CLAVES DE UN BUEN ENVEJECER ( 1 DE 4)
EL ENVEJECIMIETO ACTIVO
Tradicionalmente
los estudios sobre la vejez han tendido a centrarse en los problemas que se
suponen inherentes al proceso de envejecimiento. Así, desde un punto de vista
individual, la preocupación fundamental ha sido prevenir o remediar las
pérdidas que puedan comprometer la salud, el bienestar o la autonomía de las
personas mayores. Desde el punto de vista social, interesan aspectos como el
impacto del envejecimiento de las poblaciones de los países desarrollados en el
mercado laboral o en el sostenimiento de los sistemas de protección social
Frente a la perspectiva centrada fundamentalmente en la pérdida, en los últimos años se ha abierto paso un punto de vista complementario que trata de estudiar cómo las personas mayores son capaces de evitar o superar dificultades, de mantener elementos importantes en su vida e incluso de acumular competencias y ganancias hasta edades muy avanzadas. Este nuevo paradigma para abordar el envejecimiento busca las claves que determinan un ‘buen envejecer’ y que hacen que cada vez más personas puedan disfrutar durante más años de una vejez saludable no sólo desde el punto de vista físico, sino también desde el punto de vista psicológico y social. De esta manera, se trata de evitar asociar el envejecimiento exclusivamente a la idea de declive, para pasar a explorar el potencial y los límites de desarrollo en las últimas décadas de la vida.
Frente a la perspectiva centrada fundamentalmente en la pérdida, en los últimos años se ha abierto paso un punto de vista complementario que trata de estudiar cómo las personas mayores son capaces de evitar o superar dificultades, de mantener elementos importantes en su vida e incluso de acumular competencias y ganancias hasta edades muy avanzadas. Este nuevo paradigma para abordar el envejecimiento busca las claves que determinan un ‘buen envejecer’ y que hacen que cada vez más personas puedan disfrutar durante más años de una vejez saludable no sólo desde el punto de vista físico, sino también desde el punto de vista psicológico y social. De esta manera, se trata de evitar asociar el envejecimiento exclusivamente a la idea de declive, para pasar a explorar el potencial y los límites de desarrollo en las últimas décadas de la vida.
Conceptos
como el de envejecimiento activo, envejecimiento competente, envejecimiento con
éxito o envejecimiento productivo son diferentes maneras de abordar
científicamente esta perspectiva positiva de la vejez. Aunque todos ellos
apuntan a una misma dirección, cada uno presenta matices y énfasis diferentes.
Quizá el término más frecuentemente utilizado, y el que mayor calado ha tenido
dentro del actual discurso popular y político sobre el ‘buen envejecer’, es el
de envejecimiento activo, pretende resaltar una visión
positiva de la vejez y fomentar la puesta en práctica de políticas sociales que
la fomenten. Se define como ‘el proceso de optimizar las oportunidades de salud, participación
y seguridad para promover la calidad de vida a medida que se enveje.
Los mayores no sólo no desean
desvincularse, sino que, si se les
ofrecen oportunidades para ello, tratan de seguir activos y sustituyen roles
perdidos, por otros nuevos. Este
mantenimiento de la actividad en la vejez promovería la satisfacción y el
bienestar en esta etapa vital. Pero el término ‘actividad’ es muy ambiguo:
¿todas las actividades tienen el mismo valor?; ¿qué actividades fomentan el
‘buen envejecer’ y cuáles quizá no tanto?. En este ámbito, otros conceptos,
como el de envejecimiento con éxito o
‘envejecimiento satisfactorio’ o el de envejecimiento productivo han tenido una
influencia mucho mayor