DE LA
DISVINCULACIÓN AL ACTIVISMO
La toma de conciencia de la temporalidad de la vida llevaría a la persona a reorganizar sus proyectos en función del tiempo que le queda por vivir, y del sentido y valor de sus diversas posibilidades. Distanciamiento reciproco entre las personas que envejecen y los miembros del sistema social al que pertenecen. DESVINCULACIÓN provocada ya sea por el mismo interesado o por los otros miembros del sistema.
Desde el punto de vista social, responde a dos necesidades: por una parte, evitar que la desaparición natural de un individuo, tenga repercusiones en el sistema; por otra, contribuir a la capacidad evolutiva de la sociedad, permitiendo a las jóvenes generaciones retomar los sitios liberados por aquellos que están retirando, con lo que se estaría evitando el desempleo entre los jóvenes. Es una complicidad entre lo biológico y lo social. La desvinculación no sería un fenómeno natural y espontáneo, y por lo tanto buscado por el sujeto, sino un ajuste psicológico a los acontecimientos que ocurren fuera de la voluntad del sujeto. Se acepta la desvinculación más como un cambio de roles que como una renuncia. No es una desvinculación sino la modificación de la forma de comportarse. En relación con sus aspectos positivos, asegura el funcionamiento óptimo de la sociedad; representa una forma ordenada de transición del poder; permite a lo individuos adaptarse más adecuadamente a sus pérdidas; y protege al individuo contra situaciones de estrés. Ante la postura de la desvinculación hay otra postura que pone de relieve el ACTIVISMO
Jornadas de Envejecimiento Activo, Promoción de la Cultura y Desarrollo personal
Por otro lado, si el concepto de rol se define como el cargo o función que uno desempeña en alguna situación o en la vida, es necesario tener en cuenta que no siempre el verse privado de una actividad significaría una frustración. Hay ejemplos en los que el individuo florece una vez que ha sido liberado de los papeles anteriores y obtiene mayor disponibilidad de su tiempo. No es la actividad por si misma lo que es provechoso, sino lo que para el individuo tiene sentido. Aplicable, más a la etapa de paso a la jubilación, que al propio envejecimiento. No obstante, existen casos que demuestran que la actividad social no es necesaria ni suficiente para lograr un buen nivel de satisfacción de vida. Lo que viene siendo más importante para el sujeto son, las actividades sociales que tienen sentido para él y no la actividad por si misma.
No es la cantidad de interacción que se tenga, sino el hecho de tenerla, pero de una manera significativa En definitiva, esta situación de actividad tiene aspectos positivos: sentimiento de bienestar, sentirse útil; protección contra el aburrimiento, soledad, enfermedad. Las interacciones sociales contribuyen a mejorar la imagen de uno mismo; ideal para los grupos de edad de la jubilación; rol amortiguador para atenuar las pérdidas de roles más importantes. Se estará pensando que resulta demasiado ideal, ya que se crea una expectativa irreal sobre los individuos que envejecen, para que mantengan los niveles de actividad asociados con las personas de mediana edad, aunque tenga una avanzada edad. Es valida la relación empírica entre actividad y bienestar en la vejez, relación entre el envejecimiento activo y el envejecimiento saludable: conexión vital entre actividad y salud.
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