No tienen
porque estar unidos los términos envejecimiento y enfermedad, aunque sí es
cierto que con la edad se van acumulando excesos de toda una vida, que pueden
alterar la salud. Por ello es muy importante la prevención y que ésta se
realice desde edades tempranas.
En
épocas pasadas no existía interés en promover un estado óptimo de salud física,
mental y social en la población envejecida.
A causa de la edad, se
consideraba que cerca del final de la vida, el prevenir y modificar factores de
riesgo no tenia sentido. Esta idea, sin embargo, se ha ido abandonando en los
últimos años con el creciente interés que despierta este grupo de población y
el conocimiento de que es posible fomentar y mantener su salud. Es
cierto, sin embargo, que en las personas mayores la prevención de enfermedades
tiene aspectos especiales. Más importante que disminuir la mortalidad y
aumentar la expectativa de vida, lo que se persigue con las medidas preventivas es
retrasar el deterioro funcional, evitar la dependencia y mantener la autonomía
y la calidad de vida. De ahí la
importancia de las actuaciones en el
ámbito de la educación sanitaria, políticas de salud pública y tratamiento de enfermedades
Cuando aparece
la enfermedad en personas mayores, aumentan las posibilidades de que coincidan
varias dolencias, lo que hace que una altere y potencie a la otra, y que sea
necesario administrar varias medicinas a
la vez. El cuerpo no responde de la misma forma que antes, por lo que es muy
probable que crezca el riesgo de que se pueda producir incapacidad si no se
cuida de manera adecuada.
Cuando una
persona mayor padece una enfermedad tiene miedo, sobre todo a no sobrevivir y
morir. Por ser mayor, se aprecia la muerte de una forma más cercana que a otras
edades más jóvenes y se tiene la experiencia de conocidos que ya han fallecido,
entre ellos sus propios cónyuges. Por ello ponemos de relieve las distintas posiciones o actitudes más
comunes de las personas mayores ante la
enfermedad.
En primer lugar tenemos a las que quiere
curarse. La mayoría se encuentra
dentro de este grupo. Son colaboradoras y agradecidas, siempre y cuando se les
trate de la forma idónea.
Hay un segundo
grupo de personas mayores que no quieren curarse. Esto es muy poco frecuente,
puede que deseen morir, pero si esto es así se debe a que se consideran una
carga tanto afectiva, como familiar.
Y una tercera
situación es el grupo de personas mayores que quieren seguir enfermos para así
manipular el entorno. Es poco frecuente, pero en algunas ocasiones, la persona
mayor sólo ve esta situación como única medida de llamar la atención ante la
falta de cuidados o afectividad por parte del entorno. Aquí los familiares
deben saber cómo corregir esta situación. Un trato cariñoso constante y no sólo
cuando están enfermos es una buena solución.
Y por último vamos a poner de
relieve algunas recomendaciones
útiles para los cuidadores en relación con las personas mayores enfermas. Son
éstas:
Intentar
comprenderlas, para así poder entenderlas mejor.
No hay que
gritarles, se les debe hablar siempre en tono normal, mirándoles a la cara, y
con contacto físico (dándole la mano, suaves caricias en el dorso, etc)
Es tan malo el
pesimismo como el optimismo. Una visión realista, positiva, es la mejor forma
de afrontar sus problemas
Aunque es
importante hablar con las personas mayores enfermas, lo más importante y lo más
difícil es saber escucharlas sin prisas y sin críticas.
Todo lo
relativo a las personas mayores, sobre todo a las de más edad, al igual que
ocurre en el caso de los niños de menor edad, requiere paciencia, ya que la curación y la recuperación es más
lenta que en otras edades. Con impaciencia no se alcanzará nada
No es
conveniente hacer las cosas que precisen más de lo necesario. Hay que ayudarles
lo justo, hacer lo que no puedan y dejarles cuando ya lo pueden hacer. Por
ejemplo, podemos servirle y cortarle el pan, el filete, pero dejar que ellos se
lo lleven a la boca
El respeto de
su intimidad es fundamental. Todo lo referido a la higiene corporal es siempre
un daño a nuestro pudor, por lo que el respeto en este sentido es básico. Que
el cambio de pañales o el baño se haga en intimidad ayuda a demostrar el
respeto que se tiene por la persona a quien se cuida.
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