domingo, 26 de febrero de 2012

LA VENTANA DEL MAYOR (93)

Actitud de la persona mayor ante la muerte, el duelo y la viudez

El acto de morir es un proceso normal que le ocurre a todos los seres vivos, y al igual que el acto de nacer, constituye una parte más de la existencia. Es una experiencia única de cada persona, que representa la culminación del proceso global de envejecimiento.

El hecho de morir implica dejar de vivir. La muerte es el fin inevitable de la vida y, sin embargo, algo que todos debemos afrontar. Hay personas mayores que creen que la muerte es el único futuro que les queda por lo que tienden a fijarse objetivos a corto plazo, y a adoptar una filosofía de la vida que consiste en vivir el día a día.

La persona mayor ante la muerte experimenta algún tipo de miedo: miedo al dolor, el miedo a la soledad y el miedo al sin sentido.

El miedo al dolor es universal. El dolor es subjetivo y causa temor, bien sea real o imaginado. El alivio del dolor es un objetivo primario.

El miedo a la soledad. El acto de morir es una experiencia individual. Cada uno de nosotros debemos afrontarla solos. La relación con otras personas que estén sanas puede ayudar a que se disipe el miedo ante el hecho de morir. Buscamos la seguridad de saber que alguien está a nuestro lado.

Miedo al sin sentido. El miedo de que la vida haya carecido de sentido hace que se rememore continuamente experiencias del pasado. Las personas mayores que están en el trance de morir pueden pasar muchas de sus últimas horas rememorando el pasado con el deseo de reconciliarlo con el presente ayudando a reconciliarse con los conflictos y fracasos del pasado, otorgando un sentido a su vida. Además, recordar el pasado puede proporcionar simplemente una sensación placentera. Un recuerdo agradable puede servir de tranquilizante y, a su vez, aliviar la tensión y la angustia

Un derecho fundamental del ser humano es tener una muerte que esté de acuerdo con sus valores individuales. En este sentido afrontan la experiencia de la muerte con una fuerte confianza en su fe religiosa. En ocasiones este férreo sentimiento religioso proporciona la paz y la firmeza necesarias para afrontar la muerte.

Y ahora vamos a poner especial atención al proceso vivido por la muerte del cónyuge, es decir, del marido o mujer, del esposo o esposa, siendo la mayor probabilidad de que esto ocurra en la etapa de persona mayor.

¿Como se vive la pérdida del cónyuge?. El duelo es una reacción emocional que se da frente a una pérdida traumática que necesita un tiempo y un proceso para volver al equilibrio normal. Se inicia cuando nos enfrentamos a la noticia de la muerte. Se experimenta sentimientos de pena y dolor, incredulidad y confusión. Hay un desorden emocional y se comienza una búsqueda de quién ya no está. Surgen los sentimientos de soledad, añoranza… que dificultad la adaptación a la nueva realidad. En una adaptación que puede durar hasta dos años, la persona mayor toma conciencia de la pérdida, acepta el vacío, reaparece la paz y el sentido de vivir, y se atenúa las emociones y sentimientos. Ya se ha aceptado la pérdida y el recordar no causa dolor

Y ahora una segunda situación. ¿Como se reorganiza la vida de la persona mayor después de la pérdida?. La viudez es una de las experiencias más duras a las cuales se ve enfrentado la persona mayor. Al ser el ciclo de la vida de los hombres más corto, y ser éstos de más edad que sus esposas al comienzo de la relación, la situación de viudez es más frecuente entre las mujeres mayores, lo que lleva consigo una serie de conflictos de tipo económico y emocional. Por su parte los hombres viudos, tienden a sufrir intensa depresión luego de la muerte de sus esposas, lo cual se traduce a veces en la búsqueda de una nueva pareja. Debe reconstruir una identidad y aunque las palabras siguen siendo las mismas, cambian de significado. La familia no es lo que era. Ni el hogar, ni el matrimonio.

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