Sólo unos pocos se atreven a pensar en la
necesidad de pensar. ¿Por qué parece normal darnos todo pensado y
considerar como bueno la repetición de
lo que otros dijeron, o escribieron? ¿Qué trámites hay que cumplimentar para
adquirir el estatus de pensador por cuenta
propia? ¿Como construir un súper de pensamiento casero? La filosofía no es más
que el catálogo de respuestas que, los que no tienen nada que hacer, se empeñan
en ofrecer a quienes no tienen tiempo de escucharlas. Se considera artífices del pensamiento a aquellos que
jamás solucionaron un problema del hombre de la calle, pero que fueron capaces
de escribir un libro para explicarlo.
¿Condiciona
la edad el pensamiento? A una persona mayor la retiran de aquellas funciones
que necesitan rapidez de reflejos físicos, circunstancia que puede hacer pensar
que también deja de ser útil en la parcela donde se cultivan las ideas. Nada
más lejos de la realidad. Lo único que cambia en los mayores son los estímulos
mentales que propician una visión u otra, del mundo que los rodea. En la
juventud, todos se esfuerzan por seguir
los patrones reinantes en ese momento. En la madurez profunda, es cuando el mayor se libera de lo
oficialmente correcto y, por tanto obligatorio.
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