viernes, 16 de abril de 2010

LA VENTANA DEL MAYOR . (2)

VIUDEZ Y MATRIMONIO ENTRE PERSONAS MAYORES

Perder a la esposa o al esposo de toda una vida causa un vacío que las demás personas no pueden llenar. Cuando nos abandona para siempre, se inicia el proceso de duelo más doloroso que existe. Según los estudios, deja una herida emocional inevitable.

Lleva consigo la partida del compañero/a del amigo/a, proveedor/a, amante, protector/a. Padre o madre de los hijos y hasta de un estilo de vida, lo cual obliga a reemprender muchas cosas.

Después de la conmoción de la muerte aparecerán muchos síntomas físicos en la pareja sobreviviente y sentimientos tan dolorosos que hacen meditar que nunca se podrá superar la perdida

Es importante, sin embargo pensar, que como promedio se necesitan de seis meses a dos años para alcanzar la etapa de aceptación. El consuelo llegara cuando se acepte que el ser amado se le lleva en el corazón, internamente. La aceptación lleva a la amortiguación del sufrimiento y a la posibilidad de seguir creciendo como ser humano.

En este proceso la familia es muy importante por que el viudo/a, puede encontrar su fuente de apoyo, de intimidad, protección, autoestima, compañía y cariño

Pero cada ser humano tiene el pleno derecho y la obligación de iniciar de nuevo otras relaciones afectivas. Es normal formar apegos y es anormal vivir aislado en soledad.

La vida es oportunidad para amar, perdonar, reemplazar, empezar de nuevo y guardar la esperanza y la fe hasta el final

En estos años, por aumento del promedio de vida, con más frecuencia personas mayores contraen matrimonio. Ello conduce a varias reflexiones: JAMAS REPETIRÁN EL MATRIMONIO DE CUANDO ERAN JÓVENES, MUCHO MENOS EL NOVIAZGO. Todo es diferente: ellos son diferentes, sus familiares son diferentes, sus anhelos son diferentes.

No es fácil dar normas aunque sean muy generales. Es muy diferente el matrimonio que envejeció al matrimonio entre dos personas mayores.

El matrimonio que envejeció con 40 o más años de matrimonio es una institución irremplazable, no saben vivir el uno sin el otro. Están completamente integrados.

El matrimonio de mayores no tiene los antecedentes de convivencia de decenas de años que generó no solo amor sino un máximo entendimiento y mutua dependencia.

Deben, los mayores que desean contraer matrimonio, meditarlo mucho y estar preparados para máxima tolerancia entre ellos, pero también predispuestos para el cambio porque son dos personas con carácter formado, idiosincrasia formada, etc, etc. que son muy difícil o imposible de cambiar, solo compatibilizar y aceptar diferencias.

A todo esto hay que agregar y tener muy presente las diferencias de salud que ambos puedan padecer y los familiares directos (hijos) que puedan integrar el hogar.

Superado lo anterior, algo bastante difícil, falta la armonía matrimonial. Personas mayores, casi siempre con experiencias de matrimonios anteriores, responsables de sus actos, habrán considerado todo lo anterior.

Aquí sí es muy importante el periodo de "novios" que debe ser más de inteligencia que de pasión amorosa. Todos los detalles deben ser tenidos en cuenta. La gama de detalles es infinita.

Falta considerar el propio matrimonio, su futuro; tiene por lógica una posibilidad de vida corta. Los días para este matrimonio cuentan como semanas o meses de esposos jóvenes. No deben perder días en enojos, distanciamiento, etc., etc. cuando no viajes no en pareja.

Deben vivir paradójicamente cada día de su matrimonio en plenitud afectiva en la medida de sus posibilidades físicas y económicas.

Dos personas mayores que han resuelto, superando todos los inconvenientes, que son muchos, casarse es porque quieren compartir los peores años de salud juntos: porque están en los años de ancianidad o próximo a ello y como es lógico los problemas de la vejez siempre tienden a agravarse.

No tiene otro fin este matrimonio así formado, que el vivir juntos, sin posibilidades de hijos, frente a los peores años y con posibilidad de importantes problemas familiares de ambos esposos. Esto demuestra que el ser humano busca el máximo refugio y lo encuentra en el matrimonio.

Este panorama debe ser entendido, reflexionado y asumido por los futuros esposos. Si es realizado solo por amor, enfrentando los últimos y peores años de vida, ese matrimonio es más que meritorio. Se casaron solo para eso: porque estando junto son felices, entonces deben hacer todo lo posible para lograrlo, contando los días sin dejar de disfrutar todos y cada uno. Esto mismo deben asumirlo los familiares directos para no ocuparles su tiempo.

Es por lógica, un matrimonio distinto, muy distinto, al de esposos jóvenes que es activo, batallador, con muchos deseos sexuales, sin hijos, etc., etc. y casi siempre de buena salud, este matrimonio de mayores es casi siempre tranquilo (depende la edad) todo resuelto y solo busca la paz a lograr entre los dos.

Se necesitan muchas condiciones personales para el éxito y sobre todo saber deponer -ambos esposos- muchas actitudes personales en bien del nuevo matrimonio y más aún, olvidar virtudes de los matrimonios anteriores, si las hubo. Las comparaciones siempre son motivo de discusiones.

¡Cuánto deben amarse dos personas mayores para animarse a vivir sus últimos y más difíciles años juntos!

Un buen matrimonio de adultos: integrado, feliz sin segundas intenciones ni intereses mezquinos es un ejemplo para que los jóvenes sientan la fuerza del amor conyugal.

Aquí, en estas circunstancias, la formación y grado de cultura de cada uno es muy importante

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