jueves, 19 de agosto de 2010

LA VENTANA DEL MAYOR . (33)

PLANTEAMIENTO GENERAL DE LAS ESPECTATIVAS DE LA VEJEZ



ENRIQUE POZÓN LOBATO

Doctor en Derecho, Doctor en Ciencias de la Educación, Ponente del Aula de Mayores de la Universidad de Málaga, ex Secretario General y ex profesor de la Universidad Laboral de Córdoba



La vida, además de su vertiente biológica es una empresa personal, una articulación entre el pasado – memoria -; el presente – decisión -, y el futuro – proyecto -.

Para la opinión pública aunque sensibilizada, la vejez sigue siendo una asignatura pendiente. La ignorancia sobre la vejez es generalizada.

Nuestra sociedad ha sido seducida por la juventud. Nadie lanza un mensaje que diga ¡que grande es ser persona mayor¡ como si el ser mayor fuese una edad en la que no se puede contribuir al bien común.

En la práctica social, al considerar a la juventud como un estado deseable, se produce una clara discriminación, que conduce a catalogar a la personas mayor, como un “inútil social”, que ha de disimular y negar su propia identidad, intentado competir en el mismo plano con los mas jóvenes.

¿Pero es posible anular la edad o detener el proceso del tiempo haciendo realidad la idea de que “uno no es viejo hasta que quiere”?

Llegar a viejo es ya el horizonte normal en la vida de los ciudadanos. El envejecimiento afecta en la actualidad a algo más de siete millones de personas mayores de 65 años, lo que supone el 16,75 de la población total española. A ello hay que añadir el fenómeno del sobreenvejecimiento, con un aumento de octogenarios y centenarios.

Ello conduce al planteamiento de dos cuestiones: la necesidad de la resocialización del mayor, con una educación para el cambio; y la atención a situaciones de dependencia, que conlleva la pérdida de autonomía Se busca hacer compatible la longevidad con la autonomía personal y calidad de vida – más vida a los años –.Los impactos del progreso como consecuencia del avance tecnológico, introduce nuevos elementos de cambio social que influye profundamente en la vida de las personas mayores.

La sociedad valora a las personas mayores como una categoría independiente, separada como grupo, con características propias y comunes y a la que la sociedad le administra su bienestar y diversión, actuando como cuidadores. Los mayores están más tutelados que respetados, más dirigidos que orientados, recibiendo trato de favor que les hace perder autonomía, aportación, responsabilidad, exigencias, obligaciones y compromisos.

Esta situación conduce a que las personas mayores no encuentren una parcela en el marco de la cultura contemporánea, no aceptando lo que recibe y lo que es peor, no actuando para conseguir sus propios objetivos. Se contempla vulgarmente como una realidad que afecta sólo a una parte de la población. Supone una situación de crisis entre la aspiración natural al crecimiento y las pérdidas que se presentan con la edad.

Por nuestro propio interés hay que cambiar la idea de vejez para que la sociedad adquiera una mentalidad abierta que supere prejuicios y actitudes negativas.

Si se mantiene el prejuicio al referirnos a las personas mayores, de que ellas son el problema y yo, es decir la sociedad, la solución, desembocaremos en una situación en que las personas mayores serán menos receptoras, sujetos pasivos, abocados a la dependencia, a la perdida de autonomía, expropiados de sus respuestas.


Por el contrario se ha de provocar en las personas mayores significados para vivir, convirtiendo el envejecimiento en una etapa activa, creativa y esperanzada. Toda persona lleva en su interior el deseo profundo de realizar algo que tenga sentido, encontrando valores que den explicación a su existencia.

La etapa de persona mayor ofrece la oportunidad de cambiar el rumbo de un proyecto de muerte por un proyecto de vida. Pero nuestra sociedad no está éticamente madura para comprender a las personas mayores como proyecto de vida.

Las imágenes y noticias que ofrecen los medios de comunicación no corresponden a la realidad actual de las personas mayores, no contemplándose suficientemente en el discurso educativo, un enfoque cultural de los mayores, con actitud participativa, autorealizable, intelectual, con amplios espacios para la creación, recreación e intervención.

Desde la educación la persona es un ser inacabado, en todos sus aspectos y dimensiones, ya que su desarrollo necesita de ella – de educación -, a lo largo de su vida, para adaptarse a situaciones nuevas. De lo contrario quedará amarrada al pasado, impermeable a los cambios.

Persona y educación son, en definitiva, inseparables, siempre que el ser humano opte por lo bueno y valioso, ante la pluralidad de posibilidades que se le ofrece. Educación que pone a disposición de las personas mayores conocimientos actualizados que les permita comprender el mundo contemporáneo, respondiendo a sus intereses. Se acepta que la educación es el gran instrumento para mejorar la calidad de vida de las personas mayores

Se piensa que las personas mayores no son capaces de entender los nuevos avances tecnológicos, y que existen muchas cosas que no pueden hacer. Y sin embargo en el futuro, la sociedad que proclama los valores relacionados con la juventud e identifica el envejecimiento con la decadencia y la marginación, se vera amenazada por el hecho de que las personas mayores serán cada vez mas, dispondrán de mejor salud, con una atención sanitaria universal, un buen nivel económico y sobre todo un mayor nivel cultural, con un mayor peso en todos los ámbitos, mucho mas dinámicas, mejor informadas, con variedad de opciones de ocio y tiempo libre.

En definitiva a la vejez se le ha dado significados negativos y positivos. Para los primeros la vejez es antesala de la muerte, etapa degenerativa del ciclo vital, en la que predomina los fenómenos involutivos. Etapa sobreprotegida, considerando a la persona mayor como subespecie de caridad.


Los significados positivos de la vejez, consideran a esta etapa como un momento especial de la vida, en que se decantan todas las experiencias obtenidas; se logra el equilibrio espiritual buscado durante la existencia; gran oportunidad para el despliegue de actividades y tareas que faciliten la participación social.

La imagen positiva del envejecimiento, ha de reflejar: la creatividad, la necesidad de actualizarse, valorando lo mejor de cada momento, de amar la vida, disfrutando de sus nuevas posibilidades a nuestro alcance, como algo inherente a la condición del ser humano a lo largo de toda su existencia; la participación de forma activa y comprometida en multitud de organizaciones y proyectos solidarios, con la esperanza de conseguir un mundo mejor; la superación de los estereotipos consumistas y reconocer que la belleza y prestigio social, están conectados con el desarrollo integral y coherente de la personalidad, a lo largo de toda la vida; y que la vejez tiene unos valores – gerontocracia -, como la experiencia, la prudencia, la constancia, la sabiduría, la reflexión, la tradición… Y en una sociedad que ha reducido el conjunto global de valores a los de utilidad, placer, eficacia, fuerza inmediata, capacidad para dominar e imponer un orden, ha olvidado los valores destacables en la vejez, como el sincero detalle del cariño, el silencio contemplativo, el diálogo sin prisas, la verdad, el bien, la belleza, el dolor enamorado…

En la vejez considerada como una etapa más del crecimiento humano, se ha de plantear la consecución de cuatro objetivos, para alcanzar la plenitud de las personas que envejecen:

1º - Ayudar a un ser frágil – se necesita vivir -.

2º.- Reforzar sus mundos vitales – se necesita saber para que vivir -.

3º.- La vejez es el inicio de un nuevo proyecto – ya no importa tanto vivir a pesar de la vejez, sino de vivir con la vejez para los demás -.

4º Autoorganización – lo importante no es lo que se tiene, sino lo que se construye con lo que se tiene -.

A manera de conclusiones, ponemos de relieve:

Lo importante es que el ser humano se prepare para la vejez, si es posible, bastante antes de que llegue el atardecer de la vida, evitando así el miedo a la soledad, la tendencia al aislamiento y el temor a los achaques

No es una falsa ilusión o terrible ironía, la posibilidad de seguir creciendo y desarrollando cuando uno es persona mayor

No se puede afrontar la vejez mediante la búsqueda de soluciones inexistentes que la hagan desaparecer pero si su aceptación serena en un marco de suficiente autonomía.

El Dr. Gregorio Marañón se hacia estas dos preguntas: ¿Se podrá luchar contra la vejez? ¿Llegará un día en que el hombre muera de viejo sin estar viejo?.

A estas dos interrogantes él contestaba: “creo que llegará ese día, y no me parece que este muy lejos. La lucha contra la vejez no es conservar la vida sino mantenerla con eficacia, con cierto vigor. Que todos vivamos una larga vida y nunca lleguemos a ser viejos, y el que se crea viejo que aprenda a disfrutar como mayor, cada minuto del día”.

Y en una publicación de 1952, a los 72 años de edad, se expresaba así: ”Vivir no es solo existir… sino existir y crear… saber gozar y sufrir… y no dormir sin soñar….descansar es empezar a morir”

Ramón Menéndez Pidal en Papeles de Sor Armadans (1959), escrito a los 90 años de edad, sostenía: ”No debemos empezar pronto la senectud, sino al contrario, rebelarnos contra ella en todo lo que la rebeldía puede ser sensata, no dejando decaer la actividad vital, no dejando decaer el amor a las obras comenzadas en la juventud, dando calor a las ilusiones de razonable esperanza”


Por último, Julián Marías decía: “El envejecimiento es el lado soleado de la vida, de manera que sea fecundo y estimulante residir en él”




No hay comentarios:

Publicar un comentario