martes, 20 de julio de 2010

LA VENTANA DEL MAYOR . (26)


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EL ENVEJECIMIENTO COMO PROYECTO DE VIDA


II.- MODELO TRADICIONAL

Una persona mayor puede tener un espíritu joven. Los mayores de 65 años pueden ser excelentes trabajadores, siempre que la tarea desempeñada sea proporcional a sus aptitudes y posibilidades.

Después del enfoque expuesto en la I Parte, las personas mayores siguen siendo la asignatura pendiente del siglo XXI. Desde los 60 a los 80 años hay 20 años en los que no se ha sabido encontrar todavía el papel en la sociedad, papel que han de encontrar lo propios mayores, pero que en cualquier caso deberá pasar por rentabilizar su enorme patrimonio social y cultural que en estos momentos esta infravalorado.

En el tema de los mayores predomina la asistencia social, un punto de vista limitado por muchas razones y, entre ellas, la demográfica. En éste sentido, el envejecimiento de la población, la mayor esperanza de vida, y las buenas condiciones físicas y de salud, en las que llegan a la vejez, contrasta con el concepto que socialmente se tiene de las personas mayores.

Cuando una persona llega a los 65 años deja de ser activa, desde el punto de vista productivo o económico, pero no por eso deja de ser útil. Los mayores disponemos de mucho tiempo libre y somos también un colectivo con una gran formación, por lo que la sociedad debería aprovechar todos nuestros conocimientos. Sin embargo, la política queda reducida a viajes, excursiones y lugares de reunión.

Todo eso esta muy bien. Pero el siglo XXI pide otro nivel que permita que los mayores se impliquen en la sociedad desde el punto de vista de la reflexión y la crítica. Para ello es necesaria la ayuda de las instituciones para fomentar la participación y la articulación de este nuevo papel de las personas mayores.

Para centrar el desarrollo de nuestra exposición, vamos a señalar algunas de las características comunes propias de las personas mayores, en su modelo tradicional o de declive, es decir, el concepto que de los mayores tienen amplios sectores de la sociedad, aun, en el siglo XXI. En este sentido vamos a destacar lo más significativo del dicho modelo.


Pérdidas y deterioro en los biológico, psicológico y social

El envejecimiento se percibe como un proceso básicamente de carácter multidimensional que no concierne exclusivamente a la faceta biológica de la persona sino también, a sus dimensiones psicológicas y sociales. Por ello tenemos que destacar los cambios biológicos - problemas en los sistemas respiratorios, circulatorio o digestivo, óseo musculares, disminución de la vista o del oído, cambio en la apariencia física, externa -; los cambios psicológicos - pérdidas de tipo intelectual, afectivo, emocional, de interés o motivación, dependencia, personalidad -; y cambios sociales - modificaciones familiares, jubilación, modificaciones económicas. pérdida de relaciones sociales -.

De las tres grandes categorías, la que recibe mas inquietud es la del cambio biológico – 45% -; después, el cambio psicológico - 31% - ; y cambio social - 24% -
Una imagen del envejecimiento deformada por mitos y prejuicios, que conducen a un estereotipo y a la discriminación.

Los estereotipos se forman a partir de un vacío de información que es llenado con ideas erróneas, no fundamentadas en el conocimiento de la realidad. Se construye un estereotipo del envejecimiento: “considerando la vejez como etapa del ciclo vital que conlleva, necesariamente, deterioro intelectual, enfermedad física, incapacidad funcional y otras muchas lacras”.

Aun cuando tienden a confundirse, la noción de estereotipo se diferencia de la de prejuicio, cuyo significado es un juicio prematuro o apresurado no basado en la experiencia o sin fundamento. Supone una actitud negativa o predisposición a adoptar un comportamiento negativo. En caso de que los prejuicios se acentúen se pasa a una “gerontofobia” que consiste en un odio y negación de la vejez, lo que significa invisibilizar a los ancianos dentro de la sociedad, y en el caso de aquellos que están dentro de esta categoría, disimular o negar su condición. La ancianidad, que se puede manifestar abierta o implícitamente en reacciones legales, sociales, económicas, políticas etc.

Vamos a continuación a exponer algunos mitos respecto a las personas que envejecen:

Mito del envejecimiento cronológico: Los individuos se valoran por el número de años que han vivido; mito de la improductividad: la creencia general es la de que las personas mayores son incapaces de producir; mito de la inflexibilidad: las personas mayores no son capaces de adaptarse a los nuevos tiempos, a las situaciones nuevas; mito de la falta de compromiso: desvinculación; mito de la senilidad: la pérdida de memoria, la disminución de la capacidad de atención, el confusionismo; mito de la serenidad: las personas mayores están sometidas a tensiones que no sufren en otras edades: jubilación, soledad, abandono, enfermedades. Su serenidad es una máscara.

De lo dicho, el modelo tradicional o de declive es aquel que entiende que los cambios ligados al envejecimiento son únicamente pérdidas. Modelo desarrollado desde la biología y la medicina, caracteriza al envejecimiento como “un proceso universal, progresivo, irreversible y degenerativo”.

Esta manera de pensar puede afectar a dimensiones tales como el autoconcepto y autoestima de las personas mayores con una visión negativa del envejecimiento que conduce a sentimientos de desesperanza y pesimismo sobre uno mismo y el futuro


La realidad es bien distinta

Una persona mayor puede tener un espíritu joven. Los mayores de 65 años pueden ser excelentes trabajadores, siempre que la tarea desempeñada sea proporcional a sus aptitudes y posibilidades La pérdida global de la memoria no es mucho mayor que en otras edades. La inteligencia puede aumentar si se proporciona oportunidades para ejercitarla. Tiene capacidad de aprendizaje Su motivación es superior a la de generaciones jóvenes.

(continuará)


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