Cambios en el ciclo vital
Los países desarrollados envejecen. En España el porcentaje de personas con más de 65 años era el 8,2% de la población total en 1960; en la actualidad supera el 17%, y se espera que alcance el 32,1% en 2050. Las causas de este envejecimiento de la población son fundamentalmente: las bajas tasas de fecundidad o número de nacimientos que ha pasado de 2,9 hijos por mujer en edad fértil en 1970 a 1,4 en la actualidad; y el aumento espectacular de la esperanza de vida.
Estamos ganando un tiempo de vida extra. Cada ocho años del calendario, la esperanza de vida a partir de los 65 años aumenta en un año. Eso se refleja en que la esperanza de vida al nacer se ha incrementado en cerca de 40 años, pasando de 41 años a 81 años; y la esperanza de vida a partir de los 65 años ha pasado de menos de 10 años, a casi 20 años en la actualidad. Y estas ganancias continuarán en las próximas décadas.
El alargamiento de la esperanza de vida tiene consecuencias a lo largo del ciclo vital. El aumento de los años dedicados al estudio en la enseñanza oficial o reglada, ha pasado de menos de 10 años de media de la generación nacida en 1940, a los 13,6 años de media que dedica la generación que acaba de terminar su etapa formativa.
La emancipación o edad de abandono del núcleo familiar, se ha situado en 29,3 años para los hombres y 28,3 para las mujeres.
Se retrasa la edad del primer matrimonio, 32 años en el caso de los hombres y hasta los 30 años para las mujeres.
La edad media en que las mujeres tienen su primer hijo ha pasado de los 25 años en 1975 a 29,5 años en la actualidad..
El retraso en cerca de 10 años en cuanto a la edad de acceso al mercado de trabajo, que a mediados del siglo XX estaba en los 18 años de edad mientras que ahora se acerca a los 30 años
Por último indicar que la esperanza de vida después de la fecha de la jubilación ha aumentado hasta alcanzar una media de 14 años. Vivimos más años. Las personas mayores representan el grupo de población más variado y heterogéneo, con diferencias biológicas, físicas, mentales, culturales, históricas... que no sólo las distinguen de los adultos y de los niños, sino que también les hace ser diferentes entre ellos mismos. Su calidad de vida depende no solo de factores biológicos asociados a la salud y la enfermedad, sino además de factores sociales, culturales, los hábitos de vida. Se hace necesaria una llamada de atención a la sociedad en general de la importancia de conocer esta etapa vital que puede representar una cuarta parte, y en ocasiones un tercio de la vida de una persona
Podemos concluir poniendo de relieve que durante el envejecimiento no sólo se producen pérdidas y deterioros. También se mantienen los aprendizajes y la experiencia, e incluso se desarrollan o aprenden nuevas habilidades para la adaptación y afrontamiento de estas pérdidas, así como la capacidad para seguir creando y participando socialmente, formando parte de la sociedad.
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