lunes, 5 de noviembre de 2012

LA VENTANA DEL MAYOR (116)


La movilidad de las personas mayores

    Durante el proceso del Categorías: GeriatríaSíndromes
  envejecimiento se originan  trastornos en la movilidad de las personas mayores. Es frecuente padecer  determinadas dolencias, unas neurológicas como el Parkinson y las Neuropatías; otras trastornos vasculares, óseos o articulares… En el sexo masculino dichas alteraciones  están asociadas a procesos neurológicos; y en sexo femenino a enfermedades óseas y articulares como la artrosis de la cadera y rodillas En cuanto a los cambios del equilibrio o capacidad de adoptar una posición vertical y  los cambios en la locomoción  o capacidad para iniciar y mantener un paso rítmico en la marcha,   debe diferenciarse entre los  propios de la edad y los  que aparecen en relación con enfermedades musculares, articulares y nerviosas asociadas con la edad avanzada.


            Caminar es la forma de movimiento más natural. Su razón, la necesidad de desplazarse de un lugar a otro y es la principal opción para aumentar la actividad física en la población sedentaria. No se necesita una habilidad especial ni ningún tipo de equipamiento. Es la propia persona la que debe regular su intensidad, duración y frecuencia.

El logro de un buen caminar es uno de los requisitos más importantes para un envejecimiento satisfactorio, Los trastornos son un problema. Se modifica la manera de moverse,  caminando más lentamente, con alteración de la postura corporal  y la zancada se acorta. Marcha  inestable, ineficaz., riesgo de caídas y lesiones como  fracturas y luxaciones  que además de dolor, causan incapacidad y un largo periodo de recuperación. Ello hace que muchas personas mayores recorten voluntariamente su actividad debido a la preocupación por su capacidad motora, lo que provoca una falta de confianza en si mismo. Se recluyen en sus casas, limitan sus salidas y dependen  de otros para cualquier actividad. Por otro lado, la debilidad física hace que sea difícil soportar el peso corporal al levantarse de una silla baja o del asiento del inodoro, subir escaleras o subirse a un autobús


 El modo de caminar de las personas mayores es un indicador importante del bienestar, salud y larga vida. Caminar requiere energía, control del movimiento y apoyo, y exige un esfuerzo en múltiples  órganos, incluido el corazón, los pulmones y sistemas como el circulatorio, nervioso, muscular y esquelético. La velocidad al andar es una  herramienta útil para identificar a las personas mayores con más probabilidades de vivir 5, 10 o más años, y a aquellas con mayor riesgo de muerte prematura


        No hay un momento determinado para la aparición de los trastornos de la marcha ya que ello depende de factores como el estilo y la calidad de vida del individuo. Muchos casos son inevitables pero  en otros se pueden prevenir y si sucede, minimizar sus consecuencias. Sin embargo, la edad avanzada no debe acompañarse inevitablemente de alteración de la misma. Si decimos a una persona mayor sedentaria “que camine más todos los días”, hay quien caminará 15 minutos diarios y le parecerá una tortura, y otras personas de más de 75 años  caminaran 10 km diarios como paseo.  Y aunque los cambios de la marcha relacionados con la edad,  son más aparentes a partir de los 80 años, la mayoría de los trastornos al caminar se relacionan con una enfermedad subyacente y suelen hacerse más patentes cuando ésta progresa.

    En cuanto a las medidas a tomar para evitar o al menos alejar la aparición de  riesgos de esta naturaleza, ponemos de relieve algunas de ellas: el adecuado control de las enfermedades crónicas, como la diabetes  y la hipertensión arterial y  los cambio de estilos de vida, De la misma manera que no hay enfermedades sino enfermos, cada ser humano que envejece es único e irrepetible, y muchas de las dificultades que tenga que enfrentar estarán relacionadas  con un estilo de vida inadecuado, evitando los factores de riesgo con mayor implicación como el sedentarismo, el hábito de fumar, el alcoholismo y los malos hábitos higiénico-dietéticos,  bajando de peso, realizando ejercicios, consumir frutas y vegetales, escoger alimentos cocidos por encima de los fritos, el consumo moderado de la sal y de las grasas de origen animal, prefiriendo las de origen vegetal. Todos los hábitos son modificables.

     Terminamos poniendo de relieve que no es una utopía aspirar a mantener una aceptable movilidad en la vejez, El ser humano puede alcanzar edades avanzadas sin que necesariamente se produzcan síntomas que limiten su capacidad funcional y su autonomía. Las personas mayores en situaciones de normalidad,  deben pasear a diario para mantenerse en forma, evitar una vida sedentaria, y tener mayor movilidad y autonomía, a pesar de la edad. Además no es un ejercicio que se deba realizar durante mucho tiempo. Los médicos aconsejan 30 minutos al día. A partir de aquí, todo lo que se pueda.

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