instrucciones previas.

Para que sea efectivo, este documento deberá incorporarse al Registro de instrucciones previas correspondiente y a la historia clínica del paciente tanto para facilitar su acceso por los profesionales médicos como para se pueda efectuar su revocación o modificación.

Cada servicio de salud regulará el procedimiento adecuado para que, llegado el caso, se garantice el cumplimiento de las instrucciones previas de cada persona, que deberán constar siempre por escrito La oficina virtual de Salud, InterS@S, permite hacer gestiones relacionadas con este derecho, además de propiciar que los profesionales puedan consultar el Registro de Voluntades Vitales Anticipadas.

LA VENTANA DEL MAYOR (70)

Personas mayores y seguridad vial

Las personas mayores constituyen, uno de los grupos de mayor riesgo de accidente de tráfico, tanto al actuar como peatones como al hacer de conductores de vehículos. Ayudar a conocer los peligros a los que se ven sometidos los más mayores a la hora de caminar o conducir, así como sus propias limitaciones, puede ser la mejor contribución para prevenir accidentes en este grupo de edad.

Los avances médicos y la mejora en la calidad de la alimentación hacen que las condiciones físicas de nuestros mayores no entren en declive hasta unos años más tarde de lo que solían hacerlo. No obstante, tarde o temprano, la pérdida de facultades psíquicas y motoras acaba por aparecer, lo que origina la “peligrosidad” de este grupo a la hora de desenvolverse dentro de las vías de circulación, pese a que, en su mayoría, se trata de un colectivo que profesa escrupuloso respeto sobre las normas de tráfico. Por ello a continuación se propone una serie de recomendaciones para las personas mayores, tanto en el papel que desempeñan como peatones como en el desarrollo de la conducción de vehículos.

En primer lugar los mayores como conductores. Los problemas de visión se acentúan con el avance de la edad, y es precisamente la vista el sentido vital para conducir, llegando a suponer más del 90% de la información recibida por el conductor. Este hecho hace que la conducción nocturna o con mal tiempo provoque una sensación de gran incomodidad sobre las personas mayores. A ello hay que añadir que a partir de los 70 años comienza a deteriorarse la visión periférica. Al hacer uso del vehículo, una persona mayor debe verificar mediante periódicos controles que su visión es óptima. Además se recomienda a las personas mayores conducir por vías que les resulten conocidas, bien iluminadas, con buena señalización y bien asfaltadas.

Queramos o no, con la edad también aumenta el tiempo que se invierte en reaccionar ante un peligro. Resulta imprescindible cerciorarse de la inexistencia de peligro antes de llevar a cabo una maniobra, como puede ser un adelantamiento, y duplicar la distancia de seguridad que a priori pueda considerarse adecuada, dejando al menos seis segundos de distancia respecto al vehículo que nos precede.

La fatiga también se acrecienta durante la tarea de la conducción. Es más que conveniente que un conductor de elevada edad realice descansos frecuentemente, de unos quince minutos por cada hora de conducción, que le lleven a permanecer fresco por si fuera necesario reaccionar ante cualquier imprevisto.

En segundo lugar los mayores como peatones. Un peatón mayor cruza la calle más lentamente de lo que lo hace una persona joven. A este hecho hay que unir la circunstancia de que a la hora de cruzar les resulta más difícil percibir cuál es la velocidad a la que avanzan los vehículos o la fase en la que se encuentra el semáforo. Además de cruzar siempre por las zonas señalizadas a tal efecto, resulta recomendable que las personas mayores esperen a que los vehículos se detengan por completo y se ayuden de los sonidos emitidos por algunos semáforos (muy pocos por desgracia) al ponerse en verde. Y si se encuentra una persona más joven a su lado, una persona mayor debe pedir ayuda sin dudarlo.

En múltiples ocasiones los peatones de elevada edad realizan desafortunadas y equivocadas valoraciones del riesgo que supone el tráfico y que se traducen en situaciones potencialmente conflictivas. El tiempo que invierten en cruzar la calle es mayor, por lo que los semáforos que indican el tiempo que resta para que torne a rojo suponen, sin duda, una eficaz ayuda para este tipo de peatones.

Deben ser conscientes estos peatones que los vehículos con los que se comparte la vía ya no son los de antaño, y que las elevadas potencias de los vehículos a motor provocan que un vehículo que parece que circula despacio a lo lejos puede encontrarse un instante después a nuestra altura.

Con el fin de atajar este problema de raíz, los cuerpos policiales de diferentes municipios llevan a cabo charlas en Centros de Convivencia de Mayores y Residencias, en las que se dan consejos de seguridad vial para peatones, describiendo los riesgos del tráfico para personas mayores cuyas condiciones físicas se ven más mermadas. También se explican sus roles como conductores y pasajeros de vehículos particulares (uso del cinturón de seguridad), como usuarios de los transportes públicos de la ciudad (subida y bajada al bus, atención durante los desplazamientos entre las paradas establecidas, etc.).

En tercer lugar ¿Que pueden hacer el resto de las personas en relación con la gente de edad?

La primera tarea es la de hacer ver a nuestros mayores, bien sean peatones, bien sean conductores, los peligros originados por el tráfico rodado en nuestras calles. Si es posible debemos acompañarles en su recorrido, y no cargarles con demasiada responsabilidad, como acompañar a los niños al colegio si para ello deben caminar por lugares potencialmente conflictivos.

Por otra parte, habrá que tener en cuenta la vulnerabilidad de los peatones de cierta edad, que pueden sufrir lesiones de gravedad en sus huesos y sus tejidos ante pequeños impactos o ante una caída. Así pues, al advertir su presencia debemos extremar la precaución y reducir la velocidad para poder afrontar cualquier situación de riesgo ante la que pudiéramos encontrarnos. Y si cuando vaya andando por la calle se encuentra con una persona mayor dispuesta a cruzar la calle, ofrézcale su ayuda. Unos pocos, los menos, se ofenderán al pensar que se está poniendo límites a su independencia. Otros se lo agradecerán y aceptarán su ayuda. Y algunos se sentirán reconfortados al pensar que, al menos por un momento, alguien se preocupa por su bienestar.

lunes, 18 de julio de 2011

LA VENTANA DEL MAYOR (69)

La persona como ser inacabado

En Opinión del Diario Córdoba del pasado 8 de Julio se publico un artículo sobre UNA PERSONA EDUCADA. En él se recogía unas frases del psicólogo Bernabé Tierno: “la vida sigue siendo una hermosa aventura, que hay que encarar con optimismo, con ilusión, con esperanza y con ánimo de plantear batalla cada jornada a lo que se nos vaya presentando”; “una de las claves para lograr esos triunfos, reside en la educación de las personas; "una persona educada es la que tiene una alta autoestima; la que tiene autodisciplina; personalidad; criterio propio….”. En este artículo de opinión EDUCACION Y ENVEJECIMIENTO ACTIVO quiero trasladar la esencia de las citadas frases al marco de las personas mayores.

Desde el plano educativo, la persona es un ser inacabado en todos sus aspectos o dimensiones. Las personas aprendemos desde que nacemos y a lo largo de nuestra vida. Las actuales personas mayores nacieron y fueron educadas con otros valores y normas, ni mejores ni peores, diferentes. Incluían proyectos y realizaciones para un futuro que creían previsible. Pero el modelo tradicional, de declive o negativo para envejecer ya no se lleva y si se toma, las dejan totalmente marginadas. De ahí la importancia de la educación para una nueva socialización

No hay una edad determinada para aprender, todo depende de la persona y de la voluntad de querer hacerlo. Sin embargo cuando se trata de vincular educación y persona mayor, se piensa que ésta es difícilmente educable y poco susceptible de adquirir nuevos conocimientos. Ante esta postura tenemos que resaltar que la perdida de memoria no es mucho mayor que en otras edades, la inteligencia no sólo no disminuye sino que puede aumentar si se proporciona oportunidades para ejercitarla. La educación permanente no tiene plazos, ni programas rígidos, ni exigencias generales e iguales para todos. Se realiza en libertad y en beneficio de cada sujeto en particular. Los fines perseguidos van dirigidos a que la vejez se contemple y considere desde la perspectiva del “envejecimiento activo”.

Las personas mayores necesitan estímulos intelectuales. No debemos olvidar que la vida es un proyecto permanente de aprendizaje. La etapa de persona mayor proporciona una nueva oportunidad de retocar el estilo de vida que se ha ido configurando a lo largo del tiempo. Pero para ello es necesario poner en juego la educación permanente. Envejecer no es otra cosa que cambiar, lo que requiere desplegar procesos de adaptación y desarrollo a nivel personal y social para mantener el equilibrio y asumir nuevos roles

Si no nos morimos antes, todos estamos llamados a ser persona mayor. ¿Nos preparamos para ello?. Vamos a plantear las siguientes interrogantes: ¿Piensan que como persona mayor ya tienen su propia experiencia y conocimientos y no necesitan seguir educando su potencial humano?. ¿Sabían que la educación permanente es un derecho que queda sin desarrollar en la mayoría de las personas de edad?. ¿Que solo una minoría, la más preparada, es la que muestra interés por actualizarse?. ¿Y que el nivel de instrucción de los mayores no es equiparable al de la población más joven, por debajo de los 45 años

Las personas mayores, no son las que más saben, sino las que más ignoran. Quedan marginadas, amarradas al pasado, impermeables a los cambios vertiginoso del siglo XXI, caracterizado por la aceleración de los avances tecnológicos; el despliegue de la cultura postmoderna, con su lógica de consumo; la urgencia de vivir rápido como si no hubiese futuro; y la exaltación de los sentidos como única posibilidad de placer.

martes, 12 de julio de 2011

LA VENTANA DEL MAYOR (68)

BUROCRACIA Y PERSONAS MAYORES

De la revista Ciencia de la Longevidad hemos entresacado algunos aspectos considerados de interés en relación con las personas mayores como grupo demográfico suficientemente importante para que sociólogos, políticos y empresarios lo tengan muy en cuenta.


Como hemos puesto de relieve en numerosas ocasiones dentro de espacio LA VENTANA DEL MAYOR, el aumento de la longevidad ha sido una de las mejores noticias del siglo XX. Pero, en los países desarrollados, junto con el aumento de la esperanza de vida se experimenta un creciente descenso de la natalidad.
Como consecuencia de eso, la sociedad envejece.
En el año 1950 en el mundo había 200 millones de personas mayores de 60 años.
En 1970 se alcanzó la cifra de 307 millones y en 2000 se superaron los 580 millones.

El número de miembros de la llamada “tercera edad” aumenta veinte puntos porcentuales más que el crecimiento de la población. Nos encontramos, así, en la generación de la historia con mayor proporción de personas mayores. ¿Es también la que más respeto les concede?


Lamentablemente, todo parece indicar que no. La pérdida de importancia y relevancia social de los mayores ha propiciado lo que en la actualidad se denomina técnicamente etaísmo”. Se trata de un conjunto de valores o actitudes que vienen a marginar en todos los órdenes de la vida a la persona mayor y a producir un deterioro de la estima social.
El culto a la juventud, a la velocidad, la actualidad, el descrédito de la madurez, la pérdida de valores tradicionales, los cambios de hábitos culturales, la desintegración de la familia, la obsesión por la salud y la forma física... son fenómenos que, directa o indirectamente, vienen a relegar la función de las personas mayores a un segundo término.


Envejecer, una pesada carga burocrática. Cuando vivimos en la flor de nuestra juventud o disfrutamos de las mieles de una adultez serena y madura, no reparamos en la cantidad de problemas técnicos, administrativos y sociales a los que se enfrenta una persona mayor. El ingreso voluntario o involuntario en una residencia geriátrica, la realización de un testamento vital, la organización de las directrices anticipadas sobre el patrimonio o la familia, la designación de un tutor legal en caso de incapacidad, la subrogación de decisiones, la pérdida de la intimidad, la exclusión laboral, el uso del sistema sanitario, la pensión..., envejecer puede convertirse en una pesada carga burocrática y casi ninguna sociedad está preparada para facilitar la tarea a los millones de ciudadanos que deben realizarla.

martes, 5 de julio de 2011

LA VENTANA DEL MAYOR (67)

DIEZ CLAVES PARA SER FELIZ

Vamos a conocer las diez claves dadas por el psiquiatra Luís Rojas Marcos para vivir una vida razonablemente feliz. No basta con ganarle la batalla a la enfermedad, sino que es igualmente importante aceptarnos tal y como somos para adaptarnos a los cambios y superar las adversidades.

Nuestra sociedad devalúa el proceso natural de envejecimiento y glorifica la juventud. El lema, más o menos explícito, es: “Lo viejo es feo, no sirve, se tira”. Esta postura alimenta la obsesión de incontables hombres y mujeres por mantener una apariencia joven. El problema es que la búsqueda compulsiva e inútil de la eterna juventud destruye cualquier posibilidad de aceptarnos tal y como somos. Además, fomenta un estado de continua frustración.

La aptitud para encajar y superar los retos que nos depara la existencia está, en gran medida, relacionada con la personalidad que desarrollamos en las dos primeras décadas de la vida. Fortalecer nuestra aptitud para adaptarnos a los cambios físicos, psicológicos y sociales que nos afectan a lo largo de los años es posible pero ello exige una dosis generosa de motivación, aprendizaje, esfuerzo, entusiasmo y autodisciplina.

Por eso debemos dejar constancia de una serie de pautas para ser feliz en la vejez :

1ª- Conéctate afectivamente a otros

Sentirse parte de un grupo solidario hace que se superen mejor las adversidades, ya que conectarse con los demás constituye un antídoto muy eficaz contra la incertidumbre que producen los cambios desfavorables. La calidad de la vida es, básicamente, la calidad de nuestras relaciones.

2º.- Mantente bien informado.

Informarse ayuda a mantener los pies en la tierra. La información es reparadora y útil si, además, incluye recomendaciones específicas eficaces. Cuando se toman medidas preventivas concretas, uno se siente menos indefenso, más seguro y con un mayor control sobre la vida. Ver el lado positivo de los cambios es un ingrediente indispensable para el bienestar.

3º.- Comunícate más

Gracias a las palabras, ningún ser humano es una isla. Al describir los temores, las preocupaciones y los sentimientos, se reduce su intensidad emocional. El vínculo de las palabras con las emociones permite liberar miedos, infunde seguridad, confianza y consuelo. .

4.- Fomenta el optimismo

Aquellos que tienen un talante optimista se adaptan mejor a los cambios, porque una valoración positiva de los desafíos pasados estimula la voluntad que empuja a conseguir objetivos que se desean y fomenta pensamientos alentadores, como “yo puedo”, “lo intentaré” o “estoy preparado para lograrlo”.

5.- Practica el sentido del humor

El sentido del humor alivia el miedo y la inseguridad, actúa de purgante psicológico que libera de obsesiones destructivas. Además, reír con ganas libera del estrés. Una buena carcajada oxigena y alimenta una perspectiva jovial de la vida.

6.- Practica algo de ejercicio

La actividad física ejerce efectos saludables en el estado de ánimo, disminuye el estrés, revitaliza, ayuda a dormir mejor, evita que aparezcan enfermedades como los trastornos cardiovasculares, la hipertensión, la diabetes y la osteoporosis. Ante los desafíos de la vida hay que apuntarse al “movimiento del movimiento”.

7.- Permítete pequeños placeres

Reunirse con los amigos, cocinar, dar un paseo o salir de compras hará, sin duda, que te sientas mejor. Aprender a disfrutar de los pequeños placeres de la vida ayuda a aceptar mejor el paso del tiempo.

8.- Déjate ayudar por la ciencia

La mayoría de los avances tecnológicos –teléfono móvil, ordenador...–, hacen los momentos difíciles más soportables, porque facilitan la comunicación. La medicina ha superado su misión de diagnosticar y curar enfermedades y se interesa cada día más por hacer más llevadero el paso por el mundo: la salud no es sólo la ausencia de enfermedad sino el estado de completo bienestar físico, mental y social.

9.- Cultiva la espiritualidad

No pocas veces la esperanza –que se dice es el pan de la vida– procede de la esfera espiritual del mundo interior. La espiritualidad es un sentimiento gratificador de conexión emocional profunda con algo que se encuentra fuera, que puede ser creencias religiosas, solidaridad, el amor, la libertad o el resultado de una sintonización especial con la naturaleza.

10.- Alimenta el altruismo

Las personas que se consideran socialmente útiles o tienen un impacto positivo en la vida de otros, sufren menos de ansiedad, duermen mejor, abusan menos del alcohol y las drogas y resisten mejor ante los reveses cotidianos. La bondad hacia los demás, además de su valor como mecanismo natural de supervivencia de la especie humana y los beneficios que aporta a sus receptores, son muy saludables para quienes lo practican.