Cambios en los sentidos por el envejecimiento
Cuando uno persona envejece, la forma en que la vista, oído, olfato, gusto y tacto dan información, afecta al estilo de vida, a la comunicación, a las actividades y a las relaciones sociales, contribuyendo a una sensación de aislamiento. Todos los sentidos pueden ser afectados por la edad. Sin embargo los cambios visuales y auditivos son los más significativos. Afortunadamente, muchos de ellos se pueden compensar con aparatos como gafas y audífonos.
En
cuanto a la visión, las estructuras del
ojo cambian con la edad. A medida que uno envejece, la nitidez de su visión o agudeza visual puede disminuir
gradualmente. Por regla general las
personas mayores de 55 años necesitan gafas al menos una parte del
tiempo; sin embargo, el grado del cambio no es universal. Únicamente del 15 al
20% de las personas de edad avanzada presentan una visión tan deteriorada que
puede afectar su capacidad para conducir y sólo el 5% llegan a ser incapaces de
leer o tienen menos tolerancia al resplandor y
más dificultad para adaptarse a la oscuridad o a la luz brillante.
En lo referente a la audición, los oídos
tienen dos funciones: una es oír y la otra es mantener el equilibrio A medida
que uno envejece, las estructuras auditivas se deterioran Se considera que el 30% de las
personas de más de 65 años tienen limitaciones significativas de la audición
Algunos estudios han indicado
que el envejecimiento normal por sí solo produce muy poco cambio en el gusto y
el olfato y que más bien los cambios pueden estar relacionados con
enfermedades, el tabaquismo y otras exposiciones ambientales a lo largo de la
vida. Los sentidos del olfato y el
gusto actúan conjuntamente para ayudar a
la degustación de los alimentos. Una comida deliciosa o un aroma placentero
pueden mejorar el disfrute de la vida. La disminución
del gusto y el olfato puede reducir el interés y el placer al comer.
Algunas personas pueden descuidar su higiene personal cuando se disminuye el
sentido del olfato. El disfrute del medio ambiente también puede
disminuir. Hay un aumento del riesgo de
asfixia debido a que no pueden detectar el olor del gas natural de la estufa,
el horno u otro aparato, por lo que puede ser útil un detector de gas visual.
En caso de
perderse la sensibilidad gustativa, generalmente se pierden primero los sabores
salado y dulce y los sabores amargo y ácido permanecen un poco más de tiempo.
Adicionalmente, la boca produce menos saliva a medida que se envejece. Esto
causa resequedad, lo cual dificulta más la deglución. Igualmente, puede hacer
que la digestión sea un poco menos eficiente y puede incrementar los problemas
dentales. El sentido del olfato puede disminuir, especialmente después de la
edad de 70 años y esto puede estar relacionado con la pérdida de terminaciones
nerviosas en la nariz. El sentido del olfato comienza en los receptores
nerviosos ubicados en la parte alta de las membranas de la nariz.
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