DISCRIMINACIÓN POR EDAD (I de II)
En ocasiones, las personas mayores son consideradas en España, sólo por el hecho de tener más edad, como un grupo social pasivo. Así, “clases pasivas” expresa un estereotipo generador de discriminación por la edad, que en determinadas Administraciones públicas se utiliza para clasificar a los funcionarios que han pasado a la situación de retiro. Es, además, una expresión equívoca porque, en su gran mayoría, las personas mayores reciben una pensión por su propia contribución activa a lo largo de su vida laboral. Sin embargo, esa denominación parece implicar un concepto en oposición al de “clases activas”, productivas y, lo que es peor, que las personas mayores son una carga para la sociedad. El problema es que las palabras no son inocuas y la consideración de las personas mayores como “clase pasiva”, además de ser inexacta, expresa ese viejo cliché totalmente desfasado y que, en sus términos verbales, resulta atentatorio contra la dignidad del que así es llamado en contraposición con las “personas activas”.
La lucha contra la discriminación por edad es una conquista de la sociedad actual que ya no admite discusión alguna en el plano teórico. En la realidad práctica, sin embargo queda mucho por conseguir. Y de modo especial, en el ámbito laboral. Muchos trabajadores mayores se sienten discriminados porque no se cuenta con ellos para la realización de determinadas tareas, o para desempeñar puestos de mayor responsabilidad o nivel jerárquico, sólo porque tienen mayor edad.
Subsisten todavía en el ámbito laboral demasiados estereotipos negativos relacionados con la edad. Entre ellos, y posiblemente el más representativo y elocuente de todos, que los jóvenes rinden más en el trabajo que los mayores, o que el trabajador mayor se cansa más, que falta más al trabajo, etc. No existen evidencias científicas de que esto sea así. Preocupa sobremanera a las personas mayores que, en el ámbito laboral, exista una discriminación por edad que, sin expresarse de modo explícito, se traduzca en otra actitud peor, la indiferencia.
No se pone de suficiente relieve la contribución positiva que realizan los trabajadores mayores en las distintas actividades laborales. Los conocimientos adquiridos y contrastados, su experiencia personal y profesional, una mejor reacción ante situaciones complejas que pueden producirse en el trabajo, son valores añadidos que poseen las personas mayores y que deben ser aprovechados.
(continuará)
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