PERSONAS MAYORES Y SEGURIDAD ECONÓMICA
Desde la infancia, todos hemos aprendido que no hay que abrir la puerta de casa a personas desconocidas y mucho menos permitirles el acceso a la vivienda. Esta premisa sigue siendo de vital importancia cuando se trata de personas mayores, por su especial vulnerabilidad, pero no es suficiente para estar a salvo de situaciones de riesgo, ya que si recibe una llamada de teléfono ofreciéndole determinados servicios o una carta diciéndole que ha sido afortunado con un premio, puede ser víctima de una estafa, engaño o fraude sin abrir la puerta. No se trata de inquietar innecesariamente a las personas mayores, ni de crear ideas alarmantes frente a hechos concretos.
La idea esencial es transmitir a este colectivo, la necesidad de protección de los derechos de las personas mayores consumidoras y usuarias a través de la información, de manera que conozcan de antemano los posibles fraudes y acciones que se pueden llevar a cabo en distintos sectores de actividad y que pueden afectar a su seguridad económica, al asumir un servicio o adquirir un producto que, en muchas ocasiones, está fuera de sus posibilidades y no cubre ninguna necesidad real.
Las personas mayores son las víctimas perfectas de los fraudes en las ventas de puerta en puerta, o por teléfono, ya que permanecen mucho tiempo en casa, y además disponen de mucho tiempo libre para hablar y están dispuestos a escuchar. Este tipo de ventas son una buena manera de entrar en su hogar. Los estafadores le pueden convencer o engañar para que firmen falsos contratos y nunca más sepa de ellos o nunca reciba el producto que compró. Por ello, como norma general, • Por su seguridad, jamás abra la puerta a personas desconocidas, ni siquiera a través del portero automático.
• Desconfíe si llaman en nombre del cartero en horarios que no son de reparto.
• Desconfíe hasta de las personas que se presentan en su domicilio bien arregladas o tienen buena presencia, es para ganarse su confianza.
• No es recomendable permanecer al otro lado de la puerta y preguntar ¿quién llama? Con ello está poniendo de manifiesto que se encuentra solo en la vivienda.
• Tampoco abra la puerta, aunque sea un poco, para ver quien es. Eso es suficiente para que de un empujón accedan al domicilio.
• Si vive solo, procure que figure otra persona en su placa del buzón (aunque sea un nombre ficticio). Procure que figure la inicial de su nombre en lugar del nombre completo, para no dar pistas sobre su sexo, máxime cuando se trata de una mujer.
• Si le llaman por teléfono con motivo de realizar una encuesta, nunca facilite información acerca de si vive solo, sobre la edad que tiene, sobre sus ingresos o sus datos bancarios.
• Si personas desconocidas persisten en intentar acceder a su domicilio, permaneciendo al otro lado de la puerta, llame a la Policía Nacional (091), y si Vd. dispone del servicio de teleasistencia, póngase en contacto con este servicio para manifestarles que se encuentra ante una situación de riesgo o peligro.
Para terminar indicamos las situaciones y productos que mejor se prestan para engañar a las personas mayores:
-Cambio de compañía de gas y electricidad y servicios adicionales que ofrecen.
-Falsas revisiones del gas.
-Servicios de telefonía e Internet (tarifa adicional).
-Control del agua del grifo.
-Visitas médicas. Estudios gratuitos de audición.
-Productos milagro (lociones, pomadas y aparatos que mejoran la calidad de vida).
-Viajes y excursiones. Reuniones de hoteles
-Falsos premios o sorteos.
-Venta de libros u otros objetos para el hogar.
-Bancos y tarjetas de crédito.
-Llamadas telefónicas de ong´s.
-Seguros: deceso, hogar, vida.
-Centros de día: Demostración gratuita de audífonos.
-Cuidadores a domicilio.
-Suplantación de personalidad de administraciones públicas
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